Darling, Darling

Capítulo 26. Yo Nunca Nunca

¡Se me va a hacer tarde! Agarro la maleta que he dejado al lado de mi cama la noche anterior, bajo las escaleras y desayuno un cereal mientras escucho las noticias.

—Este día, la temperatura más alta será de 25° y la más baja de 17° por la noche —bien, sí llevo una chamarra gruesa por si acaso, unas playeras y por si acaso un traje de baño—. Así que gocen los últimos días en los que hace poquito calor, abríguense en la noche y disfruten de las vacaciones de invierno.

Al acabar, voy hacia la casa de Dalia para pasar por ella y por Luke e irnos a la casa de Isaac.

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—Hey, hola. —Dice Isaac justo al llegar a su casa, mientras sube las maletas a la camioneta y pidiéndome las mías.

—Hola.

—Suban, ya estamos listos, sólo vamos a pasar por Jeff y Thena (su amigo y su novia) y nos vamos al bosque Underwoods.

—¿Nosotros atrás? —Pregunta Luke.

—Sí, también estarán Jeff y Thena atrás, así que Cole, vente de copiloto. —Explica Isaac.

—Bien, adelante entonces.

El camino para llegar al bosque toma una hora y media, así que nos turnamos para poner música de mi celular. Jeff y Thena ponen a Videoclub, Delia a Shakira, Luke rock en inglés de los 90's, Isaac a Guns N' Roses y yo a Lana.

—Pon la de Guns And Roses. —Me dice Isaac sin quitar los ojos de la carretera.

—¿La canción o la banda?

—La canción, tontito. —Se la pongo y para mi sorpresa, él la estaba cantando. Se la aprendió completa.

Al llegar, lo primero que hicimos fue armar las tres tiendas de campaña que traíamos y acomodar el lugar para la fogata de más tarde.

—¿Traen traje de baño? —Dice Isaac.— Hay que ir a nadar al lago.

—Yo sí. —Dicen al unísono Jeff, Thena y Delia.

—Yo también —comento—. Vamos.

Nos vestimos y nos dirigimos al lago.

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Él se quitó su playera y de nuevo pude ver su bello abdomen de jugador de americano. Y se aventó al agua con emoción. Yo, me quité la playera y me sentí tan apenado, no poseía nada para mostrar, sólo huesos por lo delgado que soy. Necesito hacer ejercicio.

—¡Ya entra al agua! —Me grita Isaac, alejándose más y más se la orilla.

—Ahora te alcanzo.

Estuvimos al rededor de una hora y media en el agua, jugando o simplemente flotando, sin poner atención al exterior.

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El sol se estaba poniendo.

Salimos del lago y nos quedamos en unas rocas que estaban en la orilla, viendo cómo el sol desaparecía ante nosotros, dejando consigo un cielo lleno de hermosos focos de luz y el astro más hermoso de todos.

—¡Mira! —Dijo apuntando al cielo.— Allá va una estrella fugaz.

—Pide un deseo.

—Ya lo tengo todo. ¿Qué podría pedir?

"Dile."

Tal vez a él no le hace falta algo, pero a mí sí.