Capítulo 11.

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El cielo comenzaba a abandonar sus colores cálidos para fusionarse con la nostalgia y frialdad del anochecer. Las estrellas eran opacadas por las luces amarillas y blancas de los edificios de la ciudad.

Ya era momento en el que varias jornadas de trabajo terminaban y otras comenzaban. En el edificio del canal ShB, gran parte de los trabajadores se alistaban para poder marcharse pero en la oficina de una chica azabache se encontraban las luces prendidas con dos personas habitando aquel espacio.

—Que pesado. — se quejó Uryu mientras frotaba sus ojos con las palmas de sus manos. Su vista ya se había cansado de tener frente a él la pantalla de su computadora, celular o cualquier aparato electrónico necesario para seguir modificando los preparativos de la presentación y que estos estuvieran en perfecto estado.

Rukia, quién la acompañaba, se levantó de su asiento para poder estirar un poco los músculos de su cuerpo delgado y decidió salir unos segundos de su oficina. Ella se encontraba igual de cansada y fastidiada que su colega. Las oficinas que estaban en el mismo piso que el suyo, en su mayoría, se encontraban deshabitadas, permitiéndole apreciar el silencio del lugar, cerró los ojos y llenó con oxígeno sus pulmones. Sintiéndose más revitalizada regresó a su oficina.

—Terminemos este guion y marchémonos a nuestras casas. — le ofreció Uryu con la mirada puesta en el monitor.

La azabache se volvió a sentar en su silla para seguir con su trabajo.

—Entendido.

De pronto, entre los sonidos de las teclas, emergió el tono de llamada de un celular. Rukia lo reconoció al instante y sin distraerse demasiado de su labor, contestó la llamada.

Hola ¿Cómo te va? ¿Podré pasar por ti?

El corazón de Rukia dio un pequeño brinco al reconocer la voz tan áspera y varonil que estaba del otro lado de la línea.

—Cuantas preguntas. — se burló ella. Su cuerpo se llenaba de gozo al escucharlo.

Pe-perdón, soy pésimo con esto de... — el DJ soltó un suspiro de abatimiento y prosiguió — Fijarme en las necesidades de mi pareja.

¿Pareja? Sí, lo había escuchado perfectamente. No había duda. Shiba y ella estaban saliendo, era una relación formal y ella estaba enamorada de él, sólo faltaba saber si los sentimientos eran recíprocos.

Durante unos segundos la azabache dejó de teclear y cuando salió de la impresión provocada por la palabras del varón, siguió trabajando. El actuar de la joven no pasó desapercibido por Uryu quien la veía de reojo cada vez que podía.

—Me apresuraré. Cuando termine te vuelvo a llamar. — segundos después colgó la llamada y una sonrisa se dibujó en su rostro durando varios minutos.

Rukia sabía que tenía que hablar con Uryu acerca de su pronta salida con el DJ sin embargo no sabía cómo abordar el tema con él, todavía no había desarrollado la misma confianza que tenía con Shiba, su jefe. Se aclaró la garganta dando un pequeño carraspeo y giró su silla hacia el lugar donde se encontraba su compañero de trabajo, se veía tan concentrado que se sintió más insegura de plantearle el tema al sentir que turbaría el estado del chico.

—U-Uryu...

—Si necesitas irte, no hay problema. — dijo el ejecutivo sin separar la vista de la computadora.

—¡Oh! No, no, de hecho, estoy apunto de acabar. — volvió a tomar aire para seguir hablando con firmeza. — Lo que quiero comentarte es... — en ese momento, Ishida le prestó toda su atención, dejando de lado su trabajo, provocando que los nervios de la chica aumentaran — Si podría hacer home office este fin de semana.

[+18] [AU ICHIRUKI] •El Niño Pequeño• BleachDonde viven las historias. Descúbrelo ahora