20 | Si estás en duda, haz lo que más miedo te cause.

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Exacto, no puede ser más importante el compromiso, las ocupaciones de trabajos o estudios antes que saber de nuestros seres queridos, en todo el contexto de la palabra.

Flash... —dice muy triste.

Sin embargo, espero alentar a Laura fuera de éste momento. Quizá no de la tristeza logre sacarla, porque es un estado del que no huyen fácilmente los humanos, pero quiero que sepa que estoy motivado para brindarle una pata amiga.

—Siempre que venía de vacaciones solía jugar con él, desde que era un potro, apenas... —acaricia mi pelaje. Mientras no quita ni un segundo la mirada de encima de una yegua que acaba de dar a luz a un pequeño potro.
Bueno, no en éste momento, pero apenas y logra pararse el pequeño.

Motive a Laura a salir de la casa de sus tíos. Para que así pueda procesarlo bien. Está muy temerosa. Más no se ha puesto en llanto, su voz solo suena quebradiza. Solo olfateo una mezcla de confusión y miedo. Es demasiado extraño en ella.

LAURA.

—Jamás, jamás había montado otro caballo distinto de Flash. —Le confieso a Chester, muy sé que me escucha atento—. Simplemente porque me sentía más confiada en él, en que nunca reaccionaria de tal manera salvaje como para hacerme caer.

Una vez Chester me ha alentado a salir, lo he traído hasta el establo, que por lógica es donde suelen descansar todos los caballos.

—Hace años me confié de alguno de los caballos que algún trabajador de mi tío aseguro que estaba en buenas condiciones: «es tan manso que podría la niña dormirse en el trayecto». —El olor ha estiércol se mezcla con el del alimento para caballos, de alguna manera no es tan desagradable— Fueron sus palabras. Aquel día, Flash fue al veterinario. Sin embargo, no llegaría para cuando era necesario, sino hasta el día en que nos regresábamos a casa.

>>—Muy bien. Está listo, será como andar con Flash. —Indicó el hombre sonriente.<<

— Nunca percibí alguna desconfianza sobre el hombre. Era muy cariñoso con todos los animales de la hacienda. Siempre fue de buena confianza para mi tío Andreu. No obstante ninguno se imaginó que el caballo tendría algún temor. Jamás le tuve rencor al hombre o al caballo —salvo en el momento del pánico y el terror, era solo una niña—, era mi responsabilidad, aunque fuera una niña a penas, insistí en montar a caballo.

>>— ¡Auxilio! ¡Ayudenme! —Exclamé hasta más no poder, repetí éstas palabras. Ni por alguna razón me suelto de la soga con la que sujetaba al caballo.

— ¡Laura! ¡No te sueltes! —Obvio que no lo haré. Mi tío corría en su caballo detrás de .<<

—Para aquel momento ninguno se imaginó que el fuese a escapar, suponiendo que querría hacerlo. Luego se descubrió que temía estar sujeto al montaje que cargaba... —hago una pausa tratando de recordar lo que haría con él—. Querían sacrificarlo, para entonces... no lo permití. Me desagrada la idea del sacrificio. No tenían porqué hacerle eso.

HASTA EL FINAL DEL CAMINO © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora