PREFACIO (RENESMEE)

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= RENESMEE =

―Vale, preciosa, vamos a tener a nuestro bebé ―dijo Jake, con un tono y una mirada que rebosaban una reciente y repentina determinación.

A él se le veía seguro y confiado, pero yo estaba muerta de miedo. Notaba esas tremendas contracciones en mi útero, en mi vagina, retorciéndose y torturándome con saña, incluso los muslos me dolían, aunque esto podía ser de lo tensas y agarrotadas que tenía las piernas, tanto, que incluso ya empezaba a notarlas algo entumecidas. Lo cierto es que tenía muchas ganas de empujar, pero ¿y si esto se intensificaba más cuando lo hiciera? Ya era insoportable…

―Jake…, no… no puedo ―lloriqueé, haciendo una negación con la cabeza―. Tengo miedo… Me duele mucho…

―Sí, sí puedes ―me alentó, pasando su suave mano por mi rostro con esa seguridad―. Sé lo fuerte que eres, confío en ti. Vas a hacerlo muy bien, yo te ayudaré, ¿de acuerdo? Vamos a tener a nuestro bebé y será un niño precioso.

Sus ojos ratificaban sus palabras, se clavaban en los míos con esa determinación y confianza. Jake confiaba en mí, y estaba conmigo. Yo seguía sin estar tan segura, pero su intensa mirada, y esa fe en mí, me dio fuerzas, así que asentí. 

Pero, de repente, hizo el amago de marcharse. Mi mano se arrojó hacia la suya con rapidez, llena de ansiedad, y le detuvo.

―Jake, no te vayas… ―le supliqué, algo presa del pánico.

Sin él estaba perdida. Si él no estaba a mi lado, no tendría fuerzas para afrontar esto, lo sabía, lo sentía. Le necesitaba, le necesitaba conmigo.

―Cielo, tengo que coger al bebé ―me tranquilizó, y su mano suelta volvió a pasar por mi rostro con dulzura―. No me iré de tu lado nunca, estaré aquí mismo, ¿vale? Lo haremos juntos, estoy aquí contigo.

Me sentí como una idiota. Claro, por supuesto que tenía que coger al bebé, ¿cómo era tan tonta? Pero estaba tan, tan nerviosa… Y tenía tanto miedo… Sin embargo, sus palabras volvieron a sonar en mi cabeza. Él no se iría de mi lado nunca, estaba aquí mismo, conmigo, a mi lado. Eso me llenó de fuerzas de nuevo. Respiré hondo, cerré los ojos, preparándome para afrontar el parto, y asentí.

―Te quiero ―murmuró, con una sonrisa y unas brillantes pupilas que delataban a las claras las ganas que tenía de ver a Anthony, y lo poco que quedaba para que así fuera.

―Te quiero ―susurré, curvando mis labios todo lo que pude para corresponder esa misma sonrisa, aunque los horribles dolores que sentía me lo impidieron.

Su rostro se pegó al mío y me dio un beso tierno y dulce que me emocionó, haciendo que se aferrara un nudo enorme en mi garganta. Estábamos a punto de tener a nuestro bebé.

Sus labios se separaron de los míos enseguida, demasiado pronto, pero su frente aún estaba en contacto con la mía. Ojalá no tuviera que despegarse nunca.

―Jake… ―sólo conseguí que me saliera un hilo de voz, porque quería tenerle cerca, le necesitaba, pero él tenía que coger al bebé.

Anthony, mi pequeño Anthony.

―Todo saldrá bien, estoy aquí contigo ―susurró él.

Asentí de nuevo y Jake me regaló otro beso corto. Después, se incorporó para alejarse. Le dejé libre y él se movió hacia mis piernas abiertas para atender el parto.

―¡Vale, pequeña, empuja! ―me animó, con entusiasmo.

Su animada voz me dio fuerzas. Cogí aire, me preparé mentalmente para ser valiente y me incliné hacia delante para empezar a empujar con voluntad.

JACOB Y NESSIE NUEVA ERA II (Comienzo 2° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora