PRUEVA

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Esa cubierta arbórea que nos cubría se quedó sin inquilinos en un abrir y cerrar de ojos, y todos nos habíamos quedado tan estupefactos y perplejos por esa petición de mi padre, que ni siquiera los lobos pudieron reaccionar. Se quedaron con las patas clavadas en el sitio, sin perseguirles, así como mis tíos, Eleazar y Garrett.

Jacob no podía creérselo. Después de su protesta, observaba las ramas con los ojos muy abiertos y la boca colgando, con una mezcla de incredulidad e indignación.

Pero pronto se giró hacia mi padre, furioso.

―¡Mierda, Edward, siempre haces lo mismo! ―protestó enérgicamente―. ¡Y vosotros, ¿desde cuándo obedecéis sus órdenes, eh?! ―les reprochó a sus lobos.

Quil, Embry, Rephael, Brady, Michael y Collin se observaron unos a otros, emitiendo una serie de gañidos para echarse las culpas entre ellos, y luego oscilaron la mirada hacia su líder, encogiéndose de hombros.

Jake resopló por la nariz con enfado y cansancio, y cogió mi mano otra vez.

―No podíamos seguirles, y tampoco atacarles ―se defendió mi padre―. No debemos romper el tratado.

―¡A la mierda ese maldito tratado! ―voceó mi chico, haciendo un aspaviento con su brazo suelto―. ¡¿No has visto lo que acaban de hacer?! ¡Por su culpa tres de mis lobos están heridos! ¡Y querían que esos licántropos se deshicieran de parte de mi manada!

―Te equivocas ―le contradijo mi padre―. Sé que parece lo contrario, pero en realidad no querían deshacerse de tus lobos.

Mamá le miró sin comprender.

―¡¿Pero qué estás diciendo?! ―Jacob no se lo podía creer.

―Por muy difícil que parezca de creer, Thiago y su grupo sólo querían ver las posibilidades que tenían tus lobos de sobrevivir a un ataque de licántropos sin ti. Sin embargo, los licántropos no se quisieron enfrentar a ellos, y eso estropeó sus planes.

―¿Sin mí? ―ahora Jake parecía más interesado.

―Era una especie de… prueba ―siguió aclarando papá―. Se estaban planteando qué pasaría en caso de que a tu manada le sobreviniera un ataque de Hijos de la Luna sin que tú estuvieras presente. Es evidente que saben que siempre estás con Renesmee y que la manada no goza de los favores de tu poder espiritual todo el tiempo. Eso les preocupa.

Una vez más, me sentí culpable.

―¿Que les preocupa? ―mi chico enarcó las cejas con incredulidad―. Vamos, anda ya ―dudó, chistando acto seguido―. ¿Les preocupa y nos mandan a unos licántropos, sabiendo que una mordedura suya podría matarnos?

A él no, claro, pero Jake siempre usaba el plural para hablar de la manada.

―Les preocupa porque eso puede perjudicar los intereses de Aro ―matizó mi padre―. Además, era un grupo pequeño de licántropos, cinco, si no me equivoco, era por esa desventaja numérica por lo que aprovecharon para hacer la prueba. Querían comprobar cómo se desenvolvían tus lobos sin ti. Aro quiere que ganes esa posible batalla contra los licántropos, por supuesto, porque le beneficia a él, y si tus lobos no están preparados para luchar contra ellos…

―Oye, para el carro ―protestó Jake, interrumpiéndole, aunque los lobos también gruñeron como queja―. Mis lobos saben defenderse perfectamente.

Quil alzó su enorme cabeza de color chocolate con orgullo.

―No contra unos licántropos ―refutó papá.

La cabeza de Quil se vino abajo para mirarle con disconformidad.

―¿Qué dices? Mis lobos saben…, pueden… ―Jacob observó a sus hermanos y pareció quedarse sin alegatos posibles―. Bueno, vale, no contra unos licántropos ―reconoció a regañadientes. Embry miró a un lado y gruñó por lo bajo, como si murmurase algo para sí―. ¿Pero qué quieres que hagamos? Nunca nos hemos tenido que enfrentar a ninguno. Bueno, yo sí, pero eso es otra historia.

JACOB Y NESSIE NUEVA ERA II (Comienzo 2° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora