Julieta Bassett
Después del intenso momento que viví con el profesor Alexander en la sala del conserje, me devolví rápidamente a mi hostal... la adrenalina todavía estaba en mi sangre y mis pasos avanzaban con mucha rapidez.
Cuando llegué a mi habitación, me tiré pesadamente en la cama y cerrando mis ojos, recordé el exquisito aroma que desprendía ese hombre. Todavía sentía en hormigueo que provocaron sus dedos en mi barbilla, su semblante masculino lo hacía ver exquisito frente al sexo opuesto, y eso era indiscutible.
Sentí vibrar mi trizado teléfono en el bolsillo trasero de mi pantalón. Lo revisé inmediatamente y me di cuenta que todavía se podía usar. ¡Gracias Zeus! En la estropeada pantalla apareció una notificación de Facebook. Liam me había respondido el mensaje que le envié esta madrugada.
Liam: Hermosa Julieta me alegra mucho saber que pudiste comunicarte conmigo, realmente esperé mucho tu mensaje este es mi número de celular +56945665453, ocupo mucho más WhatsApp que Facebook. Me encantaría invitarte a almorzar mañana, bueno... eso si no tienes algo más que hacer. Espero tu respuesta. Que tengas hermosa tarde.
Sentí nervios por volverlo a ver otra vez, admito que no me es indiferente, realmente sería una ciega si no me diera cuenta de su belleza.
Toda mi vida he adorado desde lejos. En la primaria estaba perdidamente enamorada de un niño de mi escuela, pero jamás me atreví a cruzar una palabra con él. ¿Cómo me enamoré? Ni yo misma lo sé. No soy una mujer llamativa sé que soy linda, si pero no como esas mujeres que llegan a un lugar y todos giran a mirarla. Y ni hablar a la hora de ligar... No se me da, literalmente no nací para ser coqueta, ni sensual.
Quizá por eso sigo siendo virgen.
A mis 22 años he estado pocas veces en una situación candente. Recuerdo que tenía una amiga llamada Liz, en Castroville y en ese entonces era su cumpleaños número 16.
Me dijo que el único regalo que quería de mí, es que la acompañara a una fiesta que su novio había organizado para ella. Fui y puse la mejor cara que podía. Nunca en mi vida me había emborrachado y ese día fue el peor para hacerlo.
Bebí más de la cuenta y un estúpido amigo del novio de Liz trató de sobrepasarse conmigo. Si no fuera por el hermano mayor de mi amiga, no sé qué hubiera pasado. Esa es una y la vez siguiente fue con mi ex novio, Nathaniel.
Estábamos en su habitación viendo una película cursi, y bueno nos comenzamos a besar y esa vez tocó mis bubis. Es a lo que más he llegado. Y me enoja mucho saber que el único hombre con el cual estaría dispuesta a todo es Alexander.
¿Quién no querría tener a un hombre como ese?
Su mandíbula cuadrada, sus hermosos labios, su gran tórax, su hermoso cabello y esos ojos... Esos ojos son mi fantasía desde que lo vi por primera vez.
Mañana tenía que ir al grupo de estudios griegos y podría verlo de nuevo.
Agregué a Liam a WhatsApp y le conté que estaría en la universidad hasta el mediodía, a lo que respondió que pasaría a buscarme a las 12:15. No fue mucha la conversación ya que tenía que entrar a una reunión. Me puse a descansar un momento y sin darme cuenta caí en los brazos de Morfeo.
Desperté a las 11 de la noche. Me había quedado dormida encima de la cama... estaba congelándome.
Me vestí rápidamente con mi amado pijama de polar y fui a comer algo, Las tripas me crujían muchísimo por no haber cenado. Lo sé soy muy disfuncional...
Me preparé un pan con mermelada de mora, que mi madre hizo antes de que viniera a la universidad. Yo misma la ayudé a recolectar las moras... la verdad, mis manos quedaron muy masgulladas... soy un verdadero desastre.
ESTÁS LEYENDO
El Fuego De Tu Mirada
RomanceLos días pasaban y no encontraba manera de poder alejarme. Me hice adicta a tus caricias, a tu sonrisa y a tu calor, a tu ojos, a tus manos y a tu boca. sin darme cuenta, mi vida ya no era mía... sino que te la entregué a ti sin penssarlo. Mi mundo...