^¥/"Te Extraño Hyung".⏳[/M¥^KT\]♠️

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.....TE EXTRAÑO....

LA SEÑORA JI

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— Lo repito una vez más ¿Dónde está?.

— Vieja loca sin gracia, jamás lo diré — se rió burlón el hombre, incluso cuando sentía su corazón latir sin frenesí por el gran horror que sentía por esa mujer.

Sus manos amarradas tras de sí sudaban, su cabeza dolía un montón y sus nervios estaban a flor de piel, pero no, no le daría el gusto a esa perra. Ella asesinó a sus compañeros sin parpadear, sin un atisbo de culpa, fue impecable y fría. Fue toda una jodida arpía.

Fue completamente sádica y calculadora.

— Ya veo, así que así quieres jugar muñeco — ronroneó y sonrió sádicamente mientras sacaba una navaja muy hermosa y filosa del ligue de su media, justo a un lado de su pierna — de porcelana. — ella movió de arriba hacia abajo esa arma tan letal.

Sí, el hombre frente a ella era hermoso, pero no es de su estilo. Sonrió ladinamente y su mirada se oscureció al ver la sangre brotar como pequeños hilos de manantial: dulce y fresco.

Un corte, dos cortes y luego dos más. La habitación se llenó de gritos ensordecedores.

— Vaya, tu rostro se ve más hermoso de color carmesí, yo amo ese color.

— Maldita oportunista, desgraciada y zorra . . .

— Y también puedo ser una completa perra si lo deseo, pero en estos instantes solo quiero saber donde está lo que es mío.

— Nunca lo diré, incluso si me matas, no tengo nada que perder — sonrió con autosuficiencia el hombre, le importaba muy poco si al sonreír le dolía la mandíbula y su cuerpo gritara de dolor. Él sabía que moriría, lo único valioso en su vida se le fue arrebatado hace unos años.

— Y tu hija . . . ¿no cuenta? — la mujer sonrió victoriosa al ver como ese hombre se tensó con esas simples pero muy bien jugadas palabras.

Aún así, él no bajó la mirada llena de odio y resentimiento. Él no le creía nada. Su hija ya estaba muerta.

— Vaya, así que eres de esos hijos de perras que no velan por el bienestar de sus hijos — su sonrisa se ensanchó, se estaba divirtiendo con el dolor del hombre amarrado en la silla frente a ella.

— Mi hija está muerta idiota, por si no estaba informada, vaya, no sabía que tenía un personal tan ineficiente y estúpido — atacó fríamente el hombre, esa loca estaba mintiendo, claro que sí.

Los tres hombres que se encontraban al costado de la mujer rieron burlescos, ese hombre ya había cavado su tumba. La mujer dejó de sonreír y el hombre con sola una mirada se heló en su lugar.

Esos ojos lo estaban llevando al mismo infierno, él no entendía por qué la mujer le vía con lástima y algo de compasión. Él prefería la mirada cinica y cruel.