Capítulo 42. Te Quiso, Cole

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Es que... Ammh... Isaac... —tiene miedo, ¿qué tan fuerte puede ser algo en este momento?— Él trajo a una chica.

Mis movimientos sufrieron una terrible parálisis. Me quedé congelado al escuchar eso. ¿Cómo es que trajo una chica después de besarnos varias veces? ¿Cómo lo hizo después de que casi llegáramos a algo más? Él ha tomado mi corazón y lo hizo añicos... Puedo sentir cómo los pedazos caen hasta el suelo.

Luke es quien abre el vehículo y me hace entrar seguido de él. Desborde colosal.

¿Por qué a este chico le encanta lastimarme? ¿Qué pasa por su cabeza?

El recorrido fue sumamente incómodo, la chica, de nombre Mirana, platicaba de las cientos de cosas que le ocurrían en su "prestigiosa" preparatoria y sobre los viajes que realizó al viejo mundo. La información que enviaba me entraba por una oreja y salía por la otra.

A propósito, miraba a Isaac a través del espejo. Podía ver pena, remordimiento, no obstante, también veía un "perdón, lo hago por nosotros". Lo que él no sabe es que yo desearía ser quien agarrara su mano todos los días, con quien camine de regreso a casa, aquel con el que pudiera ser la versión más horrible y cruel, y que aún así yo lo seguiría queriendo.

Se estacionó en un lugar realmente bueno. Se podía ver toda la pantalla y nadie en frente de nosotros nos estorbaba.

La película de hoy era una romántica. Yo le prestaba más atención a ella que a las personas que están en frente de mí... Hasta que llegaron a un punto... ¿Extraño? No lo sé, pero Isaac cruzó la línea. Mirana lo empezó a ver, con su mano tomó un mechón de su cabello y lo colocó detrás de su oreja y la otra mano la puso sobre la de él. Isaac volteó a verla, ambos se estaban viendo. Se acercaron y se dieron un beso.

Un sentimiento creció y salió de mí.

¡Estoy harto! —Grité. Grité con tanta fuerza que todos, los tres, se me quedaron viendo. Una lágrima, y esas que son de enojo, salía de mí. Tomé la manija, abrí la puerta, escuché cómo Isaac intentó ponerle seguro, pero falló. Salí de la camioneta y comencé a andar a ningún lado, sin rumbo específico.

¡Cole! ¡Cole! ¡Vuelve! —Exclamaron. Yo no iba a regresar, no ahora, no otra vez. Esta es la última vez que Isaac me hace algo así, estoy cansado de su indiferencia, primero somos casi una pareja y al día siguiente es como si nada hubiera pasado, no más, Isaac Collins, no más.

Anduve en todos lados, primero fui a la plaza a caminar por ahí, a bajar mi enojo, llamadas de Luke y de Isaac entraban a mi celular. Cuando logré calmarme, fui a un parque y grité todo lo que traía guardado, luego me acerqué a la casa de Isaac, para decirle un último adiós, desde lejos, porque ya no lo quería ver más. Vi que la luz de su recámara estaba prendida, gracias a la sombra de su silueta distinguí que caminaba en círculos, desesperado y con algo pegado a su oreja y más llamadas entrantes en mi teléfono.

Llegué a las 11 de la noche a casa. Sólo pude escribir:

Darling, darling:

Te cuento que me cansé de este jueguito en el que nos hemos metido, quiero que dejes de besarme, tus besos están llenos de veneno.

¿De qué se trata ésto? ¿Soy sólo algo para que te autoexplores?

Me vas a desechar tarde o temprano y antes de que eso llegue, me iré yo primero. Probablemente esta sea la última carta que te escribo, pues espero que ahora sólo te quedes como un recuerdo. Como un tatuaje en la mente.

Ojalá y pronto ésto sólo sea una parte de mi pasado, que ya no me duela. Porque ahora mismo, Isaac, estoy destrozado, yo te quise, te amé como más que nada y cuando vi que podíamos tener algo... Mis ilusiones subieron más allá que la luna, pero claro, llegaste con un golpe de realidad violenta.

Y es la última vez que me permitiré estos sentimientos.

Cuídate, Isaac.

Espero que seas feliz.

Te quiso,
Cole Lington.

Darling, DarlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora