Capítulo 16

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Cuando llegué al edificio, llamé a Rose para preguntarle si podía venir a buscarme al Hall, ya que decidí traer mis 2 grandes maletas inmediatamente y no esperar a mañana.

Cuando la vi bajar del ascensor, su cara de emoción me dejó impactada.

—Oh, Julie... creo que me he enamorado. Oh, por Dios, todavía no puedo creerlo —Agarró una maleta y se dio media vuelta para volver al ascensor.

—Hola, estoy muy bien prima, gracias por preguntar —Musité sarcásticamente

Cuando entró al ascensor su rostro no había cambiado en nada.

—Jamás había sentido algo así Julie — Me ignoró —  ¿Puedes creer que un desconocido me haya impactado tanto? —Pegó una carcajada.

—¿De quién estás hablando? ¿De tu guapo vecino?

—No... Osea él también está MUY bueno, pero cuando venía a buscarte, ellos iban subiendo por el ascensor y te prometo Julie... Tuvimos una conexión espectacular, jamás había sentido esto —Dijo desesperadamente Rose, moviendo las manos al son de su explicación.

¿Ellos? Creo que ya se rayó.

Entramos al departamento, y mientras íbamos a mi nueva habitación me contó el plan que tenía para esta noche.

—¡¿QUÉ?! —Grité impactada — ¿Aceptaste ir a una fiesta al departamento de un desconocido? ¿Estás loca?

No podía creerlo... ¿Acaso ella era la única, que en pleno siglo XXI, confiaba en alguien solo por ser guapo? ¿Qué tal si era una trampa y solo nos quieren secuestrar para vender nuestros órganos?

—Ay, Julie... No pasará nada de lo que esa cabeza tuya está imaginando. Además, el vecino los conoce y no me pareció que él fuera un secuestrador. —Levantó los hombros desinteresadamente mientras buscaba qué ponerse.

—Rose... Los secuestradores no parecen secuestradores. No puedes dar juicio de algo si no los conoces.

Al momento que dije estas últimas palabras, se dio vuelta hacia mí y levantó sus cejas. En ese minuto supe que había dado un punto a favor de Rose.

—Bueno... Dando por finalizada la discusión, quiero saber solo una cosa —Hizo una pausa —¿Qué te vas a poner?

***

—Rose... Juro que te odio.

Estaba tan enojada... Rose me obligó a cambiar mi discreto atuendo por otro que parecía que iría a una fiesta VIP en las Vegas.

La apretada blusa color rojo solo se afirmaba a mi cuerpo por unas delgadas tiritas que se cruzaban en mi cuello, dejando mis hombros y brazos descubiertos. La estúpida calza de eco-cuero se sentía como una segunda piel y hacía resaltar esos atributos que no me gustaban.

—Julieta... Te ves PERFECTA. Es que nena... Si yo tuviera ese culo, te prometo que no dejaría de usar pantalones ajustados.

Lamentablemente, todas hemos estado acostumbradas a ver desde pequeñas, los prototipos de mujeres perfectas, creando ciertas expectativas en cuanto a nuestro propio cuerpo, las cuales son realmente exageradas y sin sentido.

No es que no me acepte tal cual soy... aprendí a querer cada parte de mi misma estando en mi soledad. Sin embargo, me hubiera encantado que una cuarta parte del tamaño de mi trasero estuviera en la parte delantera... Ustedes saben a lo que me refiero.

Mientras Rose trataba de convencerme de que mi atuendo era perfecto, me estaba haciendo un moño altísimo con una coleta roja. Mi cabello liso ahora llegaba un poco más abajo de mis hombros.

El Fuego De Tu MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora