CAPÍTULO 26

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NANCY

No falta nada para que llegue Bautista, voy a colocar la navaja y rogar que todo salga como debe...

Agarré mi navaja de mano, es bastante pequeña como para disimularse un poco y no es de color llamativo, además tiene una punta muy filosa, lo suficiente como para atravesar un pie, es perfecta...

La coloqué cerca de la entrada pero lo suficiente lejos para que no se la lleve por delante la puerta...

Después de colocar la filosa navaja en en mejor lugar que pude me puse a hacer el almuerzo, con suerte si llamo su atención y le digo que venga no mirará hacia abajo...

Esperemos que funcione...

Y de repente la puerta se abrió, yo ya le había avisado a Bautista que la puerta estaría abierta, era viernes por la tarde, por lo cual él estaría volviendo del colegio; eso yo ya lo sabía. David estaba en la universidad, era el momento perfecto...

Apenas abrió la puerta dije:

-hola Bautista, ven, justo terminé de cocinar el almuerzo - el joven de ojos claros no tuvo tiempo de mirar al suelo y decidido camino hacia donde estaba yo cocinando...

-Hola Nancy ¿Cómo est...?- de repente se calló...

¿Funcionó?

¿Se dio cuenta?

Disimuladamente me di la vuelta con una mirada calmada y Bautista tenía una mirada asustada...

-¿Qué pasó?- miré con indiferencia.

-mi pie...- dijo en un suspiro antes de soltar un gemido de dolor... Una lágrima salió de sus ojos celestes.

Me asomé para ver lo que pasaba y vi que bajo el pie izquierdo de Bautista había un charco de sangre, automáticamente dije:

-vamos al hospital- corrí a apagar la cocina y agarré las llaves, luego abrí la puerta y lo agarré de la cintura para llevarlo en mi auto; antes de bajar cerré la puerta del departamento y bajamos lo más pronto posible.

Una vez que ya había arrancado el auto le dije:

-¿qué pasó Bauti?- no desvíe en ningún momento la mirada del camino...

-no lo se, solo entré al departamento y sentí que algo se me clavaba en el pie... - desvío la mirada al camino - creo que fue un cuchillo... ¿Por qué estaba ahí?- me miró el joven con una mirada de sospecha. Yo le respondí calmada...

-no había nada ahí o bueno, no hasta que entraste... yo pienso que esto paso por la maldición...- dije con indiferencia- quiero decir, David te tiene mucho cariño, eso es malo... - hubo un silencio hasta que decidí hablar- Ya casi llegamos... Aguanta un poco más- dije como si él no hubiera aguantado si no especificaba...

Por fin llegamos a la clínica Francesa, es la más cercana y es buena...

Apagué el auto, bajé, abrí la puerta del acompañante y ayudé a bajar a Bautista.

-Gracias Nancy- dijo con una voz quebrada por el dolor... Pero en su cara había algo más, un sonrojo bastante notorio ¿le gustaré a Bautista? No lo creo...

Entramos a la clínica y le conté a la recepcionista lo que estaba pasando, automáticamente nos llevaron a una habitación... Ni siquiera le presté atención al número de la habitación, solo sabía que el doctor estaba por venir...

Una vez entró el doctor nos dijo:

- señorita, venga conmigo - me pidió el doctor mientras salía de la habitación. -Le cuento, miraré la herida, una vez termine le contaré cómo proseguiremos. Por el momento puede esperar en la recepción- dijo señalando la recepción.

- de acuerdo - y me fui caminando hacia allí.

Esperé aproximadamente 30 minutos, en ese momento me llamaron para hablar con el doctor...

- Y... ¿Qué van a hacer doctor?- dije con curiosidad...

-lamento tener que informarle que  es muy probable de que no podamos salvar el pie... vamos a hacer todo lo posible, por recuperar su pie, pero no sabemos que pase... - ¿¡SU PIE NO VA A SALVARSE!? quería hacerle algo malo, pero nunca pensé esto... Bueno, ya no hay vuelta atrás...

-esta bien, por favor, esfuerzence... - dije ya un poco triste...

Y volví a la recepción... Sin darme cuenta me dormí, no se cuento tiempo pasó, solo sabía que me estaban llamando.

Me llamaban para decirme que pasó...

Caminé lo más rápido que pude a la habitación en la que se encontraba Bautista y el doctor me dijo:

-señorita, lamento informarle que no pudimos salvar el pie... tuvimos que amputarlo... - en ese momento se me cayó una lágrima ¿¡ Por qué estaba llorando!?

-voy a verlo - y sin pedir permiso entré a la habitación en la que se encontraba el joven de ojos claros...

Sus ojos estaban tristes, obviamente ya se había dado cuenta de la falta de su pie...

Justo después de sentarme en la silla escuché que se abrió la puerta...

DAVID...

NUNCA LASTIMES A QUIÉN DESPUÉS NO PUEDAS MATARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora