Capítulo Cuarenta y Dos. El Orbe

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Escuché unas voces a mi espalda y no sin miedo, me giré para ver.

Allí, sonrientes, estaban mi madre y mi padre. Ella era una persona normal, como yo pero él, parecía rodeado de un aura dorada, el aura de las almas que dejan el mundo.

Corrí hacia ellos. Me abracé llorando a mi madre mientras miraba a los ojos a mi padre.

-"¿Estoy soñando?".

-"Quizás sí, quizás no".

-Hemos venido a ayudarte, Haya.

-¿Cómo es que has venido, papá?. ¿Y dónde está Rubén?. ¿Qué es lo que pasa?.

-Tu padre está aquí porque así tú lo has querido, hija. Rubén está hablando con Únax. Ellos dos también se echaban de menos-sonrió-.

-¿Y qué piensa Rubén?. ¿Qué piensas, papá?.

-Pienso que Rubén es un gran hombre, Haya. El gran hombre que hace feliz a tu madre y me alegro. Al irme sufrí por ella, por tí y por tus hermanos. No quería que lo pasaséis mal aunque con todas las mentiras que os cuentan, con el velo de oscuridad que nos ponen a los humanos, resulta difícil comprender la muerte para los que os quedáis en el planeta carcel.

-¿Qué es lo que has visto, papá?.

-Muchas cosas. Ahora entiendo la muerte, se como es el Universo, recuerdo mis vidas pasadas y se que hay seres malos o arcontes que tratan de atrapar nuestras almas.

-¿Has visto a alguno?.

-He visto a unos cuantos que trataron de secuestrar mi alma. Me mostraron a mi propia madre, a tu abuela como anzuelo. Fue duro escapar.

-¿Cómo lo hiciste entonces?.

-Creyendo en mí y arriesgándome, Haya. Podía haber ido hacia la luz, con mi madre pero yo sabía que aquella imagen no era ella, no tenía su esencia, era como un golem carente de vida así que hice caso a mi intuición y tomé el camino contrario. Por un segundo pensé que me perdería en el universo pero después de ignorarlos, perdieron su poder. Huí y se me mostró la fuente primigenia ante mí, el lugar del que todos venimos.

-¿Basta ignorarlos para acabar con ellos?.

-Basta con ello para escapar de su atracción. Los que yo ví, sólo querían alimentarse de mi miedo, hacer que estuviese una y otra vez en la infinita rueda del samsara. El tuyo quiere tu poder, cargarse al mundo, destruír a la humanidad. No se rendirá tan fácilmente por lo que debes aprender a ignorarlo, a cerrar tu mente, no le des opciones para atacarte. Cree en tí y en tu poder. Te salvarás a tí, a Alazar y al propio mundo.

-Es demasiada responsabilidad.

-Lo sé pero, ¿qué pierdes?. Si lo intentas y fracasas, sabrás que al menos lo habrás intentado. Si te quedas agazapada temiendo a tu destino, entonces es cuando ellos ganarán y tú no podrás perdonártelo nunca.

-Tu padre tiene razón-me habló Chiara-. El Universo confía en tí, ¿por qué tú no?.

Bajé la vista al lago de nuevo. Ella tenía razón. ¿Por què no confiaba en mí?.

-¿Cuánto tiempo estarás aquí, papá?.

-Ni yo mismo lo sé-sonrió-.

-Entonces habrá que aprovechar el tiempo, ¿verdad?.

-Sí. Eso será después de tu entrenamiento.

-Hoy entrenarás conmigo y con tus padres, Haya. Zahir tiene una reunión  con el consejo.

Con ellos, con mis padres a mi lado, me sentí mucho más cómoda. Quizás me faltase Únax, también Rubén pero comprendí que ellos también necesitaban su entreno.

Cuando volvimos de nuevo a nuestras casas, me sorprendió ver que Rubén y mis padre se alojarían en nuestro mismo hogar. No entendía muy bien el porqué. Me parecía extraño que mi madre viviese con sus dos ¿maridos? ¿novios? Y más bajo nuestro mismo techo.

-¿Nerviosa?. ¿Incómoda?.

Únax me miraba. Él estaba tan agotado como yo, tan lleno de preguntas....

-Es extraño. No me siento incómoda por mí sino por ellos. Mi madre querrá hablar con mi padre, Rubén ama a mi madre y viceversa pero también quiere a Kilian y su muerte fue tan precipitada que....

-Mi padre pasará la noche en la casa de Vincenzo y Leila. Quiere hablar con ellos y dejar espacio a tus padres. Él como tú, sabe que Helen necesita respuestas o al menos ese último beso que no se dieron, un abrazo o unas lágrimas. De todos modos, los tres entienden la situación. Kilian viajará cualquier día de regreso al Universo dejando tras de sí un maravilloso recuerdo y Rubén disfrutará del tiempo que le fue robado junto a tu madre.  Ahora Kilian tienen prioridad. No en vano, conoció a tu madre antes que mi padre.

-¿Conoces la historia?.

-Claro que la conozco. A veces no podemos evitar escuchar los pensamientos de la gente, Haya. Aunque fue Helen quien me contó la historia, los detalles de todo, los conozco por su mente.

-Somos hijos de dos hombres que aman a la misma mujer.

-Y esa mujer ama a nuestros padres. Me gustan las cosas bizarras que salen de lo normal-sonrió-. ¿Qué iba a hacer a tu lado entonces?.

-Habló la persona que cura con las manos.

-Todos podríamos hacerlo si confiáramos en nosotros mismos, Haya. Al final, somos una parte de Dios, capaces de hacer todo lo que nos propongamos si escuchásemos más a nuestro cuerpo y alma en vez de a las televisiones, gobiernos y demás medios de propaganda

-¿Cómo puede haber humanos que quieran causar mal a sus propioa congéneres?.

-Dinero.

Dinero. Él tenía razón. Por eso la Tierra estaba tan malamente, por el egoísto y materialismo. ¿Por qué sino?. Unos tan poco, otros tanto.

Cogí la mano de Únax. Él mi tranquilidad en tiempos revueltos, él, quien me completaba

-Tú también me complementas, esposa.

-¿Me espiabas?.

-Esta vez sí-sonrió-.

-Sabes que no es justo. Yo no puedo escucharte.

-Es cierto. Por eso quiero que sepas que hace no mucho tiempo descubrí que tú eres mi amuleto.

-¿Tú también eras atacado en sueños?.

-Apenas duermo. Así que poco pueden atacarme. Mi arconte, creo, son mis propios miedos. Abdid me dijo que tú eras mi amuleto, no fue hasta estar juntos aquí cuando lo creí o más bien comprendí que cuando estoy a tu lado, mis preocupaciones se  disipan.

-¡Oh, Únax!. Me alegra tanto....

Sabía de sobra que sus fantasmas eran muchos y más intensos que los de cualquier Persona.

A punto de rozar sus labios, Semjasé entró por la puerta a interrumpirnos. Ya había comprobado que no le gustaba en absoluto llamar a la puerta. Me pregunté sino acabaría por cogerle manía. Vestía una túnica dorada y blanca.

-Zahir quiere veros.

-¿Qué pasa ahora?. ¿Tan urgente es?.

-Sí, Haya. Hay algo que deberíais ver. El mundo zozobra ahora, el momento ha llegado.

Sin soltar a Únax, salimos al encuentro de Zahir. Mis padres, Rubén, Vincenzo y Leila nos esperaban junto a la casa del pleyadiano. Nos recibió en su jardín donde una gran orbe transparente y poco estable estaba situada en el medio.

-Sé que no os va a gustar lo que veréis pero aquí es donde empieza realmente la batalla.

De repente, la orbe se iluminó mostrándonos unas imágenes que adiviné eran diferentes para todos. Lo que ví, me hizo caer de rodillas al suelo. Únax, se agachó a mi lado.

-¿Qué ves, Haya?.

-Que la batalla ha empezado.

Y ganaría como que me llamaba Haya  Jones Alfasi.



Soy tu Oscuridad #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora