Capítulo 32. Te Extraño

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Isaac

Le extraño mucho. Estoy harto de no saber exactamente qué decirle, pero sé que me hace falta. Como ya son vacaciones, probablemente estaríamos dando vueltas por ahí sin un rumbo en específico, tomando cafés y comiendo galletas en el centro e incluso viendo las películas que habíamos prometido ver. Aún no he visto Handsome Devil porque quiero verla con él.

Podría tratarlo mucho mejor, pero no soy así de inteligente.

Salgo a caminar para despejar mi mente. Hacer ejercicio siempre viene bien.

Al comenzar a trotar, llegan a mi mente los ojos negros de Cole en la noche del campamento. Donde lo vi más vulnerable que nunca... Soy un idiota.

¿Y si sí lo quiero como algo más?

Más recuerdos llegan. No los quiero en mí. Déjenme en paz. Siento su corazón en mí. Siento que me voy a caer.

Al estrellarme al piso, me quedo ahí, de lado, por unos instantes. Nadie me ve, nadie se puede burlar, bien.

¿Qué tal si solamente me distraigo de todo ésto yendo a entrenar americano? La temporada de partidos es después de vacaciones y necesito estar listo. Cole iba a mis partidos... ¿Entonces ya no estará cuando regrese?

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Papá, en un rato vuelvo iré a una fiesta con los chicos.

Ajá, no llegues tan tarde.

Eso es lo que necesito, en estos días que todavía no cae la nieve, pero que pronto lo hará, una fiesta en la alberca con los de americano.

¡Chicos, sí vino! —Grita Jeff al verme entrar a la casa. Fuertes gritos alcanzan a oírse sobre la música.— En la cocina hay bebidas, allá en el patio están en la alberca y ya sabes, más al rato llegan las chicas.

Bien.

Saco un vaso, lo lleno de vodka y va para adentro. Desde un principio quiero que se me suba para olvidarme de todo. Me pongo mi traje de baño y voy a la piscina.

Eso qué, Isaac. —Dice uno de los que están ya dentro.

¿Qué?

No te hagas el que no sabe —realmente no sé.— hasta nosotros sabemos que posees un cuerpo divino. Presúmelo.

No. O sea sí, pero no. —Le digo entre risas. Puede que el alcohol esté haciendo efecto.

No es pregunta, Isaac, quítate la playera. Ya no estarás solo así.

Sí, claro...

Me quito la playera y de un salto me encuentro con ellos. Hablando de la próxima temporada y de cómo seremos los campeones del estado.

Dos chicos y una chica salen al patio. ¿Cole? ¿Qué hace aquí?

Salgo, me seco y me quedo así, sin playera.

¿A DÓNDE? —Gritan Chad y Travis borrachos.

Voy por un trago.

Nos traes uno.

Claro.

Bebo hasta que no queda nada y nuevamente siento que el mundo da pequeñas vueltas. Me acerco a la sala, donde están bailando en un círculo y me les uno.

Algo tenía que hacer.

Después de un rato, me canso y salgo. Lo veo. Sí es real que está aquí. Está en la alberca. Debo admitir que se ve bien con su cuerpo flaquito.

Me acerco.

Hola Cole, no estoy borracho.
Sé que no.

Perdón —sollozo— no he podido hablarte, créeme que he querido hacerlo. Te extraño más de lo que crees. Sólo que me da miedo hacerte daño y no quiero perderte.

Él se queda ahí, inmóvil y nervioso. El agua le llega el cuello, a mí el hombro. Entro al agua.

¿Estás bien?

De maravilla. —Despierta del shock y como si nada hubiera pasado, empezamos a jugar, aventándonos agua y yendo debajo de ésta.

La noche siguió espectacular. Cuando empezaba a hacer más frío, salimos del agua y fuimos a bailar. Todo mundo se nos unió, las chicas que habían invitado, los del equipo de la escuela, los amigos de Cole, todos.

De alguna manera, pudimos acercarnos más, sólo que no hemos hablado de lo que pasó.

Ya me voy. —Me dice Cole al oído.

¿Qué? ¿Tan pronto?

Es la una de la mañana, Isaac.

Wow, ¿qué? —Saco mi celular y tiene razón.— ¿Tienes cómo llegar a casa?

Sí, no te preocupes.

Bueno. Cuídate. —Y sin previo aviso, me animo y le doy un beso en el cachete.

Yo seguí tomando.

—Papá, me da miedo ir a casa a estas horas y me siento mareado. ¿Puedes pasar por mí?

—Ay, hijo —se escucha viento— voy en la carretera, tuve que salir. Quédate, te aseguro que más de uno lo hará. Cuídate.

—Está bien. Ten cuidado.

Y me quedo ahí, en el borde de la piscina, con el celular en la mano y viendo al cielo.

Un temor enorme viene a mí. Si me doy cuenta de que sí me atrae Cole, ¿cómo le diré a mi papá?, ¿qué pensarán los demás?, ¿si terminamos nos volveríamos a hablar?

Le doy un gran sorbo al vodka. No quiero estar triste.

Tomo mi celular, abro el chat con Cole y escribo:

"Cole, sé que he sido un imbécil al alejarme, debí hablarte. Sólo que en serio me agradas y no quisiera perder tu amistad. Hoy me di cuenta que no me siento incómodo contigo sabiendo lo que sé. Así que si me lo permites, quiero estar contigo."

Busco mi playera y me voy a un sillón. Hay un sillón vacío, me siento en él y sólo observo como todos están por doquier. Hay 8 chicos conmigo en la sala. Había visto 5 en el patio. Hay una chica en las escaleras y quién sabe dónde hayan más.

Envío el mensaje y no espero una respuesta. Al menos no por esta noche.

Darling, DarlingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora