Capítulo 40: Esfera.

851 121 26
                                    

Si lo pensaba fue el más afortunado de ese incidente. Es la conclusión que llegó tras haber visto a Uraraka chocar contra las paredes y a Iida tratando de ayudarla, pese a que éste mismo no estaba al tanto de las negativas por la asistencia de la chica por obvias y auditivas razones.

Por su parte él sólo pudo evitar que Occhako chocara letalmente contra la ventana al tomarla de los hombros cuando Iida la dejó por un momento por ir al baño. Recibió un escueto "gracias, aunque no puedo verte estoy muy agradecida", él sólo pudo asentir por reflejo, ya que la contraria no puede ver ese tipo de gestos. Es difícil ¿Cómo se comunican un mudo y una ciega?

De todas formas sus dilemas son cortos, ya que ella terminaba siendo rápidamente atendida por Iida o algunas de las hadas de la escarcha, siendo la que más cuidados ha recibido por obvias razones. Todoroki regresa de nuevo a sentarse en la cama de la enfermería, a retomar la lectura de su libro e intentar relajarse un poco y tener un momento de paz.

Momentos antes escuchó la voz muy preocupada de su hermana mayor Fuyumi reclamando porque no venía a casa, tuvo que ver como Recovery girl le explicaba con calma por su teléfono lo que había ocurrido y pidiéndole un cambio de ropa cómoda porque iba dormir en la enfermería de la academia para ser debidamente monitoreado.

Para su fortuna el viejo tuvo que irse de viaje por una misión y Fuyumi no tenía como contactarlo, de lo contrario ¿Quién aguantaría esa erupción?

La noche se le hizo eterna por muchos factores; el cuarto de enfermería no tenía todas las particularidades que poseía su habitación, el sonido del aleteo constante de las hadas vigilando su salud, y por sobre todo el hecho de que estaba acompañado por otras personas.

Había descubierto que despertar junto a alguien te permitía ver una imagen distinta de esa persona, como el hecho de que Iida dormía anormalmente estático sin moverse un apice de su posición y despertaba con el cabello perfectamente peinado, o que Uraraka duerme con guantes de cocina. Recuerda también, el tiempo que compartió con Midoriya en ese ambiente de invierno en la prueba de recolección de ingredientes que les hizo Aizawa y Trece, el chiquillo pecoso y raro murmuraba cosas dormido mientras una delgada línea de saliva caía por la comisura de sus labios, Todoroki no durmió nada en esas noches y parecía que la conclusión se iba a repetir.

Estaba por ensimismarse en su lectura cuando escucha unas voces.

—¡Oh por dios! ¡Sólo entra!—Dijo una exasperada anciana.

—¡Recovery girl! ¡¿Desde cuando está allí?!

—¡Lo suficiente como para querer golpearte!—Gritoneó, y obedeciendo sus deseos, da un golpe con su bastón a los muslos del joven quien pierde el equilibrio y cae hacia delante abriendo estrepitosamente la puerta.

Había llegado hace treinta minutos quedando frente a la puerta, y durante este lapso de tiempo estuvo caminando en círculos, murmurando cosas inentendibles por lo bajo, volteando con decisión a punto de tomar la perilla y deteniéndose con pánico en sus ojos.

Juntar el coraje para ver a esos tres no era fácil.

Su cara choca de forma brusca contra el suelo, y casi no quería levantarla porque sentía la mirada de los inquilinos sobre si.

—¿Eh? ¿Quién llegó?

—¡Midoriya dono!

El aludido escuchó la voz de sus dos amigos a un metro de él. Alzó la mirada lentamente, medio reacio ante la idea de volver a verlos en la condición en que los dejó.

El trío estaban sentados entre las cobijas de las camas de la enfermería, vistiendo todavía ropas cómodas que daban a suponer que pasaron la noche allí.

El Alquimista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora