Los árboles danzaban al compás del viento mientras permanecía al lado de mis padres viendo cómo comenzaban a bajar la urna, que llevaba a mi quería abuela Rosa, al fondo de la tierra.
Pensaba que el velorio había sido la parte más difícil de esto... ya saben, recibir el pésame de las personas que habían compartido un par de veces con nosotros fingiendo que sus palabras significaban mucho, pero en realidad era vacías y sin sentido para una familia que acababa de perder a alguien importante...
Sin embargo, ver cómo bajaban el ataúd color caoba y darme cuenta de que jamás volvería a verla, sin duda era lo más difícil.
La mano de mi madre se apretó a la mía mientras que nuestras lágrimas caían sin cesar, escuchando los cánticos católicos que la iglesia del pueblo dedicaba a la partida de mi abuela.
Los recuerdos de mi hermano también nos inundaban... era imposible no recordar el día de su entierro, sin embargo, esta vez habíamos perdido a otra persona importante... Y me preguntaba ¿Por qué el destino se empeñaba en hacernos sufrir de este modo?
En mi memoria quedaban los mil y un consejos que ella me había dado antes de partir de Castroville... ella siempre había creído en mí y desde ahora yo también lo haría.
Miré de reojo hacia mi derecha, visualizando al hombre que me había acompañado en esta triste travesía... Nuestras miradas se encontraron y sentí como el calmado color de sus ojos, ayudaba a calmar el fuego de tristeza que mi corazón estaba sintiendo en esos momentos... Jamás olvidaría el apoyo que me había brindado en estos momentos.
Miré al frente, sintiendo como el viento golpeaba en mi rostro, como llevándose todos mis temires y Recé a Dios, recé con todas mis fuerzas para que protegiera a las pocas personas que iban quedando en mi vida... recé para que nunca más tuviera que pasar por una pérdida así, recé para que mi madre y yo pudiéramos encontrar ese consuelo que se necesitaba en estas situaciones... y antes de que perdiera de vista el último centímetro del féretro, la promesa que le había hecho hace unos meses atrás a mi abuela, resonaba como un himno en mi atormentada mente.
Viviría... viviría como si fuese mi último día.
***
Lamentablemente Rose no pudo venir a Castroville, ya que en su trabajo no se lo permitieron, sin embargo, la mera llamada que había recibido hace un par de minutos logró reconfortarme un poco más.
Estaba ayudando a mamá a despedir a los familiares y personas que habían asistido al funeral y cuando terminamos, entramos tomadas del brazo a nuestra casa.
Nos sentamos el en pequeño sillón color café que había en nuestra sala, pasaron alrededor de 5 minutos en los que ninguna habló. Todo se sentía vacío y grande... parecía como si todo estuviese en gris.
Había una pregunta rondando en mi mente sin parar y sin querer detenerla, la dejé salir sin más.
—¿Por qué no me lo contaron, mamá? — pregunté.
Todavía podía recordar la despedida de mi abuela hace un par de meses, sin embargo, jamás le tomé el peso de lo que significaba.
—Oh, Julie... —Se giró hacia mí sorprendida con sus ojos llenándose de lágrimas — Lo siento tanto, mi amor — Sollozó — Tu abuela no quería contarle a nadie... yo descubrí sus exámenes médicos cuando ordenaba su habitación.
Mi abue había fallecido debido a un ataque cardiaco... tenía un problema al corazón hace muchísimo tiempo y nunca me lo habían dicho.
—Fue algo imposible de predecir, Julie... en cualquier momento podía pasar esto, cariño — Sus brazos me envolvieron fraternalmente.
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El Fuego De Tu Mirada
RomanceLos días pasaban y no encontraba manera de poder alejarme. Me hice adicta a tus caricias, a tu sonrisa y a tu calor, a tu ojos, a tus manos y a tu boca. sin darme cuenta, mi vida ya no era mía... sino que te la entregué a ti sin penssarlo. Mi mundo...