CAITLÍN.
El sol que resplandece en las mañanas, choca en mi rostro al atravesar las pequeñas orillas que hay entre las persianas. Provocando así, que mis ojos se abran a duras penas. Con ayuda mis manos trato de estimular la piel de mi rostro para que despierte, mis ojos están hinchados. Me doy cuenta de que me he quedado dormida abrazada a Chester, pero de seguro mis ojos estaban tan cansados que no pudo ni darme tiempo de acomodar mi cama. Suerte que cerré con seguro ayer al llegar.
Recuerdo el motivo por el que me he quedado aquí desvanecida, deje en leído el mensaje de mi hermano, después de escuchar su audio no quise siquiera seguir escuchando. No me motive ni por un poquito a dejarle uno de mis insultos, prefiero que sepa cuán molesta y heridos estoy, aún, por mi pasado y por el hecho que quiera hacer de las suyas para decidir por mí. Es lo que menos quiero, ahora.
Chester se levanta de golpe y me asusta, además de sacarme de mi ensimismamiento, quizá tuvo alguna pesadilla que lo impulsara a sobresaltarse y quedar despierto.
— ¡Buenos díaaas! —Exclamo suavemente con la voz un poco ronca.
El canino mueve su cola por primera vez en el día, y termina por sacarme una sonrisa.
Ya es otro día.
Pienso. Justo ayer pensé que había sido un día lo bastante bien a pesar de cómo terminó. Pero, hoy creo que ha pasado muy rápido. Qué suerte que me planeé ir a la playa con Chester. Para ser franca, no he vuelto a la playa desde hace un buen tiempo atrás. Por supuesto no haré que Chester camine kilómetros hasta allá. Pobresillo, terminaría tan deshidratado que solo habría cenizas caninas al llegar. Tomaremos el metro de ciudad. Decidí omitir el buscar empleo y comprar libros por ésta vez, necesito realmente respirar aire libre de otro modo y lugar. Tengo buen acompañante y dos semanas, bueno... menos de dos semanas para empezar mi vida universitaria. Deseo fervientemente que mi nuevo corazón se comporte a la altura de mi segunda oportunidad.
Me decido por arreglar mi bolso para éste día, la única parte que omito de lo más común y corriente en la playa, es meter «mi bikini» al bolso. En primer lugar: no tengo uno. En segundo: No expondré todo mi cuerpo al sol. En tercero: mi cicatriz que va desde entre mis senos hasta encima de mi ombligo y la poca confianza que llevo en mi cuerpo. Solo mis médicos han observado parte de él.
Lo siento.
Pero mi inseguridad se asoma cuando menos lo esperas.
Algunas veces siento confianza, pero otras, siento que no la tengo.
Me dirijo a la cocina con el objetivo de armar un buen Picnic en la playa para Chester y para mí. Lo único diferente es que ni llevaré una de esas hermosas cestas que salen en las películas. Debo comprarme una.
Frente al refrigerador empiezo a sacar la caja de cereales y la botella de leche. Tomo una taza, la coloco sobre la encimera y empiezo a servirme. Antes de dirigirme a la mesa, busco las croquetas para perro que guardé en uno de los gabinetes. Al sacar la bolsa, tomo la taza nueva de Chester que está en el suelo. Le coloco un poco de agua —hasta que esté por el borde del extremo de la taza, en realidad—; luego en la otra mitad de la taza, voy colocando las croquetas. No me hace falta verificar con mis ojos que Chester está detrás de mí, esperando su desayuno, porque es algo tan particular en él que he notado en apenas un día.
Con la taza de Chester en el suelo y la mía sobre la mesa, nos ocupamos por comer solamente. Termino mucho antes que Chester, así que empiezo por guardar algunas frutas en una bolsa de papel y luego meterlas en mi bolso —no quiero que se manche después y huela a comida—. Meto los paquetes de Chips Ahoy! En el bolso —ambos porque una nunca sabe las vueltas que da la vida—. Y tomo dos botellas de jugo de manzana. No me preocuparé por nuestro almuerzo, aún me queda dinero suficiente —el que no utilice en mis nuevos libros— como para gastar en nuestro pasaje, comida y aún me quedaría —sí, lo que sufrimos los lectores. El precio de los libros. Y eso que quería al menos diez de ellos—.
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HASTA EL FINAL DEL CAMINO © [TERMINADA]
Teen Fiction«La vida siempre te estará brindando una segunda oportunidad, depende de ti salir a buscarla». Chester, es un personaje canino, cuyo propósito es hacer feliz a su humana: Laura, luego de haberse encontrado con ella bajo una noche tormentosa en una e...