Capítulo 34. Fuegos Artificiales

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Isaac

8:00 PM

-¿Qué sigue?

-Realmente no sé -pone una mueca-. Ya acabamos con los juegos mecánicos... No creo que tengas hambre ahorita... ¿Qué te parece si sólo caminamos por ahí y vemos qué cosas hay?

-Bueno, me parece bien, Lington.

-Ja. Vamos por allá, Collins.

En los que podríamos llamar puestos, había muchas cosas que las personas vendían. Piezas para los nacimientos, decoraciones para los árboles navideños, comida... Cole se detiene en uno en específico... Había figuras de vidrio y collares con mini figuras del mismo material. Él se le quedó viendo a un collar con la figura de un zorro enrollado color azul cielo. Sabía que lo quería, pero simplemente lo dejó ahí... No lo tomó y siguió avanzando a ver qué había en el otro.

-Disculpe, ¿qué cuesta éste? -Le digo amablemente al que atendía el puesto.

-A $80, hijo.

-Me lo llevo. -Saco dinero y se lo doy, él me da el collar en una caja pequeña y me guiña el ojo.- Gracias.

Corro para alcanzar a Cole, que ya se encontraba comprando donas.

-¿Ya no aguantabas? -Río.

-La verdad es que no. -Dice dándole una mordida a una dona con glaseado blanco.- Toma -me da una-. Ésta es tuya.

Seguimos caminando y ya nada era interesante en aquellos puestos. Así que nos detuvimos en el parque que se encontraba a un lado.

Buscamos una banca en específico, esa que se encontraba en la fuente y que estaba debajo de un árbol de naranjas.

-Mis pies están palpitando.

-Qué poca condición tienes.

-Te recuerdo que yo no soy jugador de americano.

-Bueno, sí. Pero deberías tener mejor condición.

-Uy, perdón, Collins.

-No estás perdonado hasta que mejores esa condición.

Ambos reímos. El momento no podría ser mejor.

-¿Qué piensas estudiar, Cole?

-La verdad... -se le queda viendo al cielo, como si la respuesta estuviera en un astro- no sé exactamente. He querido ser laboratorista químico, pero ya no me veo en eso. ¿Te puedo contar algo? -Asiento con la cabeza.- No me veo después de terminar la escuela.

El silencio quedó ahí. Algo de extraño tenía eso que había dicho, sólo que estaba muy distraído para poder analizarlo.

-¿Y tú? -Pregunta, haciendo que por fin se rompiera el silencio.

-Pues estoy pensando si seguir con el deporte o... ingeniero mecánico.

-Suena bien, Collins.

9:30 PM

Seguíamos en aquel pequeño parque. A lo lejos, las risas y gritos de los niños, campanadas de iglesias que avisaban misas navideñas... Todo era tan... vivido en el momento.

Pequeños copos de nieve comenzaban a caer, no indicaba tormenta, así que todo será excepcional.

-Vamos por una bebida caliente, ¿te parece?

Darling, DarlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora