Capítulo 18.

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El sol regalaba sus últimos rayos cálidos a la Tierra antes de marcharse, pintando de vibrantes colores el cielo. La mayoría de las personas trabajadoras se preparaban para abandonar sus puestos, al menos ese día, para regresar al siguiente con energías más recargadas.

—Aizen ¿Podrías cerrar la cortina, por favor? — le pidió Hinamori mientras se tapaba el rostro con su mano ya que los rayos del sol se filtraban por la ventana y le daban directo a los ojos, molestándola. El chico acató la orden sin objeciones.

Los cuatro amigos se encontraban reunidos para terminar el guion del episodio piloto.

El tiempo estaba pasando con rapidez. Se encontraban a mitad de diciembre y faltaban muchas cosas por resolver para el programa cultural, el cual sería grabado a principio del próximo año. A pesar de esto, Rukia estaba calma pues Ichigo y ella sabrían cómo solucionar cada asunto de la manera más óptima. Juntos formaban un buen equipo, aunque a la azabache le costara admitirlo.

Cada quien estaba concentrado en su labor pero aquella atmósfera se vio interrumpida por el sonido de un celular. Los amigos de la ejecutiva levantaron su vista de los papeles y sus monitores para identificar cuál teléfono sonaba. Era el de Rukia.

—Contesta, por favor. — le pidió la dueña sin separar la vista de la computadora, su celular se encontraba cerca de Matsumoto, así que decidió aprovecharse de la situación.

Rangiku agarró el artefacto, leyó el nombre del contacto proyectado en la pantalla y sonrió maliciosamente mientras contestaba.

Rukia, yo...

—Lamento decepcionarlo, presidente Shiba, pero soy Matsumoto.

La azabache se había esforzado en no distraerse cuando sonó su celular sin embargo, en el momento que escuchó el nombre del varón, todos sus planes sobre el trabajo se habían esfumado ¿Ahora qué podía hacer? Durante días se había esforzado tanto en ignorar las llamadas de Ichigo pero ahora, en un descuido suyo, provocó que se resbalara de las paredes de aquel pozo del cual huía y volviera a caerse hacia el fondo. La chica se reprendió mentalmente.

Debía de actuar con naturalidad pues sus amigos desconocían la doble personalidad de su jefe.

—¿Quiere hablar con Kuchiki-san?... Sí, sin duda... Perfectamente, ya sabe cómo es esto... Claro, ahora se la paso. — hablaba la mujer de cabello rubio. Después de esto, ella caminó hacia su amiga y le dio el teléfono para que atendiera la llamada de su jefe.

Cuando vio en la pantalla "Víbora", el alma de Rukia pareció desprenderse durante unos instantes sin embargo el aliento quedó atrapado en su pecho, teniendo la oportunidad de expulsarlo poco a poco para así recobrar el control de su cuerpo. No podía creer que todas aquellas sensaciones fueran provocadas por una tonta llamada de Ichigo: eran molestas.

Sin tener otra opción tomó el celular para contestar.

—¿Ich-shiba? Se-señor Shiba. — tartamudeó.

Hola Rukia, no pensé que me contestarías. — prosiguió el varón con voz aterciopelada, como si las palabras dirigidas hacia la fémina se deslizaran hacia ella con delicadeza y así poder acariciarla, cual pétalo de rosa.

—Nunca planeé hacerlo pero me distraje. — contestó ella secamente. La dulzura de Ichigo se vio opacada por la aspereza de ésta, provocando un contraste llamativo para Ichigo.

¿Has logrado manejar todo por allá?

—Claro, ¿A caso no sabe con quién está tratando usted?

Durante los años en los que se había esforzado en conocer a Rukia, sabía cómo romper esa barrera impuesta: hacerla dudar de sus capacidades interpersonales.

[+18] [AU ICHIRUKI] •El Niño Pequeño• BleachDonde viven las historias. Descúbrelo ahora