trece.

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Javier.

estábamos en una cafetería, después de aquel momento de intensas emociones decidí invitarla a un café y ella accedió con una sonrisa, observaba el lugar con cierta emoción, era una cafetería bastante linda y con detalles que parecían ser lujosos, ni yo mismo me di cuenta en la cafetería de pijos en la que me vine a meter.

— ¿te gusta la cafetería? —pregunté en lo que llegaban a atendernos.

—sí, los detalles están muy lindos, una arquitectura y diseño elegantes. —decía mientras escaneada el lugar con su mirada.

—¿te gusta la arquitectura?

—sí, bueno no, o sea no estoy muy informada sobre arquitectura pero sé apreciarla, no sé si me entiendes. —respondió.

—pues sí te entiendo, debe ser interesante ir a un museo contigo.

—no sabría decirte, pero sí me gusta visitar museos, siempre me fijo en los detalles de menos importancia realmente. —dijo riendo.

—quizá si son detalles relevantes y la gente no los sabe apreciar, te invito al museo para la próxima salida.

—me parece bien pero yo elijo el museo. —dijo estirando su mano.

—perfecto. —dije estrechando su mano.

estuvimos charlando un rato más, era increíble todo el contenido que su mente almacenaba, podía hablar de cualquier tema sin titubear, y aunque el tema fuese medianamente formal ella le agregaba su toque de gracia, me gustaba eso, que su cofre mental sea inmenso.

—creo que es hora de irnos, si llego tarde no me quiero aguantar a los Ginés rompiendóme las pelotas.

nos levantamos y después de pagar subimos al auto y conduje hasta el edificio.

—vamos yo te acompaño hasta tu departamento. —dije saliendo del auto.

Mia.

iba en el elevador junto a Javier, fue una salida bastante extraña, y me sentía apenada por lo que pasó, pero trataba de no darle mente a eso, al final había disfrutado de haber salido con él además de que lo necesitaba.

las puertas de elevador se abrieron y pude ver que fuera del departamento de mi vecina se encontraba Walls hablando con ella, Jul sintió mi mirada y sonrió al verme, yo le sonreí y alcé mis pulgares, porque así de babosa soy.

—gracias por sacarme un rato del apartamento, y por todo lo que dijiste. —dije viendo a Javier.

—no tienes nada que atardecer, que por ver esa sonrisa yo hago lo que sea, de verdad, nos queda pendiente visitar algún museo. —dijo sonriendo.

—ahí te aviso cuando encuentre algún museo que me guste, y nos vemos pronto para la internacional. —dije dándole un abrazo.

el rodeó mi cuerpo con sus brazos, era bastante cálido estar ahí, llegaba hasta su pecho debido a mi altura, depostió un tenue beso en mi cabeza y yo me separé de él.

—chau Javi, fue un gusto salir con vos. —dije abriendo la puerta.

—hasta luego Mia, siempre será un gusto tu compañía. —dijo sonriendo y dejando un corto beso cerca de mi boca.

entré al departamento totalmente colorada, le pedía a la vida que zasko estuviese en su pieza para que no me venga a joder, dejé las llaves en la mesa que está cerca de la puerta y caminé en silencio hasta la cocina para beber un poco de agua.

—¡Monzón! —gritó, haciendo que yo pegue un pequeño saltito.

—hijo de puta —dije pegándole en el hombro— algún día me vas a salir matando.

sanar ; bnet. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora