Capítulo 24

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Narrador omnisciente

Julieta esperaba pacientemente en la antigua cafetería "Maunier", la cual estaba solo a una cuadra de su universidad. Al momento de entrar, una pequeña campanita sonó arriba de su cabeza, indicándole a los trabajadores de ese lugar, que un cliente había llegado. Decidió sentarse en una de las últimas mesas para dos personas que se encontraban al final de ese antiguo recinto.

La gran ventana le permitía admirar a todo el gentío que pasaba por la calle a esa hora. Adoraba contemplar a los demás mientras estaban enfrascados en su propio mundo.

Una hora antes le había enviado un mensaje a su antiguo amigo, Liam Miller, preguntándole si podían verse, a lo que el joven respondió inmediatamente que sí. Ella encontró perfecto que pudieran encontrarse justo en su hora de almuerzo, pero no imaginó que él se tardaría tanto en llegar. La impuntualidad no era una característica de él y eso lo tenía claro, ya que todas las veces que se habían juntado, era ella la que se demoraba más de lo que debía.

Miró la hora en su reloj de mano, sintiendo como la inseguridad la embargaba a medida que los minutos pasaban.

¿Qué pasaría si Liam quisiese alejarse de ella después de lo que tenía que decirle?

La pelinegra no quería perder su amistad... Liam fue muy importante durante toda su infancia, y sentía que una parte de él la hacía estar más cerca de su difunto hermano. Recordó cómo eran esos días en donde los tres iban hacia las praderas para atrapar mariposas. O cuando en cada cumpleaños, Liam dejaba esas hermosas flores debajo de su puerta.

¿Cómo fue que llegué tan lejos sabiendo lo que sentía por otro hombre? Se preguntaba la hermosa joven a medida que tomaba un sorbo del exquisito café que minutos atrás, el trabajador de la cafetería le había traído.

Miró nuevamente la hora. 15 minutos de retraso ¿Le habrá pasado algo?

Tomó su celular con la esperanza de que hubiera algún mensaje, pero el buzón de WhatsApp estaba totalmente vacío. Su corazón sintió una leve pisca de decepción... ¿Acaso la había dejado plantada?

Sus dedos comenzaron a teclear rápidamente unas palabras de preocupación en su celular, sin embargo, antes de tocar la flechita azul para poder enviar el mensaje, la campanilla de la puerta sonó estruendosamente.

Su corazón sintió un alivio contradictorio al ver a Liam atravesar la puerta totalmente avergonzado por llamar la atención de las pocas personas que se encontraban allí, sin embargo, cuando sus ojos se encontraron, el elegante varón le ofreció una sonrisa resplandeciente.

Sus latidos se aceleraron a medida que él se acercaba. Ya no había nada mas que hacer... Su casi "algo" había durado un suspiro y eso le avergonzaba de sobremanera, y cuando Liam se posó delante de ella, rogó nuevamente a todos los Dioses del olimpo, que le permitieran mantener la amistad de ese hombre.

—Liam, estaba preocupada —Se levantó de su asiento y lo saludó con un beso en la mejilla.

—Lo siento tanto, Julieta —Se disculpó pensando en todo lo que tuvo que hacer para poder dejar a Shannon sola en el departamento — Se averió mi automóvil y el celular se me quedó en casa... no tenía como avisarte que venía tarde.

Ella admiró detalladamente el rostro de su amigo, percatándose que unas leves ojeras se extendían por su rostro. La sutil barba que cargaba, le aumentaba un poco el aspecto de cansancio.

Se sentaron uno frente a otro en la pequeña mesa redonda. Liam no sabía como llevar la culpabilidad que se extendió por su pecho esta mañana, cuando vio a su lado, el cuerpo desnudo de su examante. Lo habían hecho toda la noche y casi había llegado tarde a su cita con Julieta... Odiaba las impuntualidades, pero al parecer, la llegada de la pelirroja trajo consigo muchos cambios a su alrededor.

El Fuego De Tu MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora