veintiseis

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Mia.

el evento había finalizado, no sabía lo mucho que extrañaba este ambiente, la falta que me hacía, había disfrutado mucho, auque Valen y Dani no habían podido venir aún así me sentí como hace años atrás, me sentía feliz, y esperaba que nada lo arruinara. Caminábamos hacia las afueras del lugar para pedir un uber, iríamos a un boliche.

—nunca andas sola vos, siempre con algún pelotudo cuidándote —nuevamente era aquella voz que tanto detestaba.

—mirá capo, yo siendo vos me voy, te lo digo en buena onda —decía Mauro mientras se ponía frente a mi.

—Mauro ya estoy hasta las pelotas de que vos siempre te metas donde no te han llamado, queriendo jugar al héroe. —le respondió Ulises.

—Mauro basta. —dije en voz baja y con evidente pánico en mi voz. 

—mirá que a mí también me tienes hasta las pelotas gil, si no te he partido la cara es porque Marena no me ha dejado, pero desde el día uno he querido cagarte a trompadas. —le retó Mauro, yo estaba entrando en crisis nuevamente.

—ya me banqué al pelotudo este —dijo señalando a Javier— vení, a ver si te dan los huevos. —respondió Ulises mientras abría sus brazos.

Mauro se abalanzó contra Ulises, yo traté de jalar su remera para detenerlo pero fue imposible, ya estaba frente a Ulises, yo quería meterme en medio de ambos para tratar de detenerlos, pero Javier me tenía agarrada de la cintura y no me dejaba ir.

—Mauro pará —le grité, pero estaba ensordecido por la rabia— Mauro por favor. —gritaba aterrada.

Ulises lo empujó y Mauro cayó, haciendo que su cabeza se golpeé fuertemente contra una piedra, el sonido del impacto de su cabeza contra la piedra hizo que todos nos quedáramos en silencio. Llevé mis manos a mi boca, Ulises al escuchar aquello se asustó, se apartó de él, y al verlo con los ojos cerrados inmediatamente salió corriendo.

corrí hasta donde estaba Mauro y me agaché para quedar a su altura, con cuidado lo levanté y pude ver el charco de sangre que estaba debajo de su cabeza, mis manos empezaron a temblar al ver aquello, y ver que mi primo no abría sus ojos ni reaccionaba a mis palabras.

—¡una ambulancia! —le grité a mis amigos, salieron de su shock e hicieron lo que les pedí— Mauro, escúchame boludo, tenés que despertar, flaco por favor. —le gritaba aunque sabía que no tendría respuesta. Sentía como el aire dejaba de llegar a mis pulmones.

—aparten a Mia de Mauro —escuché que dijo Chemi— pero rápido —gritó.

Ginés tomó a Mauro en sus brazos y Javier me apartaba, mientras yo peleaba para que me dejaran quedita donde estaba. 

—déjame —le gritaba a Javier— ¡no ves que se está muriendo!

—no Mia, mírate cómo estás, necesitas mantener la calma, estás en una crisis. —decía mientras trataba de calmarme. 

puse mi vista donde estaba Mauro, el charco de sangre era gigante, estaba perdiendo demasiada sangre, me zafé de Javier para volver con Mauro, pero en cuanto di un paso todo me empezó a dar vueltas, mis ojos se iban cerrando.

—¡se va a caer! —dijo Sergio y fue lo último que escuché. 

sanar ; bnet. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora