EN MEDIO

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Mi pulsera comenzó a vibrar con insistencia al instante, avisándome del peligro que se cernía sobre nosotros, y acto seguido diferentes crujidos de menor intensidad se fueron sucediendo con precipitación, cada vez se oían más cerca. Hasta que por fin pararon.

Entonces, los leños se me cayeron al suelo automáticamente cuando vi lo que vi, y Jacob tiró los suyos, poniéndose delante de mí súbitamente para protegerme, aunque no se transformó.

De entre las sombras de la copa de un árbol, apareció un ser monstruoso de ojos amarillos reflectantes, un ser con la forma de un humano descomunal cuyo cuerpo estaba bastante cubierto de un largo pelaje gris y cuya ropa estaba hecha trizas. No me lo podía creer. Era un licántropo.

Mis ojos ya no podían estar más abiertos, y mi cuerpo se puso a temblar de inmediato, del pavor que ese monstruo me producía. Ya habíamos combatido con seres mucho peores, pero el recuerdo que tenía de aquel horrible licántropo que me había acosado hace años todavía me congelaba el alma. Jacob lo notó y me cubrió más.

Ese monstruo pegó un ágil salto y aterrizó junto al tronco del árbol, a unos metros de nosotros.

―No te separes de mí ―murmuró Jacob.

―No ―conseguí musitar, con una respiración entrecortada.

El licántropo se quedó quieto, observándonos con esos ojos que brillaban en la oscuridad como los de un gato, aunque su repulsivo labio se alzaba para mostrar parte de sus colmillos y su respiración se asemejaba a unos incipientes gruñidos. Jake aguardó, expectante, y esperó a la siguiente reacción del monstruo para ver si se transformaba o no.

Durante ese transcurso de tiempo, me di cuenta de que este licántropo era del mismo tipo que el de Nahuel. Sus semejanzas físicas eran más que evidentes, pero había algo más. No había luna llena, y la noche todavía no había cubierto el cielo del todo. Los licántropos normales sólo se transformaban en la noche, y sólo cuando había luna llena, sin embargo, el licántropo mutado de Nahuel siempre seguía siendo licántropo de día, y sin luna llena por la noche. Pero tampoco se me pasó otra diferencia, y esta era la que me producía escalofríos. Los licántropos normales solamente perpetuaban su especie a través del contagio por mordedura, como los vampiros, sin embargo, estos otros licántropos podían hacerlo reproduciéndose. Recordé todo aquello sobre mis genes que nos había explicado Carlisle hace años y volví a sentir un rayo frío que atravesó mi cuerpo de arriba abajo. ¿Sería eso lo que quería este licántropo?

―Eres el Gran Lobo ―habló esa criatura de pronto, con una voz grave y profundamente gutural que hizo que incluso me sobresaltase.

Ya se me había olvidado que los licántropos pueden hablar, por eso me tomó por sorpresa. Era cierto, el licántropo de Nahuel también había hablado una vez, aunque sólo lo había hecho en una ocasión, y su voz había sonado enlatada y vieja, por no haberla usado en muchos años. En cambio, se notaba que este licántropo hablaba con más asiduidad.

Jacob se tomó su tiempo para contestar. Pero finalmente lo hizo.

―Sí, soy yo ―respondió, alzando la barbilla con autoridad y dominio―. ¿Cómo lo sabes? ―exigió que le revelase.

―Tu mirada es especial ―afirmó el licántropo.

―No me digas ―le dijo Jake, usando ese sarcasmo tan suyo―. ¿Y qué es lo que quieres?

Los repugnantes ojos de ese monstruo oscilaron hacia mí y mi cuerpo se vio invadido por otro escalofrío. Jake se agazapó un poco automáticamente.

―No se te ocurra ni el amago de pensarlo, ni siquiera te atrevas a mirarla ―masculló Jacob, con ira contenida, haciendo que el licántropo apartase la vista de mí al instante y sus pupilas regresasen a las suyas. No podía ver sus ojos, porque estaba detrás de él, pero por el tono de su voz y por la cara de ese licántropo sabía que eran extremadamente amenazadores y agresivos―. Si la tocas, si la miras, te mataré ahora mismo, ¿entendido?

JACOB Y NESSIE NUEVA ERA II (Comienzo 2° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora