21 de febrero
Isaac
Antes de que Cole llegue, decido tomar un relajante baño... Aunque, nunca acordamos una hora en específico, así que me imagino que nos veremos hasta en la tarde. Papá se ha ido a trabajar, así que podemos arreglar nuestros problemas y luego lo invitaré a quedarse a hacer algo más.
Mi desayuno que se convirtió en merienda de medio día son unos molletes que no pude darles más de cinco mordidas por los nervios.
—Tranquilo, Isaac, todo va a salir bien. Sólo tienes que estar relajado y ser sincero con Cole, ¿qué puede salir mal? Nada. —Me digo a mí mismo.
El tic tac del reloj no me ha dejado estar lo que consideraría "relajado", me pone de nervios. El tiempo parece ir más lento cuando esta vez quiero que se adelante para volver a tener a Cole conmigo.
Y esta vez, el cielo estaba pintado de un gris lluvia. Las nubes estaban cargadas, listas para inundar toda la Tierra.
Cuando el reloj estaba a punto de dar las 7:30 PM, fue cuando me rendí. El sol ya se estaba poniendo pero justamente sonó el timbre de mi casa. Corro hacia la puerta, la abro y él está ahí, parado con una sudadera enorme para la talla que es y unos pantalones negros.
—Pensé que nunca ibas a llegar.
—Perdona, —lo dice de manera muy fría— tuve que hacer unas cuantas cosas antes y casi se me hacía imposible venir, pero aquí estoy.
—Me alegra que hayas decidido venir. —Me le acerco para darle un abrazo y...
—¡No! —Me interrumpe, ¿qué? ¿Por qué no?— No me abraces, primero déjame hablar, ¿sí? Necesito la fuerza y la valentía que tengo ahora para poder decirte ésto firmemente.
—Claro. Pasemos a la sala.
Él se sienta en el sillón para una persona y yo en el de tres, frente a él.
—¿Quieres algo de tomar?
—No.
—Bueno, empieza. Yo también te quiero decir algo.
—Bueno. Desde que te vi al iniciar el curso me llamaste la intención, Isaac. Te encontraba muy atractivo e interesante. Y yo, como el chico estúpido enamoradizo quería estar ahí de cualquier forma para ser más cercano a ti y cuando un día me hablaste de la nada e incluso ya te sabías mi nombre, no te imaginarías la emoción que tenía. —Yo asiento, recuerdo ese día— Yo ya sabía que no podía caer ante ti, hablando de mis sentimientos porque lo más seguro es que eras heterosexual, así que el día que me hablaste más después del primer partido de americano en el que fui a verte dije "bueno, al menos ya lo tengo cerca".
—Okay... Prosigue.
—Tú me gustabas y yo no podía decirlo porque en primera no era lo suficientemente valiente y en segunda porque ya sabía que yo no te gustaría. Todo cambió cuando sentí que este sentimiento comenzó a ser recíproco, la vez de la "fiesta" que no fue fiesta, la forma en la que me veías... esas cosas me decían "hay una mínima posibilidad, Cole, anímate". De una manera u otra me atreví a decirte lo que sentía y caí al ver cómo eso te afectó.
—Lo siento, esa no era mi intención... —Le digo con sinceridad. La forma en la que dice todo tiene esa frialdad y crueldad que me pone de nervios. Creo que hasta la temperatura de la casa se puso más baja.
—Descuida —me interrumpe— . Volvimos a hablarnos y me quedaba tu amistad, pues me confesaste cuando estabas borracho en una fiesta de verdad. Y de nuevo estábamos floreciendo, Isaac, mas otra vez hacías cosas que daban otra señal y lo confirmé cuando nos besamos. Creí por unos días que ya estábamos a punto de ir a otro paso, a unos más íntimo, seríamos quedantes o incluso un noviazgo... Yo estaba pff... Encantado.
Lágrimas querían salir de los ojos de los dos, estoy seguro. Ya sé la parte que sigue de la historia y no la quiero escuchar, pero él también tiene que ver lo que yo le quiero decir. La gotas de lluvia empezaron a caer, las nubes ya dejaron libre la carga que tenían, incluso se podían escuchar truenos lejanos.
—Todo volvió a caer el día del cine antiguo cuando llevaste a esa chica. Y me cansé, Isaac. Estoy harto de estar en esta clase de juego contigo, donde un día me puedes estar dando todas las estrellas del maldito universo y al otro ni siquiera polvo me atreves a dar. Y sé que estás consciente porque te dije mis sentimientos. —Y Cole se rompió, las lágrimas sí salieron de sus cansados ojos— ¡Y no puedo seguir así, Isaac! ¡No soy un juguete que puedes sacar en cualquier momento para poder ponerte a jugar! Por eso, hoy vengo a decirte adiós, para que no me hagas y no me haga más daño, no puedo ni ser tu amigo porque el daño ya es mucho más profundo. ¡Aléjate! Y yo también me alejaré de ti, sal con quien quieras.
—¿Qué? ¡Cole, No! —Se levanta del asiento con dirección a la puerta principal, tengo que impedirlo.
—Ya no insistas más, por favor no hagas ésto más difícil.
—Pero no has escuchado lo que yo tengo que decir. —Se queda quieto por unos instantes— Yo en verdad te quiero. Te necesito conmigo.
—No voy a volver a caer. Creo que estoy mejor solo.
—Por favor, quédate un poco más. —Mis lágrimas son ahora las que quieren salir, yo no me esperaba que las cosas iban a ser así.
—No puedo, Isaac. Tengo que irme.
—Quédate, te prepararé té, escúchame sólo por unos minutos más.
—Se está haciendo tarde.
—Déjame explicarte.
—No puedo quedarme más tiempo.
—Afuera hace mucho viento.
—Entiendo que quieras explicarte, pero así dejémoslo, ¿sí?
—Está lloviendo afuera.
—Si me quedo volveré a caer y no sabría cómo romper ese hechizo que pones, por favor no Isaac.
—¿Que no ves que hace frío? Espera a que acabe la tormenta.
—No, no, no, Collins.
—No me has dejado hablar, Lington.
—La respuesta es no.
—En verdad te quiero conmigo.
—Quiero irme a casa. —Corrió a la puerta principal, la abrió, salió y la azotó para cerrarla. Corrí tras él, pero cuando salí, no lo podía ver por ningún lado.
El mal presentimiento volvía a mí. No sabría explicarlo, sólo salí de la casa, agarré la moto y fui a buscarlo en la calle.
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Darling, Darling
RomanceCaigo en pedazos al estar contigo... Nervios. Mis piernas empiezan a temblar... Es inevitable; tu sonrisa, mirada y ojos... ¿Cómo lo hace? Yo te quiero a ti, sólo a ti y a nadie más... Me pregunto, ¿pensará en mí como yo pienso en él? Porque sí, est...