Kim SeokJin es un joven de 23 años que se esfuerza en todo lo que hace y vive como quiere sin importarle los verdaderos sentimientos de las personas que deja a su paso. Una de estas personas es Park Jimin, quien en un acto de venganza, provoca que S...
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—Tendrás tu dinero en tres días, Jefe. —Levanté mis palmas de su escritorio y salí de ahí rechinando mis dientes, dejando a Kim confundido.
¡Mierda! ¡Cómo se atreven! ¡Esos bastardos iban a dejar que cargara con la culpa y luego iban a reírse de eso a mis espaldas! Les demostraré exactamente que tan peligroso puede ser este "idiota". No voy a permitir que se salgan con la suya.
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Llego el día, vamos ¡Date prisa! Cuando llegue, rogará para darme el dinero.
— ¿Eh? —Quedé en blanco cuando el que entro por la oficina no fue el viejo mentiroso, sino Jimin.
— ¿Por qué estás solo? ¿Dónde están todos?
—Oh... creo que fueron a hacer sus rondas.
—Mmm... —Tomó asiento en los brazos del sillón enfrente de mí.
—... —Demonios, esto es demasiado incómodo, creo que es la primera vez que estamos solos desde... lo que pasó.
—Escuché que decías que tendrías el dinero para hoy, solamente espero que estés preparado para dejar la ciudad. No, espera, me pregunto si ya prepararon un ataúd para t-
— ¿El Jefe te trata bien? —interrumpí, mirándolo a los ojos por primera vez desde que llego; su boca permaneció ligeramente abierta y me miró desconcertado.
—Al menos no es una sucia puta como alguien que conozco —contestó al fin dándome la espalda, entonces levantó la cabeza y se encogió de hombros—. Además es rico, apuesto y tiene un cuerpo fantástico ¿de qué me puedo quejar? —Solté un pequeño chillido y él se giró para verme— ¿Eh? ¿Qué hay con ese chillido?
— ¿De verdad tiene un cuerpo fantástico? —pregunté juntando mis brazos frente a mi pecho y apretando mis puños, en entera emoción.
— ¡ARG! —Me dio un golpe en la cabeza con furia y camino a la salida soltando maldiciones— ¡Perro descarado, maníaco sexual!
—Bueno, me alegra oír eso. —Jimin se detuvo y giro a verme, le di la sonrisa más sincera que tenía para él, al tiempo que sobaba mi cabeza. No respondió nada más, apartó su mirada y aunque agachó su cabeza pude ver como un leve sonrojo se posó en sus mejillas; sin embargo casi de inmediato regresó a su pose de indignación y continuó su camino.
Cuando abrió la puerta dispuesto a irse, un sujeto apareció justo detrás de esta, vestido completamente de negro, con gafas negras y un gorro negro. — ¿Qué? ¿Quién eres? —preguntó Jimin pero al acercarme pude reconocerle enseguida.
— ¡Ah! Espero que haya traído el dinero. —Sí, era la persona que esperaba.
— ¡Traje "algo" bueno! —En un segundo sacó la mano que llevaba bajo su chaqueta a la altura del pecho, sosteniendo algo brillante.
