Capítulo 40. Primavera

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Nuestro cariño comenzó a dar sus frutos así como fueron pasando los días en los que todo iba de maravilla, no podría decir que amor porque claramente era muy pronto para eso, ni siquiera sé qué somos... ¿Quedantes? ¿Amigos que se besan y toman de la mano? ¿Amigos?. La nieve ya no cae tan pesada, incluso los campos empezaron a verse verdes otra vez, incluso cuando al invierno le faltaba todo un mes para irse.

Me encuentro leyendo e Isaac juega videojuegos, ya habíamos vuelto a clases y el día de hoy estuvieron tranquilas. Decidimos venir a mi casa a comer y a hacer tarea, pero nos dio mucha flojera lo segundo, que decidimos ni intentarlo siquiera.

Él sigue con la vista pegada a la pantalla, pero de vez en cuando voltea a verme. Una mirada llena de luz y una tierna sonrisa obtienen la llave de mi corazón. Con su mirada me conecté a él, me sentí más tranquilo que de costumbre. Sólo disfrutamos del momento, olvidando el alrededor.

Él se levanta de la cama y se queda de pie buscando algo en su celular. Sólo veo cómo su dedo baja y baja por aquel dispositivo hasta que encontró algo. Sube el volumen y reconozco la tonada de la canción...

¿Me concede esta pieza, joven Lington? —Dice extendiendo su mano derecha hacia mí, yo pongo mi mano sobre la de él.

Con gusto.

Los pasos que llevamos son lentos, puedo decir que hasta parece primer baile de bodas. ¿Será así como él me está diciendo que ésto puede que dure por siempre?

Como terminamos algo fastidiados, decidimos ir a dar una vuelta a la manzana. No es que haya mucho que ver en un fraccionamiento repleto de plazas, pero para mí cada pequeño momento valía la pena con él. Pero... de nuevo Isaac se veía extraño, estaba mucho en sus pensamientos, él no es así, casi siempre se le notaba que enfocaba en algo o incluso ido, nunca tan sumergido en su cabeza.

¿Qué ronda por ahí? —Le digo tocando con mis dedos mi cabeza, refiriéndome a la de él.

¿Ah? No, nada.

Nubes grises se habían formado en el cielo, dando pasos a pequeñas gotas de lluvia. Decidimos regresar a casa y quedarnos en la puerta principal a ver la lluvia. Mi cabeza sobre su hombro. Su mirada dirigida hacia la calle, ¿qué estará pensando?

Darling:

Hay muchísimas más cosas que quisiera decirte, pero creo que no es el momento correcto, así que simplemente me las guardaré y esperaré a que ellas mismas fluyan de forma natural. Por ahora, sabes que yo te seguiré hasta donde sea, si tú sigues siendo así de bueno, Isaac, incluso te seguiré a casa, cuando nuestro hogar ya está aquí.

Sotisficada y dulce sensación traída desde el paraíso y hecha por los más hermosos ángeles.

Te he de contar que me da miedo esta sensación, es una esperanza traicionera.

¿Qué más te puedo decir? Sólo... Espero que estés bien, esta carta es un "¡Hey! ¿Cómo estás? Sólo hablaba para saber de ti, sin algún tema de conversación, porque ya no es que lo ocupemos".

Te quiere,
Cole.

Darling, DarlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora