Cap. 35: Error

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Esto es lo que siempre quisiste Elisse… Tu mejor amigo dejo de serlo, para poder convertirse en algo más. Tu ex te supero y tú a él, se volvieron amigos y una hermosa relación de confianza nació de ello. Ya no eres la hija única de Elena, sin parientes y nadie con quien compartir tus penas y alegrías; ahora tienes más familia de la que esperabas y cada día es mejor que los anteriores, te diviertes, ríes y aprendes de tus errores. Ahora no solo estudias, sino que también tienes un buen trabajo. Hay un chico guapo, gentil, de buenos sentimientos y sobretodo… Que te quiere bien, por ser tal y como eres.

Elisse siente el calor del beso Eban explotar en sus labios y en todo su ser, hasta que la imagen de Israel se mete en su cabeza. Sus recuerdos con él, los nuevos y bonitos sentimientos que empezaba a explorar en su interior.  No sabía si lo que había sentido por años hacía Eban se había disipado de algún modo, o si seguía constante ahí, escondido entre el dolor y los recuerdos negativos. Lo único que sabía es que por más que disfrutara de ese momento, no quería traicionar a Israel, no quería lastimarlo.

- No –tomando de toda su fuerza de voluntad, Elisse consigue separarse de Eban de un fuerte empujón- Esto no está bien.

Eban se queda en un lado de la habitación aturdido, con una expresión confusa en su rostro. No sabe qué hacer. Acababa de besar a la que alguna vez fue como una hermana para él, su mejor amiga y chica de sus sueños, aunque él no lo hubiera querido admitir jamás. La había besado apasionadamente, como nunca en su vida lo había hecho, había sido maravilloso, el contacto de sus suaves labios, la sensación de robarle el aliento y sentir su agitada respiración. Poder tocarla con su amor a flor de piel. En realidad, todo habría sido perfecto porque sabía que ella sentía lo mismo y tal vez no se equivocaba, pero ella lo detuvo… ¿Por qué? Porque no era correcto.

- Elisse, yo sé que sentiste lo mismo que yo –la mira con una expresión radiante y se le acerca con la intención simple de verla a los ojos pero ella retrocede como dos metros, aterrada como un conejo a punto de ser atrapado- ¿Por qué ahora no lo quieres admitir?

- Basta, no hagas eso –Elisse trata de ser fuerte y lo mira con enojo- Tal vez antes esto hubiera sido más que perfecto, pero las cosas ya no son iguales Esteban. Yo ya no soy para ti… Yo no puedo amarte, ¿entiendes? Yo ya no pienso, ni siento lo mismo que antes… Es más, ahora creo que es mejor desechar la posibilidad de que seamos incluso amigos.

- ¿Qué? –Eban siente partirse en pedazos su corazón- ¿Quieres realmente que sea así?

— Ahora sabes cómo se siente —le dice ella con sarcasmo.

Él se acerca más a ella y la arrincona en la pared que da con la puerta. Ella sin quererlo esta temblando, siente miedo, pero no hacia él, sino a lo que pueda provocar sus acciones en ella. Ya no quiere sentir nada por él, quiere olvidarlo, dejarlo atrás.

- No me gusta cuando me dices Esteban… Se siente tan frío, tan seco, como si no significara nada para ti –se aproxima a los labios de ella y le acaricia el rostro mientras la ve luchando por no cerrar los ojos- Estas tan cálida… Tan perfecta –vuelve a besarla mientras en intervalos de tiempo cortos le habla- Elisse, no pienses en nada más, porque no escuchas simplemente a tu corazón.

Elisse se siente débil hasta ese momento, las piernas le temblaban y sus labios se querían impulsar a besarlo, pero logro ser más fuerte y el hechizo que estaba ejerciendo él sobre ella se fracturo por una milésima de segundo y efectivamente logro escuchar. La voz no era de su corazón… Ni siquiera era una voz en sí, sino dos, corriendo en su auxilio.

- Elisse, tienes que hacer algo rápido, no te puedes dejar engatusar por Eban de esta manera, tú eres más fuerte –la anima Erik.

- Lindas palabras, pero ¿qué hacemos, genio? –le refuta Jack.

Mi Loca Mente Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora