Todos en la sala ahogan un suspiro al escuchar esas palabras. Me dejan totalmente desconcertado, no entiendo a palabras humanas a lo que se refiere. Con poca certeza, conecto las palabras en mi cabeza a modo de rompecabezas. En el cerebro... todo lo que se interponga en el cerebro es malo en todas las especies, pero... ¿puede mejorar eso acaso?
— ¿Se refiere a...? —La veterinaria Holly trata de conectar las palabras pero es interrumpida.
—Muerte cerebral... —explica.
— ¡No! —Exclama el padre de Laura, como si pudiese reprender ese hecho.
Volteo a verlos y Margot está sujeta a su esposo, a diferencia de la otra mujer, no emite algún sonido. Solo llora en brazos del padre de su hija, quién alza la cabeza en dirección al cielo, implorando.
—Mi pitufina... —musita. Su esposa solloza y él abraza aún más fuerte.
¿Muerte? ¿Su cerebro está muerto? ¡No! Eso no puede pasar, mi humana... ella, ¿no vivirá como cualquier persona?
Me encamino hacia los padres de mi humana, al estar cerca me siento sobre mis dos patas traseras y con una pata delantera rasgo el pantalón del hombre corpulento, no tengo ánimos de levantarme como humano. Ellos me observan, luego se arrodillan y me dan la oportunidad de unirme a ellos tratando de saciar el dolor que ahora siento.
—No tuvo muchos físicos, pero por el choque, su cabeza impacto contra algo sólido. —Explica—. Pueden pasar a verla antes de que den la orden de desconectarla. —Dice el médico.
Esa debe de ser una fuerte decisión a tomar, no hay esperanzas de vida en mi humana, no la hay; para sus padres tener que desconectarla será un gran peso, aunque espero que lo sepan llevar y me alegraría. Pero, por mi parte, me siento tan solo. Charlie y Laura ya no están, pasé tantos momentos con ellos; todos los recuerdos pasan como trampolín en mi cabeza, ahora.
No tengo potestad para decidir como mascota, quiero verla siempre cerca de mí, pero será difícil no verla como antes, tampoco es justo no dejarla descansar. Y dejarla ir implicaría no escuchar su suave y bondadoso corazón. Sin ella, como antes, no sé si podría seguir estando con vida. Para Laura fue dolorosa la idea de perderme, y a mí me angustiaba escucharla sufrir; tuvimos otra oportunidad y fue bueno disfrutarla mientras se pudo. Aunque para mí, ya no existe algún objetivo qué seguir, solo quiero verla ahora.
Laura, ¿ahora donde estás? Ven y rescatame como en aquella estación de trenes.
Una vez que todos se sumen al dolor, los padres de mi humana deciden pasar a verla; conmigo. El médico dice que no pueden entrar todos juntos, pero que entraran antes del momento decisivo. Pasamos por el pasillo, una vez salimos de la sala de espera. Mis pasos son lentos, sin embargo, trato de andar para llegar hasta Laura. Médicos, humanos enfermos y familiares de todas las edades pasan de un lado a otro enfrente de mí.
«No hay edad para el fin» Pienso. «No hay favoritismo para el fin» Pienso de nuevo.
El fin es una noticia que puede despertar al mundo entero cuando está adormecido en el inicio y desenlace de su historia.
¿A dónde nos llevará? ¿Por qué es tan necesario el fin?Llegamos a la habitación. Entonces, el médico antes de abrir dice:
—Quiero mencionarles también que, sería una gran ayuda para alguien que lo necesita: que nos den el consentimiento de donar sus órganos. La joven los tiene en muy estado. —Dice.
Los padres de Laura se miran por inercia, casi como si en ello estén hablando.
He oído hablar sobre las donaciones de órganos. Pero, sé que tienen una función especial, y sabiendo sobre el legado de Laura: «ayudar a otros». Le daría muy buena paz a sí misma, donde esté. Me gustaría creer que ahora está a mi lado, acariciándome. De hecho, ya lo creo así.
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HASTA EL FINAL DEL CAMINO © [TERMINADA]
Teen Fiction«La vida siempre te estará brindando una segunda oportunidad, depende de ti salir a buscarla». Chester, es un personaje canino, cuyo propósito es hacer feliz a su humana: Laura, luego de haberse encontrado con ella bajo una noche tormentosa en una e...