CAITLÍN.
Voy camino a la estación de policías de la ciudad, con mi segundo objetivo de encontrar algún reporte de mascota perdida que se relacione con Chester. Éste can me agrada, pero creo que debo, por lo menos, saber si hay alguien en busca de él y que esté desesperadamente preocupado por su mascota.
Cruzo una calle más y estoy frente a mi segundo objetivo del día; entro al lugar. Me dirijo hacia la recepción donde hay un policía detrás del muro de madera de un metro en el que descansa un teléfono que, imagino, es donde reciben reportes o algo parecido, así que me acerco hasta allí. El hombre policía está más al pendiente del pequeño televisor que reposa en el escritorio que en los que llegan al lugar, podrían incluso plantar una bomba nuclear y jamás se darían cuenta sino hasta que se vayan al infierno. Y él solo protestaría porque no terminó de ver su partido de fútbol donde su equipo estaban apunto de ganar.
Idiota.
Carraspeo un poco para llamar su atención, pero no funciona ya que tiene el televisor a gran volumen. Carraspeo de nuevo. Nada. Solo se ocupa de la televisión, su café —oh, café— y su pedazo de dona. ¿Por qué a los policías les encanta tanto las donas y por qué no comen otra cosa más que eso?
— Disculpe... —digo. Pero no tampoco es suficiente, así que decido gritar—: ¡OIGA!
El hombre pega un brinco de susto y su dona cae al suelo, justo cuando iba a su boca. A ver si así aprende. Mira al suelo con tristeza como si ver morir a alguien se trate, con la misma razón es que es tan gordo. Pero, no lo culpo, amo la comida también. Incorpora su vista hasta mí y le saludo con la mano, conservando un rostro sepulcral.
— ¿Viste lo que acabas de hacer? —Inquiere, como si yo fuese la que ocasiona algún desastre natural o muerte de alguien.
Como no me interesa su tristeza, levanto mis cejas y con la mirada tan desierta e impenetrable junto a toda la sequedad del mundo le respondo: —Sí.
Detesto que cualquiera se sienta en propiedad de hacerme disculparme de algo que haya hecho o no.
— ¿A qué vienes, niña? —Pregunta.
¡Aff! ¿cómo es que llegó aquí éste pedazo de imbécil? Pensándolo bien, creo que internet me dará la información que necesito. El mundo ha cambiado tanto que no es necesario depender de un estúpido policía para saber de algo.
—Solo venía a interrumpir tu partido y hacer que tu dona caiga al suelo para ver si así entiendes el significado de: evitar las injusticias en la ciudad como servicio público. —Espeto, me doy la vuelta y me dirijo hacia la salida.
Respiro un poco de aire natural al estar afuera. Miro a Chester y trato de pensar en qué haré con todo lo que debo hacer hoy mientras seguimos caminando, no creí que lo llevaría conmigo a todos lados pero tampoco lo voy a dejar a la deriva, así que, me encargaré de él mientras tanto. Observo mi lista, leo todo de nuevo y veo la hora de mi móvil. Ya será casi medio día y Chester debe de esta sediento, debí traer agua, ha caminado mucho, seguro que también tiene hambre.
Ir al supermercado va después de buscar empleo, pero creo que ya el orden no importa en esto. Mejor haré lo que venga mejor para ambos, así que decido ir a comprar comida, conjunto a la comida para Chester, por supuesto. No sé cuanto tiempo se quedará, pero, si sobra, se la daré a sus dueños para que terminen de dársela.
—Vamos por comida, Chester. —Animo. Éste me observa y mueve la cola, un indicativo que me dice más de él —. Sí que eres inteligente, sabes de lo que hablo. —Me río.
Caminamos por ciudad hasta el supermercado más cercano a mi casa, puesto que luego iré a llevar las compras hasta allá. Debo cargarlas y no sería muy agradable andar por la ciudad caminando con un montón de bolsas, oh, y un perro. Tomaría un taxis, pero el tráfico es pésimo y odio ver a los taxistas maldiciendo al de alado. Por suerte solo me tomaría unas seis cuadras llegar a casa con bolsas.
![](https://img.wattpad.com/cover/163896695-288-k483958.jpg)
ESTÁS LEYENDO
HASTA EL FINAL DEL CAMINO © [TERMINADA]
Teen Fiction«La vida siempre te estará brindando una segunda oportunidad, depende de ti salir a buscarla». Chester, es un personaje canino, cuyo propósito es hacer feliz a su humana: Laura, luego de haberse encontrado con ella bajo una noche tormentosa en una e...