Rukia conducía rápidamente por las avenidas principales de Tokio para poder llegar a tiempo al trabajo pues en menos de una hora comenzaría la transmisión de su programa y ella poseía la corrección del guion.
Se maldecía mentalmente por haberse quedado dormida durante tanto tiempo e ignorar la alarma de su celular.
"Sí tan sólo no hubiera tenido sueños húmedos..."
Un escalofrío recorrió su cuerpo y unos pequeños espasmos surgieron en su bajo vientre, recordando las caricias del presidente Shiba, sus delicados besos y fuertes brazos que detenían sus muñecas.
— ¡Estúpida, fíjate por dónde vas! — le gritó otro conductor mientras lo esquivaba con rapidez.
Rukia se detuvo al ver el color rojo del semáforo. Exhaló aliviada y se dio unos pequeños golpes contra el volante del auto.
— Deja-de-pensar-en eso. — se regañó así misma.
Una vez que el semáforo se puso en verde siguió hacia el trabajo.
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— Cariño, date prisa que vamos tarde. — gritó desde la entrada una joven de cabello naranja y curvas voluptuosas.
— Ya voy, ya voy. — contestó el DJ mientras bajaba las escaleras con rapidez y tomaba las llaves del auto para después salir de la casa y cerrar con llave. — Listo, vámonos Hime.
Los dos caminaron hasta el auto y lo abordaron para encaminarse a su destino.
— ¿Te dijo que se veían en su casa? — preguntó el varón mientras ponía la dirección en el GPS.
— Sí, ahí nos veremos. Ya ha de estar recogiendo sus cosas. — contestó Orihime con una pequeña y tierna sonrisa.
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Rukia corría por los pasillos de la televisora para poder llagar al set de grabación a tiempo o al menos antes de que empezara el programa. En lo que había transcurrido del día, desde que se había despertado hasta ese momento, había estado lleno de hazañas: primero llegó en menos de una hora al trabajo , se vistió en menos de media hora a pesar de que los botones de su blusa estaban mal abotonados y se podía ver un poco de su sostén color rosa pastel, además de que estaba corriendo con zapatillas, lo cual ya le daba puntos extras a su día.
En la entrada del set estaba el presidente Kaien viendo con impaciencia su reloj. Era la primera vez que Rukia no iba al trabajo sin previo aviso y eso le preocupaba.
"¿Acaso será por lo que pasó ayer?"
De repente al fondo del pasillo se empezó a escuchar los golpes de unos tacones contra el piso. Centró su atención a ese sonido hasta que apareció una figura pequeña y delgada que reconoció casi al instante. En su rostro se dibujó una ligera sonrisa y soltó un suspiro de alivio al ver que la joven estaba bien, para después adoptar la postura de un jefe enojado por la irresponsabilidad de su empleada.
— Señorita Kuchiki, llega usted... — perdió el hilo de su llamada de atención al ver como ella se bajaba un poco la falda para que no mostrara de más y ajustaba los botones de su blusa. Movió la cabeza de un lado a otro con rapidez para disipar sus pensamientos libidinosos— Llega usted tarde ¿Alguna explicación?
— Sí, sin embargo hablamos después que ahora tengo cosas que hacer. — contestó rápidamente y siguió su camino hasta el set y supervisó todo con profesionalidad que a todos le sorprendió y maravilló al mismo tiempo.
Kaien sorprendido al principio por la respuesta de la chica, se quedó unos minutos en ese lugar, después soltó una risa corta y se dirigió a su oficina.
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[+18] [AU ICHIRUKI] •El Niño Pequeño• Bleach
FanficLa madre de Rukia era una gran niñera pero el nacimiento de un bebé llamado Ichigo le quitó todo lo bueno de su vida hasta que él se fue. Sin embargo el niño prometió regresar para casarse con ella a pesar de tener ocho años. Tiempo después, él ha...