1. LA MUDANZA.

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Narra Nita.

Hola, mi nombre es Nita, vivo en la ciudad de Graces, tengo unos quince años, hoy nos mudaremos a un pequeño pueblo donde hay enormes prados y hermosas vistas, no es la playa, pero sí que hay enormes lagos.

No hay mucha gente allí y no sé por que es, voy a ir a un nuevo colegio donde conoceré niños nuevos, espero que me traten mejor que los de mi antigua clase, por esa razón me mudo, por que sufro acoso escolar, la directora no quiere admitirlo, pero yo siempre le digo todo a mi padre.

Mi madre falleció poco después de que yo naciera, por una enfermedad extraña, pero parece que mi padre ya lo ha superado, aunque hay veces que lo encuentro en su asiento con una mirada perdida.

Ahora mismo estamos empaquetando todo y metiéndolo en el coche, es bastante grande y aún así ha tenido que contratar al camión de la mudanza por todos los muebles, pues no tenemos tanto dinero como para comprar otros.

Mi padre me dijo que allí vamos a tener que trabajar como en el campo, cultivando cosas y demás, después si consigue más dinero ya compraremos más cosas como carne o pasteles.

Cuando ya está todo metido en el coche, yo me subo a la parte de delante me encanta ese sitio, me gusta por que me gusta mirar las vistas, y delante son mucho más amplias.

Se supone que el viaje durará unas cuantas horas, por lo que decido dormirme un poco, la verdad es que esta noche no he pegado ojo debido a los nervios.

Mudarse a otro lado significa nueva vida, nuevos amigos, nuevos lugares, nueva casa y demás.

Cuando me despierto de mi larga siesta, que no sé si voy a poder dormir esta noche, miro por la ventana, está anocheciendo.

Se pueden distinguir ya los hermosos prados verdes iluminados por la anaranjada luz del sol, la hierba se mueve al compás del viento, parece un mar naranja.

Miro para adelante y veo a lo lejos unas enormes montañas, sinceramente para mí tienen un aire mágico. En eso la voz de mi padre me saca de mis pensamientos.

- Mira Nita, casi hemos llegado. ¿ No te parecen hermosas esas vistas?

- Sí papá, son preciosas. ¿ Crees que le caeré bien al resto de niños?

La verdad es que eso es lo que más me temía, no tener amigos es de verdad muy triste, pues yo necesito bastante apoyo moral y mi padre no es que esté siempre en casa.

Me pone su mano encima de la mía, yo lo miro a los ojos, aunque sigue con la mirada puesta en la carretera me habla.

- Por supuesto que sí, aquí es un pueblecito donde los vecinos nos vamos a tener que ayudar mutuamente, por lo que son mucho más honrados que esos niños mimados. Aunque no dudo que habrá de todo.

Esto último lo dijo en un murmuro casi inaudible, pero yo lo consigo escuchar, ahora sí que estoy nerviosa, no quiero volver a pasar por lo mismo otra vez.

Al cabo de unos pocos minutos llegamos a una aldea, no creo que haya muchas personas por aquí, conforme vamos avanzando con el coche veo un montón de niños de mi edad, todos se giran y me saludan, yo  también los saludo. Por lo menos empezamos con pie derecho.

Nada más aparcar el coche una señora pelirroja y corpulenta viene hacia nosotros seguida por dos niñas y un niño, el chico tiene el cabello rojo al igual que la niña de trenzas, pero la otra tiene el pelo de color morado.

Se acercan a nosotros, mi padre y yo nos bajamos del coche, a decir verdad soy muy tímida pero no es el momento de ponerse como un niño pequeño, tengo quince años.

Amando a un hombre lobo [ Leon x Nita ] [ Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora