―¿Seguro que estarás bien? ―le pregunté por enésima vez.
―Sí, no te preocupes ―me contestó Nessie, que tenía las manos sobre la zona de los riñones.
Terminó de acercarse a la silla que yo había traído de la cocina y que había colocado en mi garaje para la ocasión, y la ayudé a sentarse, asiéndola por el brazo. También había traído unos cojines del sofá, así que después me apresuré a cogerlos del capó del Golf, volví a la silla y se los coloqué en la parte trasera de su cintura.
―Ah, gracias, cielo ―me agradeció, sonriéndome y dándome un beso corto―. La verdad es que tengo la espalda molida, Anthony cada vez pesa más.
Me lo podía imaginar, bueno, no, claro, yo no estaba en su pellejo, pero solamente faltaban alrededor de tres semanas para el parto, y su barriga ya era más que enorme. Además, ahora que todo el peligro se había esfumado, Carlisle le había hecho una última ecografía en la que habíamos comprobado el estado de nuestro bebé, y su tamaño ya era el de un bebé, bebé. Esta vez sí que habíamos podido imprimir la ecografía, y la teníamos colgada en la nevera, por medio de un imán. Sí, por fin. La primera fotografía de Anthony. Se me caía la baba cada vez que abría la nevera, qué puedo decir…
―Pues luego tenemos que ir al curso de preparación al parto, ¿no sería mejor que descansaras un poco en el sillón de la chimenea? ―sugerí, preocupado, poniéndome en cuclillas a su lado para acariciar su panza―. No sé, allí estarías más cómoda, podrías leer…
―Ni hablar ―se negó, con una sonrisa, colocando su dedo índice en mi boca para que cerrase el pico―. Prefiero quedarme aquí, viendo cómo haces la cuna.
Sonreí.
Ya habían pasado dos semanas de la batalla con los licántropos, de la muerte de Razvan y el resto de chusma, y nuestra vida había vuelto a la normalidad. A la normalidad de antes, claro está, a la que teníamos cuando vivíamos solos en nuestra casa. ¡Sí! Mi familia política se había mudado a su casa de Forks, el aquelarre de Denali se había pirado a Denali, y ahora volvíamos a disfrutar de nuestra intimidad, como marido y mujer.
Bueno, de toda no.
―Toma, hija ―Bella entró en el garaje y le pasó la zanahoria pelada y lavada que Nessie le había pedido.
Sí, los Cullen venían todos los días y se pasaban las horas aquí.
―Gracias, mamá ―agradeció ella, cogiéndola.
Últimamente, a Nessie le daba por comer zanahorias, era su antojo más reciente. Le dio un mordisco y Bella se sentó en el banco formado por cajas de refrescos, a su lado.
Me quedé mirando a Nessie embobado durante un instante. Dios, era tan hermosa. Todavía no podía creerme que todo el peligro se hubiera terminado y que por fin pudiéramos vivir en paz. Pero así era, ¡sí! Habíamos terminado con esos apestosos licántropos, con los rumanos, con esos dos magos momificados, y yo había aniquilado a mi peor enemigo: Razvan.
Eso sí, aún me rechinaban las muelas al recordar lo que ese desgraciado había estado a punto de hacerles a Nessie y a mi hijo. Menos mal que ese maldito no se había salido con la suya. Ezequiel me había explicado que los exteriores de nuestra casa seguramente habían sido rociados con algún tipo de polvo mágico o algo así para hechizar a la pulsera de Nessie, con el fin de adormilarla, por eso el aro de cuero no había podido reaccionar ni actuar durante ese alocado trayecto en el Jeep de Emmett, ni tampoco después.
Ezequiel no había sido capaz de explicar por qué Nessie había podido desviar hacia ella el hechizo encadenado de Razvan, pero no me había hecho falta, porque yo sabía de sobra por qué había pasado eso. No había sido mi poder espiritual, ni ninguna magia, bueno, sí, había sido una magia, pero nada que ver con la que últimamente estábamos acostumbrados a toparnos. Había sido un milagro, el milagro que sólo una madre puede conseguir gracias al amor que le procesa a su hijo. Nessie había luchado con todas sus fuerzas, con toda su alma, para salvar a Anthony, y sin darse cuenta había hecho que el hechizo pasase a ella. De ahí que la mirase tan atontado, era inevitable.
ESTÁS LEYENDO
JACOB Y NESSIE NUEVA ERA II (Comienzo 2° parte)
FanfictionEste libro está registrado en Save Creative para evitar posibles plagios. Todos los derechos están reservados a Tamara Gutiérrez Pardo, la mala utilización de los mismos por parte de otras personas podría ser objeto de sanción y/o delito. No. Reg...