A eso de las cinco de la mañana, desperté movida por algo.
-¡Únax!-era la voz de Rubén-. Debes despertar a Haya.
-¿Qué pasa?.
-Alazar está en camino.
¿Cómo?.¿Alazar en camino?. ¿Tan poco iba a durar mi tranquilidad?.
-Únax, ¿qué pasa?-pregunté somnolienta-.
-Tenemos que irnos, preciosa.
-¿A dónde?.
-No lo sé, Haya. No lo sé.
-No es muy tranquilizador.
-Soy consciente de ello pero no te preocupes. Nunca te va a pasar nada malo.
Mi madre ya me había preparado una pequeña maleta de viaje con algunos enseres y mi pasaporte. Todo iba demasiado deprisa para mi gusto pero al parecer sólo disponíamos de un par de horas hasta que Alazar llegase. Gran suerte la nuestra que no contaba con habilidades como viajero y debía recurrir a los métodos tradicionales para ir de un lado a otro.
-Tenemos un problema-anunciò Rubén cuando llegamos al salón de mi casa-.
No paraba de dar vueltas de un lado para otro fruto de su más que aparente nerviosismo.
-Sé que lo tenemos o más bien tengo pero, ¿qué es lo que debemos hacer?.
-Tú, Únax y Vincenzo saldréis del país. No es seguro que vayáis directos al aeropuerto pues cabe la posibilidad de que os encontréis con Alazar allí así que lo más lógico sería que salgáis de Menorca en ferry hasta Barcelona. Desde allí, viajaréis en coche hasta Marruecos. Antes de cruzar la frontera, un hombre os dará vuestros pasaportes falsos. Fátima, Mohammed y Abdel. Viviréis en Chaouen. Vosotros dos habláis árabe-se dirigió a Únax y a mí-pero mi querido Vincenzo no así que procura aprender a cocinar comida marroquí y a hablar lo justo, por favor.
Pareció que a Vincenzo no le gustó mucho la idea pero yo estaba segura de que la comida de mi segunda casa le iba a encantar no tanto pero casi como la italiana.
-Tengo una duda al respecto, Rubén-le dije-.
-Dime.
-Está muy bien esto de huír pero, ¿por qué narices Alazar sabe qué estoy en Menorca y por qué tú sabes que viene hacía aquí?.
-Lo segundo es fácil. Tu madre lo ha visto. Lo primero, estoy a punto de descubrirlo. ¿Dices qué te cogió de la muñeca?.
-Sí.
-Déjame verla.
Le mostré mi muñeca derecha, de donde él me había agarrado. Yo no veía nada raro en ella pero, al parecer, Rubén sí.
-Es por esto que siempre llevo mi maletín de médico conmigo.
-¿Eh?.
Fue directo a la maleta que había llevado a Roma y de ella sacó un pequeño maletín de cuero negro. Se parecía al de mi madre pero era más de viaje por decirlo de algún modo.
-Únax, tú eres más experto que yo en esto-le tendió un bisturí-.
-¿Qué es lo qué vais a hacer?.
-Quitarte el chip de seguimiento que Alazar te ha puesto.
-Yo no veo nada.
-¿Recuerdas qué me alimento de energía?-dijo Rubén-.
-Sí.
-Puedo ver cualquier tipo, hasta la negativa. Es como un pequeño aura. Y puedo ver la que ese chip está emitiendo. Únax, por favor.
-No te dolerá, Haya. Confía en mí.
Confié en él y aunque noté una pequeña molestia al principio justo cuando rasgaba mi epidermis, después se vió aliviada. Como el primer día en que me había curado el tobillo milagrosamente. Sacó con unas pinzas algo diminuto, apenas perceptible. Me quedé pasmada. ¿Cómo es que aquel hombre había sido capaz de insertar eso dentro de mí?. Con apenas una caricia, la herida se curó y Rubén metió el microchip en un bote.
-¿Cómo pudo ser esto?.
-Él es experto en ello, estudió una carrera de nanotecnología al parecer. No entiendo mucho del tema pero, por lo que se ve, basta con tocarte para que entre dentro de tí. Otros dicen que nos comemos miles cada día en nuestro tazón de cereales. Me lo creo.
-¿Qué haréis con el chip?.
-Viajaré para llevarlo lejos-dijo Rubén-.
-¡Ni hablar!. No puedes ponerte en peligro por mi culpa.
-Y si lo haces, no te irás sin mí-afirmó mi madre-.
-Helen, debes de entrar en razón. Podría ser peligroso.
-No volveré a pasar por lo mismo que pasé hace años. Yo me voy contigo. Quieras o no.
Allí, mientras Rubén y mi madre discutían sobre lo seguro o no seguro de las cosas, me entró una nueva duda.
-Únax, ¿si pudiste venir desde Roma con Rubén viajando en el tiempo?. ¿Por qué no hacemos lo mismo ahora?.
-No es muy usual pero, a veces, suelen dejarse huellas, como los chemtrails que los aviones echan y dejan el cielo lleno de líneas. No suelen ser obvios para la vista humana pero si Alazar llega hasta aquí, podría rastrear nuestra huella y dar con nosotros. Dos creadores por el precio de uno.
Me estremecí de sólo pensar en ello, de imaginarme a Alazar acabando con ambos por pura codicia. No sabía las razones que lo movían para querer ser un creador pero me imaginaba que fuesen similares a las del arconte o incluso peores.
Llegamos al acuerdo de que el microchip sería facturado en una maleta rumbo a cualquier país lejos de España,y de que nosotros tres nos trasladaríamos de inmediato a Barcelona.
-¿No descubrirá nuestra relación, mamá?.
-Lo màs seguro es que llegue aquí y se vaya tan pronto vea que el microchip se mueve-afirmó Rubén-.
Nos despedimos rápido, lloré al despedir a mi madre pero me dió un mensaje tranquilizador que me evitó tener más miedos.
-No pasará mucho tiempo antes de que volvamos a vernos, Haya. No temas por nosotros pues no estamos en peligro. Tomes las decisiones que tomes, volveràs a Menorca con nosotros pero debes esconder bien el libro, no te separes de él. Te recomiendo que lo leas y te empapes bien de él. Memorízalo si hace falta.
-Tengo un largo viaje por delante-sonreí a medias-.
-Una cosa más, Haya.
-Dime, mamá.
-Cuida muy bien de Únax.
¿Cuidar de Únax?. ¡Por supuesto que lo haría! Pero, ¿acaso él no era más fuerte y más sabio que yo?.
A la tarde siguiente, llegamos al puerto de Barcelona. Teníamos un largo trecho por recorrer. Cruzaríamos España entera hasta Algeciras, allí otro ferry nos esperaba para llevarnos al país que había visto nacer a mi madre.
Suspiré al subirme al coche que Vincenzo nos ayudó a alquilar de modo poco legal sin dar nuestros datos. Al parecer, la mafia estaba en todos sitios.
-¿Preparada para empezar una nueva vida?.
-Supongo que sí.
-No tienes porque temer, Haya. Sabes que todo saldrà bien.
-¿Me llevarás a cenar en Chaouen?. ¿Me cortejarás como prometiste?.
-Claro que sí, Haya-sonrió-. Será ls cita màs bonita que nunca hayas tenido. Trataré de ganarme tu corazón.
Ya lo has hecho, Únax. Ya lo has hecho.
Después Vincenzo, arrancó el coche y nuestro viaje comenzó oficialmente.
Volvía a mis orígenes y esperaba que estos pudiesen ocultarnos de la mejor forma posible.
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Soy tu Oscuridad #4
RomanceEsta historia pertenece a una saga. Se recomienda leer en este orden. *Atrapada *Y entonces llegó ella *Más que hermanos *Soy tu oscuridad Muchos conocéis a mis abuelos, padres e incluso a mis bisabuelos pero esto va más allá del apellido Alfasi. Au...