Cap. 4: Confesión

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Regresar a casa y seguir el mismo guión de siempre. Las únicas excepciones eran los martes y jueves, que se quedaba hasta tarde en la universidad, para completar algunos cursos extras.

- ¡Mamá, ya llegue! -grita desde la puerta- por cierto, Esteban viene conmigo.

- ¿Esteban está aquí? -en cuanto lo ve- Buenas tardes hijo -se les acerca con actitud jovial y pacífica- deja tu mochila donde quieras, ven a la cocina, ¿no tienes hambre?

- Oye, ni a mi me habla así -reclama Jack haciendo un puchero imaginario- aquí la hija eres tú Elisse.

- Eh, mamá, también existo -hace un gesto de saludo para que la note.

- Ah si, hija, calienta la comida que está en el refrigerador, ya paso la hora de almuerzo y tu sigues ahí parada como un poste.
Elisse va hasta la refri, y hace lo que su mamá le dice mientras de reojo ve a su amigo reírse. Le hace un gesto de "me las pagarás" y continua con lo suyo.

- Entonces, ¿cómo les fue?

- Pues bien Elena, te cuento que pasó con un profesor que... -le habla con la mayor confianza del mundo de quien sabe que cosa porque ella se pierde en un recuerdo.

(flashback)

Llegaron a casa de Elisse mientras mantenían una animada conversación, cuando de pronto la puerta de imprevisto se abrió.

- ¿Estas son horas de venir? -con los brazos en jarras y la mirada fulminante.

- Ma, son apenas las 7 -se justifica Elisse.

- No me gusta nada esa cara de querer aniquilarnos a chancletazos -traga saliva Eric- ¡te dije que llegáramos más temprano!

- ¡Callate aguafiestas Rex! ¿Cuántas veces en la vida te reencuentras con tu viejo mejor amigo de infancia y pubertad?

La madre de Elisse, se pasa una mano por su corto cabello negro y respira hondo.

- ¿Y quién es este sujeto? ¿Acaso me has ocultado también que ya tienes enamorado? -lo dice con decepción.

- ¿Qué? ¡Mamá!

- ¡Mamá nada! ¡Aunque tengas 18, vives bajo mi techo y...!

- ¡Es Esteban, mi amigo de secundaria y de toda la vida!

Esteban.

Ese nombre empieza a retumbar por la cabeza de la señora, hasta que después de quince segundos, una amplia sonrisa se dibuja lentamente en su cara.

- ¿Esteban? ¿Ese Esteban con el que tu jugabas de chiquita y que...? -sin reparos lo escanea de pies a cabeza.

El joven se acerca a ella y le extiende la mano educadamente.

- Señora Segovia es un placer volver a verla después de...

Ni siquiera termino de hablar cuando la señora tomó su mano y luego su brazo para jalarlo y abrazarlo, mientras Elisse y él mismo no procesaban esa repentina reacción.

- Mi pequeño -lagrimeando- ¡como has cambiado, estas enorme! Y qué guapo te has puesto, ¿verdad Elisse?

- ¡¿Qué clase de pregunta es esa?! -se indigna Jack- si mamá sabe bien que te gustaba mucho Eban, cuando eras toda una puberta hormonal de doce y trece años.

- Guarda silencio Jack, que no noten nuestro desconcierto. Tu puedes Elisse, respondele de lo más natural y saldremos de esta -responde Eric de lo más confiado.

- Eh, no lo sé, es decir si, supongo -titubeando.

Jack y Eric se golpean la frente con la palma de la mano.

Mi Loca Mente Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora