49 | Perdón.

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AUGUSTE.

-Vaya, vaya... pero a quién tenemos aquí. -Canturrea Illusion, al llegar a la sala, me acomodo parte de mi cuello ya que el hombre de negro estuvo revisándome por seguridad -. ¡Qué gusto me estoy dando! -Exclama, y me sonríe hipócritamente-. ¿A qué se debe el honor de visita, Auguste? -Inquiere, caminando hacia uno de los sofás para sentarse.

-Quiero a mi hija. -Respondo, sin siquiera imitar una de sus falsas caretas.

Él ríe.

Sé que me odia, me odia sin sentido alguno. Tengo mi conciencia impoluta de todo lo que se me culpa. Nunca lo traicione, menos cuando me brindó ayuda para pagar los tratamientos de Rebecca. Pero, solo él se imagina que yo podría hacerlo porque fui quien vio donde estaba su dinero. No sé quién lo haría, pero si tenía algún motivo para hacerlo, que sea bueno. Aunque sé que Illusion se lo merece, tampoco es que se ha esforzado por conseguir tanto dinero en su vida.

-Sabes que tienes que pagar el maldito dinero que me robaste para que te la devuelva. -Escupe.

-Uno: el dinero es maldito. Maldito es el uso que le dan. -Cuento con mis dedos, manteniendo mi rostro enserio-. Dos: yo no te lo robé, no me ensuciaría las manos de esa forma. Y tres: aquí traigo el dinero al que le darás un maldito uso. -Señalo el maletín que estaba a un lado del sofá.

Él lo evalúa, tanto como mis palabras por unos segundos demasiado largos para mí.

-Si no lo robaste, ¿para qué me lo has traído? -Inquiere, como si eso desafiara a mi verdad.

- ¿Me devolverías a mi hija de lo contrario? -Inquiero, y tenso mis dientes para contener mi impotencia.

-No.

-Entonces, aunque no lo haya robado, estoy dispuesto a pagar penas que no merezco tan solo por tener a mi hija sana y salva, conmigo. -Sentencio, sin perder mi vista de su falsa mirada.

-Abandonaste a tus hijos, algo tendrías que pagar por eso. -Escupe con sorna.

- ¿Pagarle a quién provocó que me fuera? -Inquiero, y su rostro se enserio.

- ¿De qué hablas? Los abandonaste, no fue mi culpa. -Anula, señalándose a sí mismo.

Obvio que no supo de mi plan para entonces.

-Claro que lo fue, sabía que opinabas muy mal de los padres que abandonan, y de alguna manera pensarías que no valdría la pena tocarlos. -Confieso, y luego de que él digiere todo, muestra una sonrisa de oreja a oreja.

-Así que supiste engañarme. -Concluye.

-Bastante. -Aseguro.

Sobretodo porque no he venido en paz.

-Hay que evaluar ese dinero al que mal uso le daré. -Dice entre dientes.

- ¿Que no confías en mí? -Inquiero, sarcástico.

Y él se ríe.

-Claro que sí. -Responde en el mismo tono.

Así, se levanta y se lleva la maleta.

CAITLÍN.

Qué sorpresa. No me esperaba que Chester apareciera, y, de esta forma. E, imagino que algo se traen entre Cameron, mi padre y Chester. Porque, el que mi padre haya venido y que Chester entrara de una forma sigilosa, me hace la idea de alguna operación de rescate para mí.

Aunque, ¿qué traman realizar para llevarlo a cabo?

Estos tipos tienen armas, supongo. No se las he visto. Pero, no cualquier secuestrador es lo que es sin siquiera tener algún medio para atacar. Suerte que no han hecho eso conmigo porque de ser así, me muero de un ataque cardíaco.

HASTA EL FINAL DEL CAMINO © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora