Kim SeokJin es un joven de 23 años que se esfuerza en todo lo que hace y vive como quiere sin importarle los verdaderos sentimientos de las personas que deja a su paso. Una de estas personas es Park Jimin, quien en un acto de venganza, provoca que S...
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—Jin-shi... Jin-shi... ¡Mi mamá está pidiendo la renta! —El pequeño Jiho de diez años se arrodilló frente a la puerta corrediza del hanok, y continúo tocando con sus nudillos esperando que el inquilino saliera por fin. — ¡Jin-shi! ¡La ren-
Luego la puerta se abrió y un pequeño fajo de billetes cayó directo a su cabeza. —Tómalo y lárgate.
Jiho quedó sonrojado por la presencia del hombre y solamente espabiló cuando este volvió a deslizar la puerta de golpe. Mientras corría de regreso a su casa se preguntó cómo podía existir una persona tan apuesta y si todos los ceros de los billetes eran reales.
Namjoon se adentró de nuevo en la pequeña casa tradicional y llegó hasta donde se encontraba acostado SeokJin. Se removió un poco y arrugó su nariz pero seguía tan profundamente dormido como antes de que llegara el molesto niño a hacer ruido. Namjoon peinó los cabellos rubios y sobó la mejilla tersa, para luego plantar un beso en la frente de SeokJin, esperando que su sueño siguiera siendo tan placido.
Hasta que él dijera.
— ¡Zorro, despierta! —Ya era pasado el mediodía y Namjoon decidió que SeokJin había tenido suficiente descanso. — ¡Despierta mientras aún soy amable contigo!
—Umh... —Opinión que el enroscado rubio en el edredón no compartía.
— ¡Que... —Y Namjoon dejó de ser amable, cuando posicionó su pie junto al cuerpo del chico y lo hizo rodar por la habitación. —...TE LEVANTES HE DICHO!
— ¡Aaauuu! —Así SeokJin despertó con un buen golpe en su frente, levantándose del suelo un poco aturdido y sobándose.
—Lava tu trasero rápido y vístete. —Namjoon ordenó mientras vestía su chaqueta. —Se supone que hay un gran puerto cerca de aquí. Vamos por algunos mariscos.
—... —A pesar del silencio, SeokJin parecía por fin estar completamente despierto, recordando las palabras dichas el día anterior.
— ¿Qué, no quieres ir? —Pero Namjoon lo ignoró, en cambio, llevo su mano hasta su trasero y apretó fuerte una de sus nalgas. —Entonces... ¿debemos hacer otra cosa?
SeokJin jadeó y huyó en segundos. — ¡Estaré listo en diez minutos!
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Llegaron al puerto, en completo silencio y con una atmósfera llena de incertidumbre.
—Quita esa mirada de "come mierda" de tu cara y deja de lucir tan enojado. —SeokJin giró su rostro para ver a Namjoon por primera vez desde que salieron, cuando pronuncio las irónicas palabras. —Puedes pensar en esto como si estuviéramos de vacaciones por unos pocos días.
—...
La tranquilidad de Namjoon contagió rápidamente a SeokJin, miró alrededor, a los puestos de comida del puerto, la gente yendo y viniendo y el sutil olor a mar en la brisa; en ese momento todo era tan pacifico, y aunque no estaba acostumbrado a ello, tan cotidiano. Eso lo hizo suspirar. Y luego, cuando la comida llegó a su mesa y sus ojos brillaron y su boca babeó, se permitió relajarse un poco, y relajar su mente por unos instantes.
