Capítulo 17.

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Después de una hora habían llegado a la casa de la fémina. Rukia se bajó del taxi y sacó su maleta de la cajuela, detrás de ella iba caminando Kaien como si fuera su sombra. Seguían sin intercambiar palabras. Cerca de la puerta principal, la azabache se dio la media vuelta para afrontarlo, apretó la asa de su maleta e inhaló profundamente.

—Tenemos que hablar, no aquí, no ahora. — dijo Rukia.

—Entendido.

Ambos se separaron pero antes de que el taxi avanzara, bajó el vidrio de la ventana para gritarle las siguientes palabras a su, ahora, amiga.

—¡Perdón!

Ella no volteó a verlo, simplemente se detuvo unos segundos y al escuchar el motor del auto alejarse, entró a su casa. Se sentía exhausta, caminó hacia la sala y se sentó en el sillón más grande de todos. Recargó todo su cuerpo en el respaldo y echó su cabeza hacia atrás para observar el techo. De pronto vagos recuerdos comenzaron a cruzar su mente; la noche donde se sentó a ahorcajadas en las piernas de Ichigo y comenzaron a besarse. No olvidaría las explosivas sensaciones liberadas en su cuerpo al sentir sobre ella las manos varoniles, le había encantado cómo mordía sus labios o...

Se levantó de forma abrupta del sillón con la intención de borrar esos eróticos recuerdos. El presidente Kaien Shiba era Ichigo, por lo tanto debía de tratarlo con respeto. Al escuchar sus absurdos pensamientos se rio de sí misma, independientemente, si era Ichigo o Kaien, había estado apunto de cogerse a su jefe en varias ocasiones por lo tanto su falta de ética y moral ya era notoria.

Su celular comenzó a sonar, liberándola de sus pensamientos poco éticos.

Buscó el aparato en la bolsa de enfrente de su maleta, le rogaba al cielo que no fuera una llamada de Kaien o Ichigo, sin embargo suspiró aliviada al leer en la pantalla el nombre de su padre. Caminó hacia la cocina mientras contestaba.

—¿Papá?

Hola mi niña ¿Cómo has estado?

—Perfectamente. — contestaba mientras buscaba en el refrigerador algo para comer. Una parte de ella le advertía sobre la gran posibilidad de no poder dormir aquella noche por lo tanto, buscó entre sus hierbas para té la raíz de jengibre.

¿Nos veremos para la celebración de fin de año?

—Claro, estaré ahí sin falta. Ya te extraño, a ti y a Kon. — cortaba cuidadosamente la raíz.

Me alegra escuchar eso porque... — aquella pausa llamó la atención de la chica, quien disminuyó la velocidad y atención de su peligrosa actividad — Tu madre nos acompañará.

Rukia se exaltó por la noticia. ¿Su madre iba a estar ahí? Bueno, era de esperarse ya que por fin había regresado de su "trabajo" interminable sin embargo faltaban un poco mas de dos semanas para la cena y ella no se sentía preparada emocional y psicológicamente para verla. Gracias a su descuido se cortó superficialmente su dedo con el cuchillo.

—¡Auch! Estás bromeando ¿No es así? — después de esto se metió el dedo lastimado a su boca para succionar la sangre.

¿Todo bien? No, no estoy bromeando — dijo molestó mientras alzaba la voz conforme iba pronunciando cada palabra —. Ya es momento para que ambas resuelvan sus problemas y admitan los errores cometidos en el pasado, en especial tú, Rukia. Tu orgullo las separó aún más.

Su primogénita se quedó sin palabras al escuchar la acusación de su padre, un nudo se formó en su garganta, el sabor a hierro cubrió su paladar y garganta, brindándole pocas sensaciones gratas.

[+18] [AU ICHIRUKI] •El Niño Pequeño• BleachDonde viven las historias. Descúbrelo ahora