Capítulo 2

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Estaba ante él desnuda y dispuesta a todo. Solo por él. Sus ojos observaban cada parte de mi expuesto cuerpo. Le encantaba tenerme a su merced. Sentir que él controlaba cada parte de mí ser. Saber que él era el único que disfrutaba de mis inexpertas caricias, le daba un aire de grandeza. 

Su mirada de deseo fue en dirección de mis senos y acercándose a mi pequeño cuerpo, los masajeó con delicadeza para después seguir el camino de mi cintura, y cuando llegó hasta mis glúteos, me sujetó con fuerza y me alzó en su regazo. Mi respiración se aceleró por la anticipación... Su excitación rozaba mi intimidad sin delicadeza, haciéndome enloquecer. 

Mis brazos lo rodearon y mi nariz se escondió en su cuello. Sentía como me llevaba a donde él quería. No sabía cómo alejarme. No quería alejarme. 

Mi espalda chocó contra un muro, lo cual me hizo asustar y soltar el aire que mantenía apretado en mis pulmones. Con una mano me sujetaba y con la otra se apoyaba en la pared. Sus ojos me miraban con un tipo de adoración que no lograba comprender... Sus labios hicieron contacto con los míos lentamente, robando cada suspiro que daba por él.

¡RIIIIIIIIIIIIIIING! ¡RIIIIIIIIIIIIIIIIIING! ¡RIIIIIIIIIIIIIIIIIING!

Desperté sobresaltada al escuchar el sonido de mi despertador. Lo busqué en la mesita que tenía al lado de mi cama y lo apagué. ¡Oh! Afrodita ¿Por qué me haces esto?

8:30 am.

Maldición.

Me duché lo más rápido que pude. Cogí unos vaqueros azules, las botas que llegaban arriba de la rodilla y un beatle color blanco de cuello alto. Me lavé rápidamente los dientes y tomando mi bolso que estaba en el escritorio, salí por la puerta hecha un huracán.

Sabía que más tarde lamentaría no haber desayunado, pero no me importó.

Cuando llegué a la puerta de la sala me di cuenta que ya todos estaban dentro. No podía entrar y pasar desapercibida.

¡Dioses del Olimpo ¿por qué me hacen esto?!

Realmente pensé en irme... pero las sanciones por inasistencias todavía podían jugarme una mala pasada ¿Cómo iba a mirarlo a la cara después de soñar todo eso?

Todavía podía recordar cómo se sentían sus manos sobre mi piel, sus besos sobre mi boca, su virilidad rozando mi intimidad... 

El calor subió a sus mejillas rápidamente al recordar las escandalosas escenas de mi sueño, cuando de repente la puerta se abrió estrepitosamente, dejando salir a una muchacha llorando y cubriendo su rostro. 

Mi boca formó una perfecta "o" al ver esta sorpresiva situación y al darme cuenta que la mirada del licenciado Alexander Mackenzie estaba sobre mí, di un paso atrás. 

Los primeros alumnos sentados en las bancas, se percataron de mi presencia y me miraron de una manera lastimosa. 

El profesor Alexander se levantó de su asiento y con la mandíbula apretada tomó la manilla de la puerta. 

—Espere al término de la clase, si no está aquí para cuando termine, olvídese de esta carrera. —Cerró la puerta de un golpe

Pero que....

Nunca lo había visto enfadado. El licenciado se caracterizaba por ser alguien que jamás perdía los papeles... ¿Qué habrá pasado para que estuviera así? 

Debió ser algo realmente malo.

Así pasó el tiempo... Esperé 1 hora y 20 minutos sentada en una banca de madera que estaba frente a la sala, cuando comencé a ver a mis compañeros varones salir, los cuales me miraban volvían a tener esa mirada. Mi corazón se desbordó.

El Fuego De Tu MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora