Kim SeokJin es un joven de 23 años que se esfuerza en todo lo que hace y vive como quiere sin importarle los verdaderos sentimientos de las personas que deja a su paso. Una de estas personas es Park Jimin, quien en un acto de venganza, provoca que S...
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Después de todo eso, las cosas parecieron haber tomado su lugar, o por lo menos, el lugar que yo quería que tuvieran. Desde entonces el tiempo que ha pasado ha sido tranquilo y provechoso.
—Hey zorro Jin. Ven aquí, veamos algo de tele juntos.
Namjoon y yo hemos estado viviendo en un apartamento un poco menos ostentoso que el anterior, un tercer piso un poco –mucho– más cerca de la tierra, en un conjunto residencial que Namjoon me dio a escoger, con hermosas zonas verdes en Seocho. Aunque igual sigue estando en el Gran Área de Gangnam.
—Ni siquiera puedes ver la televisión sin mí. ¿No ves que estoy ocupado ahora? —Era de noche, y mientras Namjoon estaba holgazaneando en la sala de estar, yo estaba en el comedor, comiendo libros.
—Sabes que eres bueno para concentrarte. —Namjoon llegó a mis espaldas, tomando mis hombros y besándome la cabeza. —Solamente hazlo mientras ves la televisión conmigo.
— ¿Qué hay si mis calificaciones caen en picada y luego me convierto en un vago también? ¿Cómo vamos a alimentarnos?
—Hay un dicho. Cuando los peces gordos del mundo de las finanzas se suicidan, y los periódicos hablan sobre una depresión económica, es el momento perfecto para invertir. Tu Jefe se va a encargar de las cosas como el dinero, así que no te preocupes.
— ¡Pero debes tener dinero antes para llevar eso a cabo! ¡Y Dios, dame algo de espacio aquí!
—Pero me pongo ansioso cuando no tengo a mi zorro en mis brazos, incluso me siento hambriento después de comer, y la televisión no sirve para acaparar mi atención. Tampoco puedo dormir y-
— ¡¿Cómo demonios te las arreglabas para vivir sin mí antes?!
—...
—...
—Mi zorro... por supuesto, antes de que llegaras pensé que iba a morir porque estaba muy solo y aislado. Supongo que estoy tratando de compensar todo ese tiempo ahora.
— ¡¿Estás yendo a alguna escuela de gigoló a mis espaldas?! ¡¿Dónde aprendiste a exagerar todas esas zalamerías?! ¡Además, me estas asfixiando!
Lastimando y dándoles la espalda a tantos, he dimensionado esta cosa... Sí, esa cosa que la gente llama amor.
Era tan dulce y excitante que cegó mis ojos, ensordeció mis oídos, e incluso impidió que mi cabeza mirara hacia atrás. Si hubiera pensado en ello, aunque hubiese sido por un breve momento mientras estaba en los brazos de Namjoon, mientras me acurrucaba dentro de él en la sala de nuestro nuevo hogar, o mientras me besaba o me hacia el amor con devoción en la cama; aunque hubiese sido un segundo, me habría dado cuenta... de que nunca debí permitir que las cosas siguieran yendo así de bien...
Me habría dado cuenta del gran precio que tendría que pagar por las cosas que anhelé.
