Kim SeokJin es un joven de 23 años que se esfuerza en todo lo que hace y vive como quiere sin importarle los verdaderos sentimientos de las personas que deja a su paso. Una de estas personas es Park Jimin, quien en un acto de venganza, provoca que S...
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—E-espera... ¡Jefe, espera!
—No puedo. De nuevo llevamos dos horas pérdidas de las que prometimos.
Namjoon ignoró las protestas de SeokJin y continuó besando su nuca y desabrochando su camisa camino a la habitación. Apenas si había entrado en el departamento y ya era presa de sus manos inquietas y su lengua húmeda.
—Como tú estabas trabajando...
—¡¡Guaa!! —Namjoon tiró al rubio sobre la cama que compartían, abrió sus piernas y se arrodilló en medio con una expresión hambrienta; lamiendo su pulgar con una sonrisa.
—Te haré sentir muy bien, así que compórtate.
— ¡J-Jefe! —SeokJin clavó sus dedos en la almohada cuando Namjoon tomó en sus manos la parte posterior de sus rodillas y alzó grande y amplio sus piernas, para meter la cabeza en medio.
Luego sacó su ancha lengua y lamió por sobre la tela. SeokJin gimió y agarró con más fuerza la almohada, tirando de su cabeza hacia atrás cuando sintió su pene fuera de su pantalón, y casi de inmediato, dentro de la boca de Namjoon.
La habitación se llenó de jadeos en cuanto Namjoon devoraba el miembro de su amante, lo succionaba con fuerza y luego torturaba la ranura de la cabeza con la punta de su lengua.
Los jadeos fueron perdiendo profundidad, el cuerpo debajo del verdugo perdió su tensión y se relajó, y entonces su respiración se convirtió en algo pausado y tranquilo. Para cuando el miembro de SeokJin se derrumbó medio flácido, perdiendo su erección, SeokJin ya había cerrado sus ojos hace rato.
— ¿Eh...? ¿Qué diablos es esto? —Y sólo en ese momento Namjoon se dio cuenta. — ¡¿Estoy trabajando duro para complacerte y te atreves a quedarte dormido?!
Un muy indignado Namjoon se irguió sobre SeokJin y le sacudió furiosamente de la camisa a medio poner, pero de nada sirvió.
—¡¡BASTARDO!! ¡¡DESPIERTA!! ¡¡HEY, KIM SEOKJIN!!
—... —El rubio estaba completamente fundido, casi parecía muñeco.
Namjoon tuvo un serio conflicto pensando en meterla así nada más, pero al final –por suerte para SeokJin– desistió.
—Maldición... ¿qué clase de negocio le exige tanto a un empleado nuevo...?
En cambio, simplemente se recostó en la cama y tomó un cigarrillo. Mientras salía el humo de sus labios, una vivida y dolorosa imagen de SeokJin le travesó la cabeza; llorando desconsolado y completamente roto, así había sido.
«Así que te lo ruego, Jefe... ¡por favor termina conmigo! ¡Si terminamos ahora... podré huir de ti! ¡PODRÉ OLVIDARTE SI TERMINAMOS AHORA!»
Eso había pasado hace apenas seis meses...
Ahora estaba ahí, peinando los cabellos rubios, acariciando el angelical rostro y abrazándose a su amante como si su piel fuese su hogar, y sus labios su razón de existir.
