Esta vez Razvan no me lanzaba un cuchillo, simplemente observaba con una sonrisa malvada y satisfecha cómo mi abultado vientre se llenaba de sangre. Ésta chorreaba hacia abajo en hilos densos y negruzcos que resbalaban por mis piernas y formaban un charco bajo mis pies, sin que yo pudiese hacer nada para evitarlo.
―¡Nooooo! ―grité, horrorizada, incorporándome de sopetón.
En esta ocasión sabía que había sido otra pesadilla. Otra más. La misma que, últimamente, tenía siempre.
―Nessie, mírame ―me pidió Jake, acariciándome el rostro con ansiedad.
Seguramente llevaba un buen rato haciéndolo, porque tenía un calor tremendo. Esa horrible pesadilla se había esfumado, pero todavía tenía los últimos visos en los ojos, hasta me sentía mareada. Le miré y, cuando le vi a mi lado, le abracé con fuerza.
―Jake, ha sido la misma pesadilla de siempre ―sollocé en su acogedor cuello.
―Lo sé ―murmuró, apretándome con mimo al tiempo que sus manos acariciaban mi espalda desnuda. Tenía tanto calor, que hasta me parecían templadas―. Tranquila, ya ha pasado todo.
Su cuerpo me acaloraba más, pero se estaba tan bien entre sus brazos, notando su piel pegada a la mía.
―¿Por qué se repite tanto? ―pregunté con un murmullo.
―Supongo que hasta que no demos caza a Razvan y compañía seguirás teniéndolas.
Me despegué de él para mirarle.
―¿Quieres decir que hay posibilidades de que la pesadilla se cumpla hasta que no mueran Razvan, Nikoláy y Ruslán? ―inquirí, con temor.
Claro, qué tonta era.
―Esa pesadilla no se cumplirá ―aseguró, omitiendo esa respuesta tan obvia, para no preocuparme―. Esos tres morirán mucho antes.
De pronto, me dio otro fuerte mareo. En realidad, era un mareo continuo que no se iba. Pero había algo más. Debido al tema de mi pesadilla, no me había dado cuenta hasta ese momento de que mi nariz estaba taponada y de que me dolía todo el cuerpo. Tenía la garganta reseca, ese fuerte calor no se iba y me encontraba mal, muy mal, fatal. Jake se percató de que me pasaba algo cuando vio cómo se me cerraban los ojos y observó mi rostro mejor.
―¿Te encuentras bien? ―inquirió, preocupado.
―La verdad es que no ―reconocí, llevándome la mano a la frente.
¡Uf, ardía!
―Déjame ver ―me pidió él, quitando mi mano para poner la suya con prisas―. Mierda, estás ardiendo.
Sí, lo estaba, porque su piel, que normalmente me parecía tórrida, ahora me resultaba más bien templada. Los ocho grados que me sacaba normalmente, ahora no llegarían a cuatro.
Y ya me temía lo que era.
―Tengo fiebre… ―susurré.
―Pensaba que tenías calor por el susto de la pesadilla, pero ya veo que no es por eso ―dijo, alarmado―. Vamos, cielo, túmbate ―me ayudó a echarme, tomándome por la cintura con delicadeza. Luego, me cubrió con la sábana―. Llamaré a Carlisle.
Hizo el amago de levantarse, pero le detuve, cogiéndole por el antebrazo.
―No, no le llames.
―Pero, estás ardiendo ―rebatió, mirándome con preocupación.
―Sólo es una gripe, conozco los síntomas ―afirmé, hablando desganada por la fiebre―. Si le llamas, preocuparás a toda la familia. Son capaces de venir de Anchorage hasta aquí sólo por esto.
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JACOB Y NESSIE NUEVA ERA II (Comienzo 2° parte)
FanfictionEste libro está registrado en Save Creative para evitar posibles plagios. Todos los derechos están reservados a Tamara Gutiérrez Pardo, la mala utilización de los mismos por parte de otras personas podría ser objeto de sanción y/o delito. No. Reg...