E X T R A.

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e x t r a.

Javier Bonet.

me despierto al sentir que la cama está vacía, y no veo a Mia por ningún lado de la habitación. Rasco mis ojos, y escaneo la habitación.

— buenos días —saluda mientras sale del baño amarrando su cabello— ¿qué se siente amanecer en Colombia? —dice mientras sonríe.

—buenos días —respondo— bien, en cualquier parte amaneceré bien, mientras estés tú a mi lado. —digo y ella hace un puchero. Se acerca y deja un beso en mis labios— ¿puedes darme otro? —digo y ella sonríe.

se acerca para darme otro beso, y con cuidado la jalo para que se acueste sobre mí pecho, pero la maniobra sale mal y termina sentada sobre mí vientre.

—¿qué haces, Bonet? Es hora de levantarse, son las once de la mañana. —dice mientras señala el reloj que decora la pared de la habitación.

—andas con suerte, la hora de mi beso. —respondo logrando sacar una corta risa de sus labios.—un beso Mia, uno solo y nos levantamos ¿vale? —ella asiente, y yo trato de sentarme, logrando que mi espalda choque contra el respaldar de la cama.

—deberías quitarte eso a lo que vos le llamas barba. —dice mientras deja sus manos a los lados de mi cara.

—no, me veo como un hombre así. —respondo tratando de hacer una voz grave y ella ríe más fuerte. Me gustaba hacerla reír, en el pasado le dieron tantas tristezas que es hora de darle alegrías, y ese es mi trabajo.

—te lo digo en serio, para cuando volvamos a España quiero esa cara limpia, lo único que te permito es el bigote. —dice mientras pasa la yema de su pulgar por mi "barba."

—mucho texto Mia, y nada de beso. —digo y ella vuelve a reír.

por fin pone sus labios sobre los míos, pero bueno, ¿por qué solo uno? Empezamos en una sesión de besos, que realmente no nos favorece en esta posición, y menos a estas horas cuando mi cuerpo recién despierta.

mientras las manos de mi novia se mantienen a los lados de mi rostro, las mías tratan de mantenerse en su cintura, y no moverse. Mientras más pasaba el tiempo, más acalorado se tornaba el ambiente. Dejo dos besos en su cuello, pero me detengo.

—alto ahí vaquero —me avisa y yo me detengo— calma, hice un delivery para el desayuno, así que es mejor levantarnos. —dice mientras se sienta en el colchón— pero sos mañoso vos, me dijiste un beso.

—sí, pero tú me seguiste el juego, mi amor. —digo mientras guiño el ojo, y ella se da la vuelta para que no pueda ver el color rojo que abarca a sus mejillas.

habíamos venido a Colombia para vacacionar y descansar un poco, ambos hemos estado sobrecargados y necesitamos un respiro. Ha sido un año productivo, bueno para ambos, y de paso lo tomábamos como un festejo por el libro de Mia.

así que para descansar un poco decidimos vacacionar, y venir a Colombia, ambos queríamos conocer el país y salir un poco del frío que estaba haciendo en España en esta temporada. Optamos por alquilar una casa en las afueras de Bogotá, la casa cuenta con una pileta, así que ahí podríamos refrescarnos un poco.

salgo de la habitación y me dirijo hacia la cocina, donde está ella con los pedidos del desayuno, mientras revisa algo en su teléfono, y me siento a su lado.

—ginés me acaba de enviar fotos de Otto —dice mientras me muestra. Por nuestro viaje nuestro cachorro quedaría solo, así que le pedimos al murciano que lo cuidara.

—debe estar volviéndose loco, Otto tiene demasiada energía. —respondo.

empezamos nuestro desayuno mientras hablábamos de cosas varias, menos de trabajo, habíamos venido para descansar. Seguido de nuestro desayuno, ordenamos nuestras cosas en la habitación, e hicimos el aseo, ayer llegamos tan cansados que no ordenamos nada.

para cuando el reloj marcó las 14:00, ya habíamos terminado con nuestras tareas.

—esa pileta me llama, no sé tú. —digo mientras la abrazo por la espalda y recuesto mi cara en su hombro.

—sabés que sí, hace calor, y no pienso pagar un alquiler y no usar su pileta. —responde.

—¿vamos?

—sí, pero banca, me pongo un traje de baño porque no pienso meterme en pijama sabes. —responde.

va a cambiarse y yo realmente no hago mucho, ando en bermudas y sin camisa, así que me quedo tal y como estoy. Me recuesto a la barra de la cocina en lo que espero a que ella vuelva.

Mia aparece nuevamente, pero esta vez lleva puesto su traje de baño, era de color azul y su cabello suelto. Se veía preciosa ¿yo? Completamente enamorado.

salimos hasta el patio, y ella inmediatamente ingresa a la pileta, mientras yo me quedo un rato sentado en el borde. Estuvimos así durante un rato, mientras hablábamos.

—¿para eso querías venir a la pileta? Para sentarte ahí. —dice. Los rayos del sol resaltan más el color de sus ojos.

—convénceme de entrar. —digo mientras alzo una de mis cejas, y ella se pone colorada. Río al ver sus mejillas rosadas, se sumerge en el agua y vuelve a salir.

—solo entrá tarado, dejá de hacerte el canchero. —dice mientras salpica un poco de agua.

—pero si te ves muy bonita con tus mejillas rojas, qué dices. —digo mientras río y ella me mira mal.

—basta trolo, cortala o nos vamos a las piñas. —me "amenaza."

—yo soy más de hacer el amor y no la guerra, guapa. —respondo y guiño mi ojo, y me mira sonrojada.

—basta amor —me dice como una niña pequeña— entrá y ya, tanto te cuesta.

—si entro ahí te atienes a lo que vaya a pasar. —digo y ella se va nadando hacia la otra esquina y me mira.

niego con la cabeza y me saco las gafas de sol. Entro al agua, y nado hacia donde está ella, cuando logro quedar frente a ella, paso mis brazos a los lados de sus hombros, haciendo que quede "encerrada" y dejo un beso en su mejilla.

—ves pedazo de trolo, nada te costaba entrar. —dice.

—eres un amor tú, eh. —respondo.

—lo sé, soy un terrón de azúcar —responde y ambos reímos.

toma mi rostro entre sus manos, y me besa, una de sus manos va detrás de mi cuello, y la otra se mantiene en mi rostro. Eran besos rápidos, e intensos, necesitados diría yo.

la tomo de la cintura y la siento en el borde la pileta, y yo aún me quedo dentro. Mi mano sube y baja por su espalda, mientras que dejo algunos besos en clavícula.

—salí, salí. —dice provocando que yo ría. Salgo de la pileta y ambos nos ponemos de pie.

en medio de besos, y pasos demasiado torpes entramos nuevamente a la casa. La tomo de las piernas y la cargo como una princesa y voy directo a la habitación. Mientras abro la puerta, ella deja varios besos en mi cuello.

me siento en la cama y ella retoma la posición de la mañana. Esta vez los besos van acompañados de movimientos lentos de cadera por su parte, demasiado lentos diría yo. Se siente como una tortura, pero una tortura que yo repetiría.

deja varios besos en mi cuello, acompañados de pequeñas mordidas, que me hacen gruñir, y ella jadea apenas audible. Tomo con fuerza su cintura y ella echa su cabeza hacia atrás. No creo soportar más esto, y ahora soy yo quién está sobre ella.

mis manos buscan la forma de sacar sus prendas, en medio de besos y caricias, sus uñas viajan por mi torso. Logro sacar la parte de arriba de su traje de baño, y mi mano baja para sacar la de abajo, no sin antes añadir un poco de trabajo.

logro encontrar ese punto que hace que ella se derrita, y pronuncie mi nombre de esa forma tan ubica que solo ella sabe.

—¡dejá de jugar, boludo! —dice y yo río.

sin más rodeos terminamos de sacar las escasas prendas y entramos en aquel vaivén.













probablemente el único extra que tendrán de esta fic.

sanar ; bnet. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora