Una vez… cuando era niña… Les hice lo mismo. No puede ser que hayan desaparecido otra vez.
Dentro de ella, grita, los llama, pero sus voces se han silenciado. Sus presencias se han borrado. Ahora, solo esta su voz.
- Jack… Erik… Vuelvan, no fue mi intención. No me hagan esto…
Ella esta sollozando, pero nadie la escucha. En realidad, está dormida, soñando, tratando de buscarlos en medio de sus pesadillas, sus recuerdos.
- Mami, ¿Dónde están mis amigos?
- ¿Qué amigos hija? –su mamá la mira con preocupación.
- Jack y Erik, mami –Elisse hace como si los buscara con la mirada- No los veo, creo que se escondieron.
- ¿Y por qué crees que se esconden hija? A lo mejor ellos no… No están contigo.
Elena había llevado a Elisse a terapia desde la aparición de estos dos entes en su cabeza. Trataba de no ser brusca y en algún momento decirle que no son reales. Que temía por su cordura.
El psicólogo le había dicho que esto era normal, considerando que apenas a los 4 años había sufrido el abandono completo de su padre y que para asegurarse jamás volverse a sentir sola o dejada, ella había hecho una especie de refugio mental donde tenía interacción con otros seres del mismo género del que la abandono.
- Nunca debí dejar que te acercaras a ella… Pero ¿cómo iba a saber que tú ibas a ser capaz de irte de esa manera? Pude haberte alejado por completo, si ni siquiera éramos una familia, solo ibas visitarla, la hacías sonreír, jugabas con ella, generaste un vínculo y simplemente no te fue suficiente… Y te largaste –Elena aprieta los puños llena de rabia- ¿Cómo pudiste ser tan cruel? –empieza a soltar unas lágrimas e inmediatamente se las limpia, antes que la niña la vea- ¿Cómo no amarla si es tu vivo retrato?
Elena contemplaba a lo lejos a Elisse, jugando todos los días con sus amigos imaginarios. Sabía que a Elisse le costaba socializar, pero había un niño con el que se llevaba muy bien y cada vez que hablaba con él, ella ni siquiera mencionaba a Jack o a Erik. Era como si no estuvieran ahí. Elena llego a pensar que esa era la solución.
- Elisse, ven un momento mi cielo –la llamo una vez, cuando estaba en la casa de su amigo de clase desde que empezó su educación inicial, Esteban.
Elisse le dice a Esteban que la espere un momento y sale al encuentro de su mamá.
- ¿Qué pasa mami?
- Hija…Eh… ¿Sabes dónde están Jack y Erik? Es decir… ¿Están aquí?
Elisse mira sorprendida a su mamá, mira hacia su lado derecho y luego a su lado izquierdo.
- No –por fin responde la niña.
- ¿No están? –pregunta esperanzada Elena.
- No, porque se metieron aquí adentro –señala su cabeza- dicen que están mejor ahí, porque no les agrada Esteban.
El nivel de preocupación de Elena se incrementa.
- ¿Y por qué no les agrada?
- Es que Esteban dijo que eran unos cobardes, porque no se dejaban ver por él. Desde ahí, no han vuelto a aparecer frente Eban.
Elena encontró la solución que buscaba. Debía hacer lo posible para que esa amistad se fortaleciera más, hasta que la pequeña Elisse terminara por olvidarlos. Lo consulto con el psicólogo y se lo confirmo, diciéndole que la interacción social que gente real de su entorno, ayudarían a que ella pierda dependencia a estos seres imaginarios y acabara por borrarlos de su mente… Al final de cuenta, ella tenía el control de ellos, aunque no lo supiera.
Hubo un momento, en que motivado por los celos, Jack quiso jugarle una broma pesada a Eban y tomando el control de Elisse, hizo que ella sintiera celos de él, por medio de las altas calificaciones del niño. Elisse tomo una de sus hojas de trabajo donde había sacado una nota destacada y la arranco, para hacer un barquito de papel. Cuando el niño se dio cuenta de esto, se enojo con Elisse y le pregunto el porqué. Elisse por fin retomo el control de sí misma y se sintió muy mal.
- Lo siento… No debí hacer eso, yo no quería… -empieza a llorar pensando en los reproches de su mamá- Mi mamá se va a enojar conmigo también…
- Ya no seas llorona, que no le voy a decir a nadie –le dice Eban a Elisse.
Ella levanta la mirada y lo mira con esperanza:
- Pero si vas a volver a hacer esas cosas, ya no quiero ser tu amigo –se da la vuelta para irse.
La niña hace un gesto de desesperación y le toma la mano para detenerlo.
- ¡No! No lo volveré a hacer… De verdad, discúlpame Eban, por favor… No quiero dejar de ser tu amiga… Es más, ahora mismo arreglare lo que hice.
Eban asiente y le sonríe. Para luego irse...
- ¿Qué haces? Estas dejando que te diga que hacer y que te trate de esa manera –le recrimina Erik- No está bien.
Elisse se da cuenta que haberse dejado manipular por Jack, casi le cuesta a su único amigo, por lo que se enoja hasta con Erik.
- ¡Ya basta! Ya no quiero que se metan más en mi vida. Ya no los quiero ¡Váyanse! ¡Es suficiente!
Nuevamente reina el silencio. Ellos no están… Y un vacío se siente en su alma.
- No lo hagas… Elisse…
Elisse de 18 años puede observar a la Elisse pequeña. Quiere intervenir, quiere saber cómo devolver a sus amigos. Porque si pudo hacerlo antes, podría hacerlo ahora.
- No es tan fácil… Ellos no volverán –le dice su versión infantil- Yo no quiero que vuelvan.
- Sí, tú si los quieres ¿Por qué mientes? –Elisse le dice a su yo pequeña lo que siente- Cometeremos el mismo error dos veces, pero esta vez no sé como repararlo. Ayúdame, por favor…
La niña se queda parada en medio de una luz en medio de la oscuridad. Extiende su mano y le muestra a Elisse una ventana. Ella se acerca y mira a través del cristal:
- No puede ser –balbucea
Ahí está ella haciendo su vida normal, a sus ocho años, había dejado atrás a Erik y a Jack.
- ¿Ves? –le dice la pequeña Elisse- Cuando Eban se hizo importante para ti, los desapareciste. Y después viviste normal… Hasta que…
La imagen de Eban chiquito espiando una conversación telefónica de su papá con su mamá, se hace visible y Elisse se entristece.
- Eban descubrió que su mamá lo abandonó para irse a formar otra familia.
- Y él inmediatamente te odio, no quiso saber de nada ni nadie, ¿te acuerdas?
La siguiente imagen es de Eban empujando a Elisse yéndose a su cuarto, cuando ella lo había ido a visitar, porque no iba a la escuela.
- Sobre todo si eran mujeres…
- Recuerdas quienes estaban cerca de ti, en esos momentos cuando él te dejo sola.
- Jack y Erik…
Cuando vuelve a ver en la imagen, Elisse se da cuenta que dos figuras la están siguiendo cuando ella se va corriendo molesta por la actitud de Eban. Y cuando ella se sienta triste en la puerta de entrada, ambos la abrazan.
- Sí, pero no fue por mucho tiempo –le señala la niña.
- Eban al final volvió a hablarme y ellos volvieron a mi mente… Se quedaron ahí, porque yo no quise aceptar que eran parte de mí. Las terapias me habían convencido que no era normal tenerlos conmigo.
- ¿Y qué pasó después? –continúa la pequeña Elisse.
- Me concentré en Eban y en recuperar su amistad.
- Hablando nuevamente de él… Mira –le señala otra vez la ventana- aquí es cuando estuvo en terapia porque se deprimió a tal grado, que tuvieron que llamar a su mamá para que lo viera una vez más y lo convenciera de volver a vivir como antes, pero eso solo empeoró las cosas y Eban acabo odiándola más.
La siguiente visión le muestra a Elisse, cuando ella se mete al cuarto de Eban en un descuido de él y se le abalanza encima, haciendo que la escuche. En ese momento no lo sabía, pero había sido impulsada por el mismo Jack.
- Fue entonces que yo le prometí que siempre estaría para él. Y para que me escuchara… Recuerdo que le dije que yo era tan abandonada como él. Que mientras nos tuviéramos el uno al otro, el resto no importaba. Le recordé que aún nos quedaba un padre a cada uno y que debíamos compartirlos.
La imagen de su versión de niña hablándole a Eban y la que tenía en frente se sintonizan y pronuncian lo mismo:
- Tu papá será mi papá y mi mamá será la tuya –la Elisse pequeña mira nuevamente a la versión actual- Eso fue lo que dijiste… ¿Cumpliste tu promesa?
Ella recuerda lo que pasó la última vez en la casa de Eban y baja la vista:
- No lo sé…
- Claro que lo sabes. Pero no te preocupes –borra la ventana y la mira desafiante- Puedes mentirte si quieres, si te hace sentir mejor… Pero eso no te hará recuperarlos jamás. Porque… Tú ya no los necesitas.
- ¡Claro que los necesito! –ella se exalta.
La Elisse pequeña la presiona aún más:
- ¿Para qué? Ya tienes familia, tienes trabajo, un sentido de vida. Incluso perdonaste a tu padre.
- Pero algo me falta… -Elisse empieza a llorar- Me faltan ellos.
- No… Si así fuese no los habrías podido borrar de tu mente… A no ser que…
Una idea, una persona, se le viene a la mente a mini Elisse.
- ¿A no ser qué? ¡Dime! –se exaspera Elisse actual.
- Aún tienes algo que solucionar…
- ¿A qué te refieres?
- Es curioso, es justo lo que te los devolvería, aquello que en un inicio te los quitó.
Elisse la mira confundida.
- Bueno, ya me voy. Suerte, versión grande de mí. La vas a necesitar –le muestra la lengua mientras sale corriendo.
Elisse trata de seguirla, pero sus pies no se mueven. Nada en ella se mueve. Trata de hablar, pero no puede, hasta que en su angustia, logra liberar sus labios:
- No… ¡Vuelve! –Ella pega un grito mientras se despierta.
Su corazón late muy rápido, esta sudando un poco. Tiene sed. Elisse tiene una sensación extraña. Todo está muy oscuro, ve las sombras y le parecen algo sinuosas. Se da la vuelta y ve a Oriana. Piensa en que Jack hubiera hecho algún comentario gracioso sobre el sueño pesado de su prima.
Finalmente da varias vueltas en la cama y se convence de que no puede volver a dormir. Pasan los minutos y su sueño se empieza a borrar, Elisse todavía recuerda varios detalles, por lo que hace un esfuerzo por retenerlos.
Luego se sienta acomodándose en la cama y trata de desviar sus pensamientos, porque se siente atosigada del tema de Jack, Erik y Eban. Rápidamente las preocupaciones sobre la salud de su madre y el bienestar de su familia la llenan. Se siente en gran parte culpable, porque no había pasado mucho tiempo con ellos y cada vez que regresaba del trabajo y alguno le preguntaba algo, incluso su madre, ella los esquivaba y se iba a hacer cualquier otra cosa, cenaba y se iba a dormir. Con la única que se relacionaba es con Oriana.
- He fracasado hasta como miembro de esta familia –se aplasta la cara mientras abraza sus rodillas- Soy una egoísta.
Finalmente, se incorpora de la cama y camina hasta el baño, hace sus necesidades, se lava las manos, la cara y se dirige a la cocina. Mientras va bajando las escaleras, se da cuenta que hay una luz encendida.
- ¿Pero qué? –baja lentamente mientras sigilosamente evalúa el perímetro.
Al llegar a la cocina, mira alrededor y no ve a nadie… Hasta que una silueta se incorpora de la nada y le pega tremendo susto:
- ¡Ah! –Elisse se da cuenta que es su tía- tía Norma, dios, qué susto… ¿Qué haces tan tarde aquí?
- Te iba a hacer la misma pregunta –le sonríe la bella señora- Y eso que si no he gritado es porque tengo a la bebé en brazos.
- Ah… ¿Qué hacías en el suelo? –le pregunta Elisse.
Norma le muestra un juguetito a Elisse y le explica que se había caído mientras la terminaba de hacer dormir, a lo que Elisse le responde:
- ¿Y por qué tú y la bebé estaban despiertas a esta hora?
- Eso yo también quisiera saber –dice Norma agotada- Creo que en la guardería no la están cuidando como debe ser, o está durmiendo mucho durante el día, que en la madrugada, se despierta y le da hambre.
- Vaya –Elisse mira con compasión a su pobre tía- ¿Y te quedas hasta tarde mientras se duerme?
- Sí… No es fácil ser mamá –mira a Elisse y en tono de broma y advertencia le dice- Por eso, mejor piensa bien cuando quieras formar una familia… Y cuando no.
- Créeme tía, no está en mis planes –hace un gesto de negación.
- Tampoco estaba en los míos cariño –la mira con resignación- Por eso a la juventud de ahora se le hace tanto hincapié en que usen preservativos.
Elisse se empieza a reír y le responde:
- O simplemente no tienes sexo y ya. Tan fácil como eso.
- Jajajaja eso lo dices ahora –Norma la molesta un poco- Y porque aun no tienes novio y no has sentido esa increíble intensidad que te hace querer llegar cada vez más lejos, hasta concretar el amor.
- Tía –Elisse pone cara de asco- No hablemos de esos temas por favor –ríe un poco.
Norma se queda pensando y por fin le pregunta:
- Entonces… ¿Quieres hablar de porque estas despierta a esta hora?
Elisse queda seria, mirando a su tía, baja la mirada y la culpa vuelve…
- ¿Qué te tiene tan preocupada hija? Recuerda que siempre puedes contar conmigo…
Ella mira a su tía conmovida y decide de a pocos abrirle su corazón.
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Mi Loca Mente Y Yo
RandomElisse es una chica aparentemente normal, ha pasado por momentos difíciles y eso la ha vuelto algo fría y desconfiada, hasta que reaparece en su vida un viejo amigo de la infancia que pondrá su mundo de vuelta y media, con lo cual ella tratará de li...