Fue escuchar esas palabras, y un torrente de emociones recorrió todo mi organismo con un manguerazo inmediato, desde el júbilo más absoluto hasta la rabia más honda y oscura, sádica. Por fin, por fin iba a poder vengarme de ese malnacido.
Nessie vio mis deseos de revancha en mis ojos y los suyos adquirieron una tonalidad de preocupación e inquietud. Se incorporó, apoyando la espalda en el corto cabecero de madera al tiempo que rodeaba su abultada barriga con la mano sana, ya que la rota, en la cual no nos habíamos fijado hasta más tarde dada la gravedad y urgencia de su estado febril, se la había curado Carlisle, aprovechando su inconsciencia, y la tenía entablillada. Se quedó mirándome con algo de ansiedad.
Verla así me dolía como si me clavasen un puñal en el corazón, pero yo necesitaba vengarme de ese desgraciado de una vez por todas, por todo lo que había hecho y había intentado hacer. Sí, lo necesitaba, lo necesitaba con todas mis fuerzas, como el oxígeno, si no lo hacía, terminaría explotando.
―¿Puedes dejarnos un momento, Sam? ―le pedí, cambiando la mirada hacia él por un breve instante―. Bajo ahora mismo.
Éste asintió con esa respetabilidad con la que me miraba siempre y se fue del dormitorio sin perder más tiempo, cerrando la puerta a sus espaldas.
Regresé la vista hacia Nessie.
―Jake… ―murmuró, asustada.
―No me pasará nada ―le calmé, llevando las manos a su rostro para enjugar esas lágrimas que había derramado durante nuestro beso.
Su piel era tan sedosa…
―¿Y si es una trampa de Razvan? ―dijo, inquieta―. No sé, no es que no confíe en la manada, pero ¿no es muy raro que pudieran atraparle tan fácilmente?
―Nessie, eso da lo mismo, aunque fuera así, tengo que ir igual, los chicos no podrán hacer nada contra su magia ―alegué, hablando con un tono pausado para tratar de tranquilizarla.
―Pero tú no vas por eso ―se pispó, con evidente intranquilidad.
―Nessie… ―intenté hablar, retirando mis manos de sus mejillas.
Ella me cortó.
―Sé lo que va a pasar ―aseguró, mirándome a los ojos fijamente, rebosando preocupación―. No usarás tu poder espiritual contra él, no te conformarás con eso. Quieres matarlo tú mismo, en un cuerpo a cuerpo, ¿crees que no lo veo en tus ojos? Te conozco demasiado bien.
Mierda, sí, me conocía demasiado bien. No pude rebatírselo, claro, y me quedé con el pico cerrado.
―Ya sé que tú eres muy fuerte, pero Razvan también lo es ―manifestó, nerviosa―. Y en un cuerpo a cuerpo…
―Le ganaré ―le interrumpí, convencido.
―No estoy diciendo que no puedas ganarle, por supuesto que puedes, eso ya lo sé. Pero no deja de ser peligroso ―insistió, mirando a un lado, inquieta.
Entendía perfectamente sus sentimientos. Sabía que ella iba a estar muy preocupada por mí durante mi duelo con Razvan. Sabía que ella era la primera que confiaba en mí, claro, pero una cosa no quita a la otra. Que confiase en mí y en mis aptitudes no quería decir que ya dejase de preocuparse, eso lo sabía muy bien, porque a mí me pasaría exactamente lo mismo si fuera a la inversa. El verla así, el saber que iba a estar tan preocupada, volvía a clavárseme en el corazón como un puñal, retorciéndose para despedazarlo del todo, pero no podía olvidar todo lo que había hecho ese desgraciado, ni hablar. Ese hijo de mala madre tenía que pagar por ello, ya era una cuestión de honor.
Hice girar su cara hacia mí con delicadeza, poniéndole la mano en su barbilla, y ella llevó sus ojos a los míos.
―Le ganaré ―afirmé, sin ningún atisbo de duda.
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JACOB Y NESSIE NUEVA ERA II (Comienzo 2° parte)
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