Cap. 32: Seamos amigos

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Han pasado algunos días. Elisse e Israel siguen con su habitual rutina en el trabajo. Ambos se ven y se sonríen, pero se concentran al máximo en sus actividades, para no distraerse y caer en el error. Ella, sin saberlo, está siendo acechada por la mirada celosa de Verónica.

- No puedo entender que le ve Israel a esa fea, ni siquiera tiene buen cuerpo, es narizona y ni se preocupa por su apariencia física –le dice la chica de las mechas moradas a su hermano.

Ambos están en descanso y se toman un momento para observar a lo lejos a Elisse, atendiendo y sonriéndole a un cliente. Tiene la bandeja sujetada en un brazo y anota todo lo que le dicen. Se ve que es amable y seria al mismo tiempo.

- Yo creo que no es tan bonita como Oriana, pero también tiene lo suyo –mira a Elisse de pies a cabeza, ubica su pantalón negro de trabajo y observa su parte posterior- tiene buen trasero, creo que compensa por mucho su falta de pechos –ríe mientras la ve.

Elisse se percata de que Fabrizio está con Verónica e inocentemente saluda con un gesto a ambos y sigue en su labor.

- ¿Si te parece tan guapa, porque no la conquistas? –lo azuza Verónica.

- ¿Para qué te la quites de encima y tengas libre entrada con Israel? –dice en tono burlón él.

- Sabes que es lo que quiero hermanito –le guiña un ojo.

- No gracias –Fabrizio se cruza de brazos con un gesto de burla pintado en su rostro.

Verónica se enoja y lo confronta:

- ¿Por qué no?

Fabrizio la mira con una expresión impaciente y le responde:

- Uno, está bien, te admití que me parece guapa, pero su prima esta mejor y yo quiero estar con ella. No me voy a quemar con Oriana, por ayudarte con tu plan de celos absurdos. Además, Elisse me agrada… Parece ser una buena persona –se alza de hombros- Y mis días de ayudarte en tus maldades terminaron cuando casi me mandas al hospital con ese pastel, tu chiste de intoxicarla, me costó a mí.

Verónica se cruza de brazos y le voltea la cara:

- Llorón, lo haré yo sola.

- Ten cuidado con lo que vayas a hacer hermana, tú tienes mucho más que perder –le advierte Fabrizio.

- ¿Así? –ella se da la vuelta, se acerca a la mesa donde está sentado su hermano y con la cara amenazante le advierte- Pues créeme que si abres tu linda boquita, yo misma me encargaré de arrastrarte conmigo… Y tú tienes más que perder que yo –le sonríe con hipocresía.

- Púdrete –el joven se levanta y se va enojado.

Luego de esto, Elisse termina su turno y se dispone a descansar. Israel la observa desde  donde está, su padre se da cuenta y le sonríe:

- Si no le quitas los ojos de encima se va a dar cuenta hijo y temo que nos quedemos sin mesera.

- ¿Soy tan evidente? –confiesa avergonzado Israel.

- Desde el primer momento en que me hablaste de ella, supe que tenias un sentimiento especial por esa chica y mis sospechas solo se confirmaron cuando los vi interactuar juntos. Hay una manera tan especial en como la miras… -le dice riendo mientras va aderezando unos trozos de carne- Además, tú eres una gota de agua transparente cuando se trata de tus sentimientos, no habría manera que lo mantengas oculto hijo.

- ¿Crees que ella se haya dado cuenta? –le dice preocupado Israel, mientras pica unas verduras.

- No creo, porque según como yo lo veo ella te trata igual que a todos los demás. Es una chica muy amable y respetuosa –echa las carnes a la sartén y se concentra en lo que hace- Por eso es que tu madre y yo no la despedimos en cuanto nos dimos cuenta de tus sentimientos.

Mi Loca Mente Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora