Capítulo 4

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No podía creerlo. Liam Miller estaba aquí... Sus brazos me rodearon en un abrazo cargado de un infinito dolor. Sentí como la presión en mi pecho crecía cada vez más... tantos años después nos volvimos a encontrar.

Mi rostro estaba escondido en su cuello mientras él susurraba — Lo siento... Siento mucho haberte dejado. 

Mis manos rodearon su cuerpo correspondiendo totalmente su abrazo. ¿Cuánto tiempo anhelé tenerlo conmigo? Ese día, no solo perdí a mi hermano mayor, sino también, a un gran amigo.

Compartimos por un instante todo el dolor que teníamos dentro, acumulado durante años... Años en los cuales no quería memorizar.  El tiempo pasó a nuestro alrededor. Perdí la cuenta de los minutos que estuvimos abrazados, pero cuando el llanto cesó, nos separamos.

—Tenemos mucho que hablar pequeña Julie. No quiero volver a perder el contacto ¿Me entiendes? — Me dijo sosteniendo mi rostro con sus dos manos y mirándome a los ojos. —Quiero recuperar todo el tiempo perdido —Me regaló una hermosa sonrisa mientras sacaba sus manos de mi cara y me daba la mano.

—Por supuesto Liam, no creas que volverás a librarte de mí —Le dije pegando una pequeña carcajada, tratando de ignorar la punzada de dolor que aún seguía en mi corazón.

—Eso es lo último que querría hacer Julieta.

Nos miramos fijamente un par de segundos, pero su teléfono rompió la conexión. Su ceño se arrugó levemente después de mirar su pantalla, y haciendo una mueca de fastidio me dijo apuradamente.

 — Me están llamando de la empresa, pequeña — Musitó un poco molesto  — Mira, aquí tienes mi número de celular... te pido por favor que cuando tengas el mínimo de tiempo me escribas a WhatsApp ¿Está bien? Estaré esperando tu mensaje, Julie.

Su rostro era muy serio, como si pensara que realmente no iba a hacer lo que me pedía. ¿Cómo podía pensar eso? Jamás olvidaré los buenos momentos que pasamos cuando niños.

—No te preocupes Liam, cuando llegue a casa lo primero que haré es enviarte un mensaje, confía en mí.

Asintió satisfecho por mi confirmación. Nos despedimos de un beso en la cara y un pequeño abrazo, pero antes de que saliera de la puerta del restaurant, dio vuelta una vez más su rostro para verme por última vez en ese día.

Por todos los Dioses... 

Tuve que explicarle lo ocurrido a la Sra. Judith, en privado, claro está. Quedó de piedra al oír la historia que salía sin parar de mis labios... Me dijo que no me preocupara y que se alegraba de que nos hubiéramos vuelto a encontrar. Nos dio el resto de la tarde libre a todos después de que termináramos de almorzar, ya que Liam arrendó el local por el día completo. 

Realmente debió salirle un ojo de la cara.

Los recuerdos de ese día seguían invadiendo mi mente a pesar de mi esfuerzo de no recordarlos. Tenía apenas 10 años cuando vi a mi hermano muerto. Fueron años totalmente miserables... nuestras vidas cambiaron por completo.

Sinceramente pienso que es por esto que quise irme lejos de Castroville,  cambiar de gente y de ambiente, en donde no tuviera que ver todos los días la línea férrea. Todavía recuerdo cuánto lloré en brazos de mis padres... nada ni nadie podía consolar el gran dolor que dejó la partida de mi hermano mayor, Daniel.

Fueron aproximadamente 10 meses de depresión, en donde nos convertimos en solo penumbras... me aislé totalmente en el colegio, ya no quería jugar, reír o estudiar. No nos dimos cuenta que estábamos cayendo lentamente en un agujero negro, del cual si no salíamos, nos iba a consumir a todos.

El Fuego De Tu MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora