Cap. 21: ¿Qué paso?

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Elisse regresa de la universidad, se tumba en el sofá de la sala y está en shock. Su primo de pronto sale desde la parte de atrás del mueble y la asusta de tal manera que la hace gritar y  caerse al suelo.

— ¡¿Y eso por qué?!

— Porque te ves muy graciosa cuando te asustas y/o te enojas —la molesta Frank.

— Juro que te patearé en los testículos si me vuelves a hacer eso –le dice sonriente.

— Como quieras –le sonríe también y se dirige a la cocina- ¿quieres una fruta?

Elisse vuelve tirarse en el mueble.

— Si no le pones veneno, podrías traerme una mandarina, creo que estoy con ansiedad.

— Está bien –le grita desde donde está.

Al regresar a la sala, le da una bolsa a Elisse, junto con su fruta. Mientras él muerde una pera.

— Gracias –le sonríe ella y luego vuelve a quedarse meditabunda.

— ¿Qué tienes pericote?

Elisse ríe ante este apodo, sabe que de niña le llamaba así y a ella no le gustaba, así que para molestarlo también le trae recuerdos de su niñez llamándole:

— Estoy preocupada Pancho.

— Sabes que nunca me gusto que me llamaran así.

— Exacto –le guiña un ojo y prosigue— tengo un problema con la universidad.

Francisco lo mira con asombro.

— ¿Jalaste cursos o repetirás el ciclo?

— ¿Qué? No, no es eso.

— Entonces no veo porque sea un problema –le dice con tranquilidad.

— Es que escúchame, no es tan simple. Mira, todo el año pasado me esforcé para mantener bien mi promedio, digo, no soy la mejor estudiante, pero me gusta mucho mi carrera, por lo que creo que he estado haciendo todo bien. Además, mis últimas calificaciones han sido tan buenas que me elevaron el promedio  y conseguí un descuento en la pensión.

— Eso es excelente Elisse, te felicito prima –le sacude el cabello y ella ríe apenas- sigo sin ver, cual es el problema- le dice con una carita sonriente.

Elisse se exaspera y se desparrama como un globo desinflándose:

— Me cambiaron el horario –se tira a sí misma un almohadazo en la cara— Ahora obligatoriamente tendré que estudiar en las noches y no creo que mi mamá este de acuerdo.  No sé cómo le voy a decir, ella es capaz de querer cambiarme de sede con tal de permanecer en el mismo horario.

— Pero eso no tendría sentido, sería exponerte de todas maneras. Además, ¿qué edad tienes pericote?

Elisse le tira con la almohada.

— ¿Cómo no te vas a acordar? Tengo 18 –se vuelve a esconder detrás del cojín- ¿Y eso que tiene que ver?

Frank lo mira con ternura:

— Ya eres mayor de edad, ya no eres una niña. Ya puedes tomar tus propias decisiones y manifestarlas, claro, si es que lo haces adecuadamente y con el respeto que se merece mi tía.

— Tienes razón… no había pensado en eso –Elisse se queda meditabunda- Gracias prim…

Antes de que dijera algo más, el chico la tumba de un almohadazo.

— Y... No me gusta que me golpeen ni con un cojín.

Se va sonriendo.

— Animal –le responde Elisse.

Mi Loca Mente Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora