Capítulo 8.

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Rukia dejó el teléfono en su base con molestia, inhaló profundamente para exhalar con pesadez. Colocó ambas manos en los bordes de su escritorio y se dio constantes golpes contra éste. La frente de Rukia comenzó a adoptar tonos rojizos y rosados a causa de los golpes, se sentía colérica.

Durante su trance de autoflagelación, abrieron la puerta de su oficina y entraron dos cuerpos masculinos. Ella los ignoraba completamente y ellos la veían con preocupación. Su jefe dio unos pasos hacia adelante y Uryu cerró la puerta una vez que los dos habían entrado.

— ¿Todo bien? — preguntó Shiba con voz baja.

Rukia interrumpió sus golpes abruptamente y retomó una postura más tranquila.

— S-sí, disculpen. — más sangre subió a su rostro. —Tomen asiento. — ofreció con amabilidad mientras dibujaba una sonrisa, totalmente forzada, en su rostro. Los varones le hicieron caso.

Un silencio incómodo se instaló en la oficina. Por la vergüenza, aquella mujer cambiante, dirigió su mirada a sus manos, las cuales jugaban entre ellas con nerviosismo. De repente el celular de Rukia sonó, anunciando que le había llegado un mensaje, indecisa por no saber si contestar o no le dirigió una mirada a su jefe. Por segundos, sus miradas se conectaron y sus corazones se desbocaron de su pecho de una manera que nunca habían sentido.

Después de un silencio que había sido eterno para aquel trío, a pesar de que no había ni dos minutos, Uryu decidió hablar primero:

— Si te causó molestia que te haya otorgado la responsabilidad de contactar con el DJ, te doy mis más sinceras disculpas. — para después hacer una leve inclinación de su cabeza y poner su mano derecha en su pecho.

La azabache exhaló más tranquila mostrando una sonrisa con sinceridad y naturaleza.

— No te preocupes, de hecho — su cuerpo se aligeró y se mostró más vivaz. Abrió uno de sus cajones y sacó se agenda, buscó entre las páginas de ésta hasta que llegó al lugar donde había anotado la cita —, ya pude contactarme con su secretaria y ya tenemos una cita con él.

Los dos varones la vieron asombrados y casi por acto divino, el sol salió de entre las nubes, pues casi todo el día había estado nublado, y alrededor de Rukia se dibujaron unos rayos de luz gracias a qué estos se filtraban por el ventanal de su oficina.

— Wow~ nunca había conocido una chica tan eficiente. — halagó Uryu a la fémina. Se levantó de su asiento y le tendió la mano a la azabache — Será todo un placer trabajar con usted señorita Kuchiki.

Los dos soltaron una pequeña risa de complicidad.

— He agendado la cita para el lunes de la siguiente semana a las cinco de la tarde en sus oficinas.

— Perfecto, yo digo que Kaien te acompañe. — propuso el chico con anteojos.

Al escuchar esto, llamó la atención de su jefe y colega quien había estado abstraído en sus pensamientos, admirando la belleza de la chica que estaba en frente de él. Con rapidez volteó a ver a su amigo.

— Yo no puedo ir con ella. — se excusó el jefe de la propuesta de su amigo. Como lo había hecho de una manera abrupta, sobresaltó a los presentes. Al notar lo incómodo que se había puesto el ambiente, nuevamente, trató de recuperar la postura pacífica que había tenido desde un principio. — Me-me refiero a que... En unos días me iré de viaje y no la podré acompañar, creó que es más pertinente que vayas tú, Uryu. — repuso con serenidad.

Los nombrados se voltearon a ver considerando la propuesta de su amigo.

— Yo no tengo problema alguno. Iré solo si la señorita Rukia quiere que la acompañe.

[+18] [AU ICHIRUKI] •El Niño Pequeño• BleachDonde viven las historias. Descúbrelo ahora