Encontrarme con Haya en aquella cala de Menorca a punto de ser violada, había supuesto una grave alteración en mis planes. Yo tan sólo tenía que protegerla sin involucrarme esa era mi principal misión, por ella había dejado mi hogar: Estambul.
Estaba acostumbrado a hacer mi trabajo sin entrometerme. Salvaba vidas y ya pero con Haya, todo había ido de mal en peor.
Para empezar, la había conocido físicamente. Una de las primeras reglas que se suponía no debía quebrantar. La había salvado del imbécil de su novio que, harto de que ella no le dejase consumar el noviazgo y de las burlas de sus amigos, había decidido tomarla por la fuerza para después volver triunfante.
Me prometí ese día, nada más ver su preciosa cara y su bondadoso corazón que no me acercaría más a ella, que no me permitiría enamorarme pero después, todo se salió de madre.
Acabé defendiéndola de otro turista borracho; empecé a trabajar en su hotel de forma no accidental sabiendo perfectamente que ella era la dueña; entré por la fuerza en su casa y después conocí a su madre y a su novio que no resultó ser otro que Rubén Sastre, el hombre al que mi padre debía media vida.
Cosas del destino, ahora vivía en su casa y luchaba por no acercarme a ella más de lo necesario aunque era imposible. Ella, sabiendo de mi don, se pasaba las horas diciéndome mentalmente que no estaba cómoda con la situación. Tampoco yo, ¿cómo no empezar a amar a aquella testaruda y cabezota mujer que siempre se negaba a hacer todo aquello considerado correcto?.
Hablé con Rubén, quería negarme a convivir con Haya pero él, por desgracia, mandaba más que yo y , además, le debía un favor muy grande.
Por las noches, mientras Haya dormía, trataba de entrar en su mente. Por el momento, no había habido ningún ataque pero el último de todos ellos, cuando apareció llena de símbolos, me traía de cabeza. Sabía que me preocupaba más de la cuenta, que ya algunos arcontes habían acabado con la vida de algunos de mis "casos" pero no podía permitir que a Haya le pasase eso. No quería más bien. ¿Cómo permitir qué le sucediese algo malo a aquella mujer que estaba entrando tan dentro de mí?.
-No hace falta que me persigas por la casa, ¿vale?-me dijo un día con cara de pocos amigos-.
-No te estoy persiguiendo, Haya. Tan sólo trato de ir al baño. ¿Quieres que me orine encima?.
-Qué casualidad que te entren las ganas al mismo tiempo que a mí.
No solía entrar en la mente de Haya a no ser que mi nombre o los incontables motes que ella había elegido para mí me lo sugiriesen pero no podía dejar de pensar en porque tanto "rencor". Ella quería que yo fuese amable y sonriese pero, ¿ y si empezábamos a llevarnos bien?. ¿ Y si ella acababa enamorada de mí?.
Imposible de pensar. Yo ya estaba acostumbrado a sufrir en silencio y no deseaba ningún sufrimiento más del que ya tenía encima para Haya. Terminaría mi misión y volvería a mi casa. A mi verdadera casa. Nada de amoríos, nada de historias raras, nada de Haya Alfasi más allá de lo estrictamente necesario. Tan sólo tenía que descubrir que quería el arconte para volver a ser libre aunque doliese la distancia, aunque Haya doliese.
ESTÁS LEYENDO
Soy tu Oscuridad #4
RomanceEsta historia pertenece a una saga. Se recomienda leer en este orden. *Atrapada *Y entonces llegó ella *Más que hermanos *Soy tu oscuridad Muchos conocéis a mis abuelos, padres e incluso a mis bisabuelos pero esto va más allá del apellido Alfasi. Au...