BENEFICIO COLATERAL

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inguno traíamos buena cara cuando llegamos a casa, pero el que la tenía más larga era Jacob. No le gustaba nada la idea de que ese ejército de licántropos se uniera al peligro que ya teníamos en ciernes, con Razvan, Nikoláy y Ruslán ya teníamos bastante. Entró en nuestra vivienda, ofuscado y enfurruñado, y el resto lo hicimos detrás de él, si bien mucho más calmados. Me quité la cazadora, la cual estaba empapada, y la colgué en el perchero.

―Y luego dicen que ser el Gran Lobo mola ―resopló, cogiendo mi mano de nuevo para que nos dirigiésemos al saloncito―. Es una mierda. Mira todo lo que se me viene encima. Ahora los Vulturis se aprovechan de mí, es el colmo. Gran Lobo, Gran Lobo… ―farfulló, enfadado.

Sus pies descalzos estaban mojados, llenos de tierra y hierbajos, e iba dejando una serie de huellas por todo el vestíbulo. Iba a decirle algo para que se calmase un poco, pero cuando pasamos al salón, me quedé muda y boquiabierta. Todo ese ambiente cambió.

―¡Felicidades! ―gritaron los cinco miembros del aquelarre de Denali a la vez.

En menos de un abrir y cerrar de ojos, me vi precipitadamente envuelta en abrazos y muestras de alegría a la vez que Jake recibía felicitaciones por todas partes.

―Gracias ―fui diciendo yo, ya que Jacob no sabía si ponerse contento o salir de casa disparado como un cohete.

Le entendía. Le entendía perfectamente. No es que Jake no agradeciera la visita de los de Denali, puesto que también habían venido a ayudarnos, no es que no agradeciera sus muestras de cariño y alegría, sus felicitaciones, pero yo mejor que nadie sabía que lo que Jacob deseaba ahora mismo con todas sus fuerzas era un poco de paz para tranquilizarse, un momento a solas, conmigo. Él estaba acostumbrado a contármelo todo, a contarme lo que le preocupaba, lo que le alegraba, lo que le enfadaba, a desvelarme todos los secretos, todo lo que ocurría en su día a día, todo, todo lo compartía conmigo. Y por otro lado también estaba el hecho de que nuestra pequeña casita estaba llena de vampiros, cada uno de ellos con su correspondiente olor ácido y con sus correspondientes sentidos desarrolladísimos. Jacob ya estaba más que acostumbrado a su presencia, por supuesto, sin embargo, no dejaban de ser vampiros, con todo lo que eso supone para un metamorfo.

―Tanya y los suyos por fin han vuelto de su viaje de Europa, y han venido a ayudarnos ―nos reveló Alice, aunque mis padres, Jake y yo ya nos lo habíamos figurado, claro.

―Sí, creo que ya nos hemos dado cuenta ―respondí, usando un tono un tanto burlón.

Alice me sacó la lengua.

El aquelarre de Denali no había podido venir antes, ya que cuando les habíamos llamado, se encontraban en Suiza, cambiando un poco de aires. Garrett fue el que más lo agradeció, antes era un nómada aventurero que se movía de aquí para allá, y aunque ahora ya se había acostumbrado a la quietud, rutina y estabilidad de un hogar fijo, a veces también echaba de menos esos viajes que solía hacer en sus épocas pasadas. Fue por esto que no les azuzamos para que viniesen más temprano. Además, yo ya gozaba de una protección suficiente, aunque mis padres y Jacob insistían en que cuantos más fuéramos, mejor.

Agarré a Jake de la mano y le di un beso en la mejilla, para animarle un poco. Después, le sonreí y le acaricié la misma, dejando que nuestros ojos se encontrasen durante un fugaz instante, instante que fue suficiente para decírnoslo todo. Su labio no tardó en curvarse hacia arriba y adiviné en sus pupilas lo mucho que deseaba besarme.

―Rose nos ha dicho que estás de un mes ―me dijo Carmen, sonriéndome.

Me volví hacia ella, un tanto apurada, porque ya había empezado a quedarme un poco atontada al mirar a Jacob.

JACOB Y NESSIE NUEVA ERA II (Comienzo 2° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora