Capítulo 39. Ascenso

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Isaac

Abro lentamente los ojos. Nos quedamos dormidos en el suelo. Espero no enfermarme.

Me quedo sentado ahí mismo, sin moverme mucho.

¿Por qué lo besé? ¿En verdad lo quiero como algo más? ¿Qué va a pasar con nosotros?

Su respiración tranquila hace que me arruye para volver a dormir, sin embargo, mi padre se encontraba haciendo un montón de ruido porque era hora de desayunar y de empezar a agarrar nuestras cosas para volver a la ciudad.

-Cole, -le digo al oído- Cole despierta.

-¿Mh?

-Ya es 26. Hoy regresamos y papá quiere que vayamos a desayunar.

Sus ojos negros a penas puede abrirse. Su cabello despeinado y su pijama que es más grande que su talla se le ven tan... tierno.

-Ven.

Tomo su mano y nos dirigimos a la cocina, donde olía a huevos y hotcakes.

-¡Buenos días!

-Buenos días. -Decimos Cole y yo al unísono, sin tantos ánimos.

-Todavía no despiertan del todo.

-Pues no, pa. Son las... -miro el reloj colocado en la sala- ¿7 DE LA MAÑANA?

-Al que madruga, Dios lo ayuda.

-Pues sí, pero que en esta ocasión le ayude a alguien más.

-Bueno, ya. Desayunemos porque enseguida nos vamos.

El desayuno fue bastante bueno. Casi nadie habló, seguramente por la falta de descanso. Lo bueno es que podré dormir en el camino de regreso.

Cuando termino, levanto mis platos y los lavo. Me dirijo a la habitación y guardo todo. Debajo de la cama, hay un pedazo de papel doblado, lo abro y es todo un texto.

"Darling:

En un momento en el que fuiste a revisar algunas cosas con tus padres, y yo, que me quedé aquí, encontré un momento para volver a escribirte.

Si sólo supieras que sentir tus fuertes brazos antes de dormir fue la mejor sensación del mundo. No lograba descansar, pero estando ahí, tan tranquilos y abrazados ayudó..."

-¿Qué estás leyendo? -Interrumpe Cole al entrar a la recámara.

-Esta clase de nota que encontré aquí debajo de la cama. -Primero se puso pálido y luego un tono rojo por toda la cara- ¿Es tuyo?

-Este... Sí.

Se lo entrego y no pregunto más por él.

-¿Ya tienes tus cosas listas? Ya ahora mismo nos iremos.

-Sólo me falta revisar los cajones, el armario y ver si dejé algo en baño.

Voy al baño y tomo absolutamente todo lo que vea que no sea de aquí.

-Ya revisé el baño. Creo que esto es tuyo -pongo un cepillo de dientes, pasta dental y un cepillo para el cabello en la cama, junto a su maleta.

-Gracias. Ya revisé los cajones y el armario. Podemos irnos. Nada más déjame ir al baño.

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Subo las maletas a la cajuela de la camioneta. Estaba a punto de abrir la puerta del copiloto cuando...

-No hijo, atrás -dice mi papá- se nos va a unir Huffman.

Le abro la puerta a Cole y entramos. Él saca sus audífonos y veo que pone música y cierra los ojos. Yo hago lo mismo, pero mantengo mi vista en la ventana. Mi papá arranca y la música más el camino hacen que me quede dormido.

Despierto porque una canción fue demasiado ruidosa y veo que Cole se encuentra reposando en mi hombro. Lo muevo un poco para que no esté tan incómodo, así que lo acerco a mi pecho y de nuevo cierro los ojos hasta quedar dormido. Ni siquiera me di cuenta de cuándo habíamos dejado atrás el bosque y los edificios empezaron a aparecer.

-Hijo -a penas escucho a mi papá por la música. Me quito un audífono- te voy a dejar con Cole por un rato.

-¿Ah? Mmh... Sí, está bien.

-Muévelas, que ya llegamos.

Despierto a Cole y bajamos de la camioneta. Agarro su maleta y entramos en su casa.

-¿Ahora qué sigue?

-¿Respecto a qué? -Me pongo demasiado nervioso, ¿a qué se refiere? Puede ser todo y a la vez nada.

-Con las vacaciones, ¿tienes planes?

-Ah -uff... Estuvo cerca- Pues puede que una que otra fiesta, algo de ejercicio.

-Qué bueno.

-¿Y tú, Lington? ¿Tienes más planes?

-En realidad... no.

Un silencio llenó la sala por completo. Decidimos ver películas, así que mientras enciendo la tele para poner Netflix, él va a la cocina para preparar algo.

Se escucha cómo algo o más bien, alguien, brinca para poder alcanzar algo. Me acerco a la cocina y ahí está él, dando pequeños brincos para alcanzar un tazón que se encuentra en los cajones superiores. Me pongo detrás de él y se lo alcanzo.

-Enano.

-¡Hey! Aún tengo posibilidades de crecer un poco más. -Dice.

-De nada, señor.

-Por cierto, gracias por alcanzar el tazón por mí. -Pone una sonrisa de niño bueno, angelical, con un poco de rosor en sus mejillas.

Decidimos después de 20 minutos, ver una película de terror. Pobre, tenía una almohada junto con mi brazo más abrazado que un koala a un árbol.

Los últimos rayos del sol se posaban ante nosotros, de un color naranja oscuro. Formaciones de nubes gigantes se encontraban opacando el cielo para dejar caer más nieve. Primero cayeron unos cuántos copos, luego una tormenta se desató.

Temíamos quedarnos atrapados dentro de la casa por una inundación de nieve, pues ya habían pasado unas cuántas horas desde que comenzó y no ha parado.

Leo un mensaje de mi papá: "Hey, Isaac, el señor Huffman y yo nos quedamos atrapados en medio del camino de vuelta a casa. Estamos completamente al otro extremo, así que mejor esperaré a que se termine la tormenta."

Bien, una noche más con Cole, nada podía salir mal.

Medianoche

No sé cómo es que habíamos llegado a este punto, pero ahí estábamos Cole y yo, viendo una película que no sabría cómo catalogarla porque en algunas partes nos encontrábamos riendo a todo pulmón y, 10 minutos después estábamos con lágrimas en los ojos (él más que yo, pobre).

Estábamos abrazados, y lo volteo a ver a los ojos que se le ven cristalinos y algo rojos. Miro sus labios. Nuevamente lo veo a los ojos y, como si ya fuera costumbre, nuestros labios se encontraban pegados. Chispas dentro de mi interior querían algo más. Le mordí levemente el labio, haciendo que un pequeño suspiro saliese de él y comencé a bajar mi mano y meterla dentro de su playera, la estaba subiendo, se la quería arrancar por completo, pero me conformé con hacerlo más delicadamente. Se le veía muy nervioso. Me quité la playera.

Y paré. No somos nada de ésto. No podemos dañarnos así. No logré hacerlo.

Sólo le di un último beso y lo acerqué a mi pecho para que nuevamente nos quedáramos dormidos ahí, con la película reproduciendo, sin embargo, nosotros estábamos ya con la respiración más lenta y calmada y con los ojos cerrados.

Darling, DarlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora