Ambos estaban agotados por el viaje de regreso. En ningún momento hicieron alguna parada, ni siquiera para cargar gasolina, pasar al baño o estirarse: solo manejaron he hicieron unas cuantas llamadas. Cuando estaban a punto de llegar al trabajo Rukia llamó a sus amigas para que pudieran asistirla y encontrar todas las soluciones posibles a aquel gran problema.
Se estacionaron, tomaron el ascensor y antes de llegar al piso marcado, se vieron el uno al otro. Ichigo le dio un pequeño beso en la frente justo antes de que las puertas se abrieran. Habían pocos empleados, y los que se hallaban laborando en su rostro se veía el retrato de la desesperación; corrían de un lado a otro con papeles, se gritaban unos a otros y el resto trataban de calmar a los inversionistas por teléfono. Cuando todos vieron a Ichigo y Rukia salir del elevador suspiraron aliviados, tal vez ellos sabrían qué hacer ante aquel desastre, aunque ellos tenían solo ideas pero no lo suficientemente concisas.
—¡Kia! —gritó Hinamori al ver a su amiga, corrió hacia ella y le dio un recuento de lo sucedido —aún no sabemos quién confundió los contratos pero al parecer no sólo fue una persona, sino dos; Aizen está averiguando; Matsumoto está con Uryu, los dos tratan de tranquilizar al señor Mioga pero...
—Entendido, gracias por la información ¿Dónde está Uryu? —preguntó la azabache mientras leía superficialmente los contratos enviados.
—En la sala de conferencias internas —contestó Momo con velocidad, de pronto su visión se fijó en el cabello del presidente ¿acaso era de color naranja? Sin decir ni una palabra, hizo una reverencia ante el sujeto y le dio otra copia de los contratos.
—Busca a Aizen, los veo en la sala de conferencias —mandó con una extraña cortesía ya que trataba de no reírse por la reacción de su amiga ante Ichigo. A partir de ese momento las cosas se formarían divertidas para él.
Sin decir una palabra más, Hinamori se marchó. Las personas seguían en el caos, cualquiera personas diría que lo principal era tranquilizarlos pero por el momento, ellos no eran la prioridad sino los inversores y las dos empresas involucradas. En silencio se dirigieron a la sala de conferencias pero las miradas estaban puestas en ellos, jamás habían visto a Rukia con ropa tan casual y al presidente Shiba con el cabello anaranjado. Ellos sólo deseaban cruzar las puertas y desaparecer de su campo de visión.
Suspiraron aliviados al cerrar las puertas detrás de ellos una vez que entraron a la sala. El panorama era el siguiente: Matsumoto dándose pequeños golpes contra la mesa, documentos viejos cayéndose de algunas sillas, Uryu intentando comunicarse con el señor Mioga quien terminó cortando la llamada. Al parecer la situación era más complicada de lo imaginado.
—¡Maldita sea! —gritó Uryu desquitándose con la mesa, propinándole un fuerte golpe —. Sean ustedes bienvenidos —dijo sarcásticamente el pelinegro al ver a sus dos amigos en la entrada.
—¿Qué les ha dicho? —preguntó el pelinaranja al ver el rostro de frustración de su amigo. Caminaron hasta llegar a él.
—Planea retirar su inversión y demandar si no le damos una solución pronto —explicó cansado.
—Está en todo su derecho —dijo Rukia al viento, estaba inmersa en sus pensamientos en busca de una solución pero sus palabras no ayudaban en nada.
Los dos varones decidieron ignorarla y buscar otra solución, a pesar de que el señor Mioga y Rukia tenían razón no podían permitir que le hicieran algo así a la empresa.
—Deberemos ofrecerle un contrato mejor —propuso Ichigo. Uryu asintió la cabeza para decirle que estaba de acuerdo. El pelinaranja se acercó a Rukia para tomarla de los hombros y verse frente a frente, justo en ese momento, Hinamori y Aizen entraron a la habitación, observando la escena —. Lo siento, me había imaginado tu primer día como presidenta más emocionante y sin problemas pero al parecer no pudo ser así —sin poder evitarlo, unió su frente con la frente de su novia.
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[+18] [AU ICHIRUKI] •El Niño Pequeño• Bleach
FanfictionLa madre de Rukia era una gran niñera pero el nacimiento de un bebé llamado Ichigo le quitó todo lo bueno de su vida hasta que él se fue. Sin embargo el niño prometió regresar para casarse con ella a pesar de tener ocho años. Tiempo después, él ha...